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» Los Primeros
Fecha: 21/12/2025 23:20
Walter “Petiso David” Lobos recibió la noticia de su caída en una cama de sanatorio. Mientras se recuperaba de una compleja cadena de intervenciones —quirúrgica renal, bypass gástrico y una afección cardíaca—, los efectivos le notificaron que su libertad llegaba a su fin. Esta vez, la investigación no solo apuntaba a su histórico vínculo con el narcotráfico, sino a una estructura de lavado de activos que involucra a gran parte de su círculo familiar. Desde su defensa, ejercida por Augusto Avellaneda, aseguran que la acusación es "una locura" y señalan que las pruebas actuales fueron "plantadas" por policías que hoy están detenidos. Sin embargo, el archivo judicial cuenta una historia mucho más extensa y detallada. Un rompecabezas de 13 años y cuatro provincias La investigación del fiscal Agustín Chit y la auxiliar Julia Vitar logró algo que parecía imposible: unir los puntos de una trayectoria delictiva que se ramificó por el NOA y el centro del país. Salta (2012): la primera señal de alerta. Un detenido en Orán lo señaló como el comprador de cargamentos de cocaína que luego se distribuían en Tucumán y Córdoba. Orán (2015-2017): se acumularon tres causas en su contra. Se lo vinculó al transporte de siete kilos de cocaína y, mediante escuchas telefónicas, se identificó a sus proveedores y hasta discusiones domésticas donde su ex pareja, Valeria Linch, le recriminaba vivir de "plata narco". Córdoba (2015): fue señalado como el presunto líder de una organización dedicada a la venta de drogas, utilizando a su ex pareja como "valijera" para el traslado de las sustancias. Tucumán (2020-2025): en 2020 fue vinculado a una red de narcomenudeo en el clan Tagles. Recién el 2 de octubre pasado, la Justicia logró secuestrar droga en su domicilio, lo que derivó en su actual prisión preventiva. ¿Por qué nunca fue procesado? El informe de la fiscalía revela una falla estructural en el sistema: la desconexión jurisdiccional. Al fiscal Chit le tomó un año entero reunir la información que dormía fragmentada en distintos juzgados del país. "No hay entrecruzamiento de datos y existe una desconfianza histórica entre las propias fuerzas federales", explicó un investigador. A esto se suma la sombra de la corrupción judicial en Orán. Las fechas en las que las causas contra Lobos se estancaron coinciden con la gestión del exjuez federal Raúl Reynoso (condenado a 13 años por favorecer narcos) y el recientemente procesado exfiscal José Luis Bruno. El factor político y el empleo estatal La lupa también se posó sobre el patrimonio y los vínculos de la familia Lobos. Según el expediente, tanto la esposa de "Petiso David", Sofía Pampone Míguez, como su hija, Giselle Lobos, figuraban como empleadas estatales, con sospechas de haber sido designadas en la Legislatura. Ante este escenario, el gobernador Osvaldo Jaldo fue tajante: "Toda persona involucrada en este tipo de casos será dada de baja". Hoy, mientras Lobos espera su traslado al penal de Benjamín Paz, la Justicia intenta determinar si su impunidad fue fruto de la ineficiencia burocrática o de una protección política que duró más de una década. /La Gaceta
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