22/12/2025 16:29
22/12/2025 16:29
22/12/2025 16:27
22/12/2025 16:24
22/12/2025 16:24
22/12/2025 16:24
22/12/2025 16:24
22/12/2025 16:20
22/12/2025 16:19
22/12/2025 16:18
» Diario Chaco
Fecha: 22/12/2025 11:41
Cada semana, en el comedor de una casa en Palermo, Buenos Aires, un grupo de jóvenes se reúne para construir futuro. No es una escena común de aula, sino el Club de Ciencias Cóndor, un espacio que Alejandro Rodríguez sostiene desde hace trece años con fondos propios y la convicción de que la educación puede cambiar vidas. Allí, estudiantes de contextos diversos trabajan, exploran y aprenden a pensar soluciones reales. Ese compromiso silencioso, forjado en jornadas largas fuera de las aulas tradicionales, ha llevado a Rodríguez a ser seleccionado como uno de los 50 finalistas del Global Teacher Prize 2026, uno de los reconocimientos más importantes para docentes en el mundo y dotado con un millón de dólares. La distinción, organizada por la Fundación Varkey junto a la UNESCO, busca visibilizar a profesores cuya labor trasciende los muros escolares. Este año únicamente dos argentinos llegaron hasta la instancia de los 50 finalisats de todo el mundo: Rodriguez y la maestra chaqueña Gloria Cisneros. Con más de 27 años de trayectoria, el docente que también se desempeña en la Escuela Técnica N°3 "María Sánchez de Thompson" ha acompañado a casi un centenar de estudiantes a desarrollar proyectos tecnológicos de alto impacto social. Sus talleres han dado vida a sistemas de remediación ambiental con hongos, biodigestores y dispositivos para detectar microorganismos en agua, entre otras innovaciones que no solo han ganado premios, sino que han sido compartidos en comunidades rurales. La historia de Rodríguez no comienza en las aulas, sino en una infancia marcada por la lucha y la superación. Nacido en 1969 en una familia de clase baja del conurbano bonaerense, vivió la experiencia de la vulnerabilidad al perder su hogar y trasladarse a una villa. Esas primeras vivencias, recuerda, moldearon su visión de la educación como herramienta de transformación y justicia social. En su recorrido educativo fue becado para estudiar en un colegio privado, enfrentó la distinción social que lo marcaba como diferente, un contraste que le enseñó sobre desigualdad y empatía. Más tarde, mientras trabajaba como ayudante de trabajos prácticos y estudiaba en la UBA, pedaleaba horas en bicicleta entre escuela y facultad. Como él mismo lo describió en una entrevista: "Aprendi que enseñar va más allá de los contenidos, es encender en cada estudiante la chispa de la curiosidad". El Club de Ciencias Cóndor, que funciona dentro del comedor de su casa familiar, es la concreción de esa filosofía. Allí, Rodríguez libra batallas cotidianas contra la falta de recursos, transformando materiales reciclados en oportunidades y desafíos concretos. Para él, cada proyecto, cada error y cada logro de sus estudiantes es un paso más hacia un futuro posible. La nominación como finalista del Global Teacher Prize pone en primer plano la labor de quienes enseñan con creatividad y compromiso, a menudo sin el respaldo institucional que merecen. En pocos días, la lista de candidatos se reducirá a diez y el ganador se revelará en febrero de 2026 en Dubái.
Ver noticia original
.gif)
Examedia © 2024
Desarrollado por