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  • Los desafíos del 2026 y la Argentina que viene

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/12/2025 04:48

    Fachada del Ministerio de Economía (REUTERS/Agustin Marcarian) El año 2025 cierra con una cantidad muy importante de hechos sobre la macro Argentina, y si hay una característica común que cruzó todo el año, es la volatilidad que impactó sobre algunas variables económicas, como por ejemplo la tasa de interés y el tipo de cambio, entre otras. El 2026 tiene por delante una serie de desafíos muy importantes, incluso podríamos pensarlo como una etapa donde la economía puede tomar dos direcciones muy opuestas. El primer desafío es sostener los logros desde el inicio de la gestión. Comenzando por el equilibrio fiscal, donde la gran mayoría de los meses el Gobierno presentó no solo superávit primario sino también financiero. En este sentido, no solo con las declaraciones actuales, sino con hechos concretos desde el inicio de la gestión, es una definición innegociable, para un país como la Argentina es absolutamente meritorio este cambio de paradigma. Entendemos que en este sentido todas las medidas que se tomen no pondrán en riesgo el equilibrio fiscal como base estructural de la política económica. La madre de las batallas, “la lucha contra la inflación”, que presentó un proceso de desinflación mostrando un sendero sostenido en este sentido. Es un logro muy importante, sin duda alguna. Mencionamos como la “madre de las batallas” pues significó el eje central sobre el cual las medidas económicas fueron tomando forma, con los beneficios y costos asociados. No obstante, en los meses de septiembre, octubre y noviembre la caída interanual se mantuvo casi estable en un rango de 31,40 % a un 31,70 %. El proceso de desinflación comienza a mostrar algunos signos de resistencia a la baja, el Gobierno debería tomar nota en ese sentido. El primer desafío es sostener los logros desde el inicio de la gestión La desregulación de la economía con un Estado menos involucrado en los mercados, con más libertad y menos regulaciones es sin duda un proceso positivo, lento y sobre todo debe ser constante en el tiempo para poder consolidar el mismo. El Gobierno tuvo importantes logros en materia de desregulaciones, y ahora la reforma laboral plantea un importante paso sobre la flexibilización del mercado laboral, la baja de los costos laborales y las posibilidades de mejorar el nivel de empleo y la calidad de este. Es menester bajar los costos laborales para que las empresas argentinas puedan ser más competitivas además de lograr mayor empleabilidad. Es una batalla difícil, porque también pesan factores culturales muy arraigados en la sociedad argentina, como todo proceso de cambio profundo genera miedos e incertidumbre en muchos casos del lado de la oferta laboral, no obstante, la evidencia demuestra que los mercados más flexibles son los que mejor se adaptan a los cambios de la economía para procesos de crecimiento como recesivos. Por otro lado, están las variables que el Gobierno, por medio de su política económica, no logró alcanzar satisfactoriamente desde nuestra perspectiva y son claves para consolidar un 2026 de estabilidad y crecimiento. En primera instancia, la falta de acumulación de reservas internacionales. Algunas estimaciones indican que el 2025 podría terminar con reservas netas en el terreno negativo, aproximadamente en –16.000 millones de dólares. Si el Tesoro de Estados Unidos no prestaba su ayuda y su intervención directa en el mercado de cambios, el gobierno no habría sostenido la cotización del dólar en el techo de la banda. Lejos de ser un logro el apoyo americano, es un fracaso para la política cambiaria argentina, que debe ser resuelto durante el 2026. El atraso artificial del tipo de cambio no es sostenible, y en algún momento la economía lo cobra. Antes de llegar nuevamente a una situación extrema, el gobierno deberá sostener por medio de un programa creíble la compra de dólares para hacer frente a un proceso de estabilidad macro. No es posible sostener la economía sin tener reservas sólidas, aunque inclusive implique relajar en alguna medida el proceso de desinflación. El atraso cambiario, entre otras cosas, subsidia artificialmente a las importaciones y castiga a los bienes/servicios exportables. Los índices de morosidad tanto de empresas como de consumidores presentan signos de marcado deterioro El segundo punto sobre los pendientes está enfocado sobre el nivel de actividad. En economía nada es gratis, aunque lo parezca. La suba abrupta de la tasa de interés para sostener en forma artificial la cotización del dólar, sobre todo en los meses previos a las elecciones de octubre, está impactando negativamente sobre la actividad, el consumo y la producción. Los indicadores de la CAME que mide las ventas de las pequeñas y medianas empresas, el índice Construya que mide la venta de materiales de construcción, el IPI manufacturero, entre otros indicadores, muestran signos de caídas en sus variaciones mensuales ajustadas por estacionalidad. Los índices de morosidad tanto de empresas como de consumidores presentan signos de marcado deterioro. Es clave durante el 2026 recuperar el nivel de actividad real. Un programa de remonetización, sumado a sostener en forma estable la baja en la tasa de interés que generó el gobierno posterior a las elecciones, debería reflejar efectos positivos, a partir de marzo, pues los efectos de las variables monetarias tienen un rezago aproximado de seis meses. El año 2026 posiblemente será un año para que el gobierno apuntale el nivel de actividad, acumule reservas, relaje el apriete monetario y tenga que tolerar un proceso de desinflación más lento en el tiempo y avance en las reformas estructurales pendientes como la laboral y la impositiva. El desafío no es menor, no obstante, vale la pena intentar transitar este sendero. El autor es economista, director de Authentica Consulting

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