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» Mdzol
Fecha: 22/12/2025 11:28
El 22 de febrero de 2025, la tranquilidad de Ballesteros Sud, un pequeño pueblo rural de Córdoba de apenas 700 habitantes, se quebró para siempre. Eran cerca de las 15:30 cuando Lian Flores (3) fue visto por última vez. Mientras sus padres dormían la siesta, el niño desapareció sin dejar rastros, dando inicio a una búsqueda desesperada. La “zona cero” y la hipótesis que marcó la causa En las primeras horas, se activó el Programa Alerta Sofía y se solicitó cooperación internacional a través de Interpol. Cientos de efectivos policiales, bomberos y vecinos rastrillaron campos y caminos rurales para dar con el paradero del menor, con apoyo de drones, helicópteros y perros entrenados. Sin embargo, el resultado no fue el esperado. Los perros de búsqueda no marcaron huellas que indicaran que Lian había salido por sus propios medios. Para los investigadores, esa ausencia de señales fue determinante. La hipótesis de una pérdida accidental quedó descartada y comenzó a tomar fuerza que alguien se había llevado al niño. “Estoy seguro de que alguien se lo llevó” Esa certeza también es compartida por Elías Flores, papá de Lian, quien sostuvo desde el primer momento que su hijo no pudo haberse perdido solo. “No sabría decir quién se lo llevó, pero estoy seguro de que alguien se lo llevó. Yo pienso en varias personas, pero no sé quién fue”, afirmó, en diálogo con MDZ. A pesar del paso del tiempo y de la falta de avances concretos, Elías mantiene una hipótesis que lo sostiene en medio del dolor. “Mi hipótesis es que mi hijo está vivo, pero no sé quién lo tiene. No tengo pruebas para decirlo”, expresó. Las pistas que se diluyeron con el tiempo A lo largo de 2025, el caso avanzó sobre distintas líneas de investigación. Una de las principales fue el testimonio de vecinos que aseguraron haber visto una camioneta Toyota Hilux blanca con vidrios polarizados circulando de manera sospechosa por la zona rural en el horario de la desaparición. Esa pista fue considerada clave por los investigadores. Sin embargo, pese al análisis de las cámaras de seguridad, el vehículo nunca pudo ser identificado, convirtiéndose en uno de los grandes interrogantes del expediente. Otra línea de investigación apuntó al entorno familiar. La familia de Lian pertenece a la comunidad boliviana dedicada a la fabricación de ladrillos. La Justicia investigó la posibilidad de un conflicto previo o un ajuste de cuentas, aunque hasta el momento no surgieron pruebas firmes que sostengan esa hipótesis. Elías denunció que, tras la desaparición, comenzaron a circular rumores que lo señalaban injustamente. “Antes recibía habladurías de otras personas que viven en este lugar. Andaban hablando cosas de mí”, relató. Un expediente estancado En septiembre de 2025, la causa sufrió un fuerte revés con la renuncia de la fiscal Isabel Reyna, quien llevaba adelante las tareas de campo en la investigación. Desde entonces, no se registraron avances significativos. Elías reconoce que la causa sigue en pie, aunque admite que muchas decisiones se le escapan. “La investigación sigue, pero no lo sé bien. El doctor Nayi sabe mucho más que yo”, explicó. Consultado sobre el operativo inicial, fue claro al señalar que el despliegue existió, pero sin resultados: “Sí, la búsqueda se hizo a tiempo y con los recursos, pero el problema es que no hay resultados ni respuestas”. El dolor cotidiano y una esperanza que resiste La desaparición de Lian transformó por completo la vida de su familia. “La vida diaria es muy preocupante y muy dolorosa. No pueden imaginarse los dolores que pasamos todos los días pensando en Lian”, confesó su padre. Con el correr de los meses, Elías señaló que también se fue diluyendo el acompañamiento de la sociedad. “El apoyo del pueblo en los primeros meses había, pero ahora no hay más. Ya no hay gente que nos hable. Solo la patrulla rural nos visita una vez por semana”, señaló. Hoy, la familia deposita sus expectativas en el nuevo equipo de abogados que los representa. “La esperanza es el nuevo estudio jurídico, que siempre nos habló de investigar hasta las últimas consecuencias”, concluyó Elías. Una herida abierta que llega a 2026 A diez meses de la desaparición, no hay rastros, ni pistas certeras sobre el paradero de Lian. Se mantiene vigente una recompensa total de 20 millones de pesos, ofrecida por el Gobierno de Córdoba y el Ministerio de Seguridad de la Nación, y continúan activas alertas internacionales ante la posibilidad de que el niño haya sido trasladado fuera de la provincia. Sin avances concretos y con una causa que permanece estancada, la pregunta que atraviesa a la familia y a toda una comunidad sigue siendo la misma desde aquel 22 de febrero: ¿qué pasó con Lian?.
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