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Parana » AIM Digital
Fecha: 22/12/2025 08:44
Organizaciones sociales y ambientales de Paysandú encendieron alertas por el memorando de entendimiento que habilita avanzar en la instalación de una planta de combustibles sintéticos de la empresa HIF en la costa uruguaya del Río Uruguay, frente a la ciudad entrerriana de Colón. Desde el Movimiento Sanducero de Participación Ciudadana Firmá por el Río sostuvieron que el proyecto “constituye un altísimo riesgo” y que sus impactos podrían extenderse a territorio argentino. Un proceso ambiental aún inconcluso El colectivo recordó que la Viabilidad Ambiental de Localización otorgada por el Ministerio de Ambiente para los padrones 11.950 y 11.951 representa solo el primer paso del trámite. Para avanzar, la empresa deberá presentar el proyecto definitivo y el Estudio de Impacto Ambiental, y luego obtener la Autorización Ambiental Previa al inicio de obras y la Autorización Ambiental de Operación para comenzar a producir. Además, cuestionaron que el anuncio oficial confirme la instalación en el departamento de Paysandú sin precisar la localización concreta. Ubicación sensible y afectación directa Según el pronunciamiento, los padrones propuestos se ubican sobre la costa del río, a escasa distancia de áreas integradas al Área Protegida Islas del Queguay, lo que convierte al emplazamiento en “inadecuado”. La instalación implicaría la tala de unas 33 hectáreas de bosque autóctono y la construcción de infraestructura asociada —carreteras para tránsito pesado, colectores de desechos industriales, líneas eléctricas de media y alta tensión y ductos para transporte de CO? y productos— con impacto en un territorio de alto valor ambiental. El anteproyecto prevé además una toma de agua sobre la costa del río, dentro del área protegida, y la construcción de un puerto para barcazas destinado al traslado de piezas de gran porte, lo que incrementa la presión sobre el ecosistema fluvial. Impactos acumulativos y alcance regional Los ambientalistas advirtieron que los impactos mecánicos, químicos, visuales, térmicos y sonoros —de carácter acumulativo— afectarían la atmósfera, los suelos, la vegetación y la fauna terrestre y fluvial. Sostienen que las consecuencias podrían extenderse varios kilómetros, incluso hacia la provincia de Entre Ríos, durante las fases de construcción, operación y eventual desmantelamiento de la planta. También cuestionaron la eficacia de las medidas de mitigación propuestas. En ese marco, subrayaron que la planta, por los materiales que utiliza y produce, es una infraestructura de alto riesgo, susceptible de incendios, explosiones y vertidos contaminantes con potencial propagación al bosque y al río. Pedido de participación y rechazo local El movimiento anunció que continuará la recolección de firmas para incorporar los padrones a los límites del área protegida y otorgarles carácter de reserva natural departamental, con el objetivo de inhabilitar emprendimientos industriales en la zona. Reclamaron información adecuada y mecanismos reales de participación, y criticaron los encuentros promovidos por la empresa por considerarlos instancias propagandísticas, así como la insuficiencia de audiencias públicas no vinculantes. En la misma línea, la municipalidad de Colón repudió la firma del memorándum por tratarse de una decisión unilateral que —señaló— vulnera los canales de diálogo y excluye a las comunidades ribereñas. El municipio afirmó que la iniciativa afecta directamente al Río Uruguay como sustento de vida, compromete ecosistemas compartidos y desconoce el derecho de los pueblos a participar en decisiones que impactan sobre su territorio. “La defensa del río es una causa común, sin fronteras”, remarcaron.
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