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Concordia » Saltograndeextra
Fecha: 19/12/2025 17:14
El proyecto de Presupuesto 2026 propone institucionalizar el ajuste iniciado en 2024 con un recorte histórico del gasto público. Educación, vivienda, agua y políticas sociales aparecen entre los sectores más golpeados, mientras crece la preocupación por un “déficit cero” que especialistas consideran ficticio y por proyecciones macroeconómicas que ya quedaron atrás de la realidad. El Proyecto de Presupuesto 2026 se presenta como la herramienta clave para profundizar el modelo de Estado de mínima capacidad operativa iniciado en 2024. Según los análisis consultados por Salto Grande Extra, la propuesta implica una caída real del 24,2% del gasto total de la Administración Pública Nacional en comparación con 2023, el último presupuesto aprobado por el Congreso. Sin embargo, los recortes no impactan de manera uniforme. Golpean con particular dureza áreas sensibles de la vida social y económica del país. Sectores en emergencia: los recortes más severos Los datos muestran una reducción dramática en políticas públicas esenciales: – Vivienda y urbanismo: recorte del 98,1% – Agua potable y alcantarillado: caída del 86,5% – Promoción y asistencia social: reducción del 71,5% – Educación y Cultura: baja del 45,3% en términos reales frente a 2023 Si se excluyen las universidades, el impacto es todavía mayor: los programas de la Secretaría de Educación caen un 70,1% y desaparecen iniciativas como Conectar Igualdad y planes de infraestructura escolar. El ajuste no solo recorta presupuesto, también desarma capacidades del Estado. Déficit cero: ¿equilibrio real o contabilidad creativa? El Gobierno proyecta para 2026 un superávit primario del 1,2% del PBI y equilibrio financiero. Sin embargo, especialistas advierten que ese equilibrio es “aparente”. La capitalización de intereses de deuda en pesos permite no computarlos en el déficit actual. Si se aplicaran los criterios del Fondo Monetario Internacional, el resultado sería un déficit de más de 2 puntos del PBI. A esto se suma una amenaza adicional: la recaudación cae por estancamiento económico y baja de impuestos a sectores de mayores ingresos, lo que obligaría a recortes aún más duros para sostener el “objetivo fiscal”. Proyecciones oficiales que ya quedaron viejas Las estimaciones del Presupuesto chocan de frente con el escenario real: – Inflación proyectada: 10,1% para 2026 (alejada de la dinámica actual) – Dólar estimado: $1.423 para diciembre de 2026 (ya superado) – Crecimiento previsto: 5,0% del PBI, pese a la recesión, caída salarial y retracción del consumo Para los analistas, el optimismo del Gobierno luce desconectado de los indicadores económicos presentes. Estado chico, inteligencia grande: dónde crece el gasto Mientras organismos clave pierden personal y funciones, como la Secretaría de Niñez o incluso la disolución de instituciones como el Instituto Nacional del Cáncer, otras áreas aparecen fortalecidas. El Ministerio de Desregulación incrementa sus gastos de personal 45,7%, y la Secretaría de Inteligencia, un 18,6%. El modelo muestra dónde el Estado decide retirarse y dónde decide concentrar poder. La amenaza de la deuda externa El presupuesto tampoco despeja el horizonte financiero internacional. En 2026, la deuda externa pública enfrenta vencimientos por 35.597 millones de dólares, mientras las reservas netas permanecerían en torno a –15.000 millones y el déficit comercial podría alcanzar 5.752 millones. El margen de maniobra, señalan especialistas, es mínimo. Una metáfora que explica el rumbo Si una familia deja de pagar educación, salud y mantenimiento de su hogar para mostrar un saldo bancario en cero, puede aparentar “orden financiero”, pero compromete su futuro. Algo similar parece sugerir este presupuesto: equilibrio fiscal a cambio de deterioro social y pérdida de capacidades estratégicas del Estado.
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