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» Clarin
Fecha: 21/12/2025 23:31
“El fascismo avanza, jamás le daré la mano a un nazi y a un hijo de nazi, tampoco; son la muerte en ser humano. Triste que Pinochet tuvo que imponerse a la fuerza, pero más triste ahora es que los pueblos elijan su Pinochet: elegidos o no, son hijos de Hitler y Hitler mata a los pueblos”. Con este posteo en su cuenta de X, el izquierdista presidente de Colombia Gustavo Petro se pronunció sobre la victoria del candidato derechista José Antonio Kast en el balotaje chileno el pasado domingo 14. Sin prueba que lo respaldara, llamó además a “cuidar la tumba de Neruda”, como si el flamante mandatario electo hubiera amenazado en algún momento la conservación de la sepultura del poeta en su casa de Isla Negra. Desde el lado chileno, la respuesta no se hizo esperar: una nota de protesta ante el embajador de Colombia manifestaba “molestia por los inaceptables dichos del presidente de Colombia respecto de la elección presidencial”, agregando que “sus declaraciones constituyen una falta de respeto y una intromisión impropia en asuntos de política interna”, que “no sólo denuestan al presidente electo (José Antonio Kast) sino a la decisión soberana del pueblo de Chile y la solidez democrática de las instituciones”. Si algún desprevenido cree que la nota surgió desde el Partido Republicano de Kast, se equivoca de principio a fin: fue por precisa orden del presidente chileno Gabriel Boric- en las antípodas ideológicas de Kast- quien instruyó al ministro de Relaciones Exteriores para que hiciera llegar la protesta al gobierno colombiano. Casi inconcebible desde este lado de la cordillera, esta rotunda muestra de civismo estuvo lejos de ser la única. Siguiendo una tradición en la vida democrática chilena, Boric invitó a Kast a un encuentro el lunes, horas después de su arrasador triunfo en las urnas. Ya el domingo, el presidente felicitó telefónicamente al vencedor y selló el encuentro del día siguiente en el Palacio de la Moneda para empezar la transición. “Hemos estado en las antípodas durante gran parte de nuestra carrera política, sin embargo nos une Chile y somos parte del mismo destino de la nación”, afirmó Boric. La candidata oficialista derrotada, la comunista Jeannettte Jara, no sólo llamó a Kast la noche de la derrota sino que se acercó a saludarlo en persona en el comando de campaña. “La democracia habló fuerte y claro. Nuestra democracia se fortalece cuando respetamos la voluntad ciudadana”, dijo Jara. Para la política vernácula todo lo antedicho parece ciencia ficción. Para los uruguayos no; la convivencia democrática es una de sus costumbres más arraigadas. Queda en el recuerdo la conmovedora despedida de los ex presidentes Julio María Sanguinetti y José “Pepe” Mujica, el día en que ambos dejaron sus bancas en el Senado, prodigándose mutuos elogios, más allá de las diferencias ideológicas que siempre mantuvieron. También es para atesorar la imagen de una tarde de elecciones en que dos numerosos grupos rivales, uno del Partido Colorado y otro del Blanco, se cruzaron en la rambla de Montevideo y lejos de agredirse, cantaron juntos el himno nacional. O la foto, en cada asunción presidencial, del resto de ex mandatarios saludando la democracia. Días atrás, sin ir más lejos, el dos veces ex presidente Sanguinetti adelantó su festejo de cumpleaños (el 6 de enero llegará a los 90) y en la celebración coincidieron, entre risas y abrazos, los ex mandatarios Luis Alberto Lacalle y su hijo Luis Lacalle Pou; el actual, Yamandú Orsi, acérrimo opositor de Sanguinetti en sus dos gobiernos, y representantes de todas las fuerzas políticas. “Acá estamos como viejos luchadores”, dijo el homenajeado. La actual vice lo resaltó en X : “En nuestro país la convivencia democrática, el respeto y el diálogo son rasgos profundos de nuestra cultura política”. Ahí tenemos los argentinos un deseo para colgar del arbolito esta Navidad. Sobre la firma Newsletter Clarín
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