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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 19/12/2025 12:31
Wanda nara no oculta a Martín Migueles, que en estos momentos funciona como un refugio en medio de las novedades judiciales La imagen lo dice todo antes de que puedan ordenarse las palabras: en una habitación oscura, solo iluminada por la tenue claridad que entra desde el ventanal, Martín Migueles aparece semidesnudo sobre una cama. El plano, en blanco y negro, atrapa los detalles: su torso sin ropa sobresale de entre las sábanas blancas, el logo de la ropa interior asoma en letras claras, su brazo derecho reposa sobre la sábana arrugada y el izquierdo queda oculto. Aparece dormido o al menos en medio de una calma muda, de costado y con el rostro hacia la ventana. A través de los vidrios —grandes, imponentes— el ojo capta la geometría irregular de la ciudad por la noche. En el fondo, dominante y reconocible, las luces del estadio Monumental de River Plate dibujan una suerte de horizonte deportivo. Esa misma noche, la banda Airbag ofrecía su show allí, y Wanda Nara condensa el instante en la frase sobria superpuesta en la historia de Instagram: “Airbag y un corazón rojo”. A pesar del blanco y negro, el emoji rojo no pierde su potencia emocional; es un mensaje dirigido, un resplandor de afecto en medio del temporal. En este caso no se ven relojes ni teléfonos. Todo lo exterior está afuera, ausente. Lo único cierto, en ese instante, es la soledad de la pareja y la promesa no escrita: este espacio es, aunque por unas horas, territorio lejos del ruido. La imagen de Martín Migueles compartids por Wanda Nara en las últimas horas El trasfondo de la postal esconde el drama: ese mismo día, a pocos kilómetros de esa habitación con vista panorámica, la vida personal de Wanda se vio sacudida por una decisión judicial que cambiaría el curso de sus días y los de sus hijas. Mientras la empresaria estaba en el canal, vestida ya para otra jornada de grabaciones en MasterChef Celebrity (Telefe), recibió la notificación: el juez a cargo de la causa aceptó el pedido de las abogadas del delantero Mauro Icardi para que pase Navidad con sus hijas, regresando a Turquía el 27 de diciembre para reincorporarse al Galatasaray. La noticia, difundida por El diario de Mariana (América), no fue un revés menor: “Wanda tenía programa y se enteró de la noticia. Canceló todo. Estaba en el canal y frenó las grabaciones de MasterChef”. El relato es claro, punzante: el impacto fue inmediato, un “ataque de llanto” la venció allí mismo, tras escuchar que las fiestas tendrían otra vez a la justicia como árbitro principal. La reacción de Wanda Nara a la decisión del juez de que sus hijas pasen Navidad con Mauro Icardi Elba Marcovecchio, representante legal de Icardi, había presentado un escrito ante la justicia argentina solicitando que las hijas del futbolista y Wanda —esas niñas que también aparecen silenciadas en las imágenes— permanezcan con él entre el 22 y el 27 de diciembre de 2025, y que al concluir ese plazo regrese a sus compromisos en Turquía. El argumento es simbólico, pero efectivo: la fiesta de Navidad es objeto de disputa, un campo sensible y mediático que ya tuvo otros episodios judiciales y sociales. El escrito, al que accedió Teleshow, se apoya en una autorización formal del club Galatasaray, empleador de Icardi: “Viajará a Buenos Aires el 21 de diciembre y tendrá que reincorporarse el 27”, precisa el pedido. Los horarios no dejan lugar para interpretaciones: las niñas tienen que retirarse del domicilio materno el 22 a las 11:00 y ser restituidas al mismo domicilio el 27, también a las 11:00, todo bajo el marco de anteriores resoluciones judiciales. El silencio de Wanda Nara en redes fue voluntario, ensordecedor. Ni una palabra sobre el conflicto, ni una alusión a la batalla legal. Pero la historia —la imagen íntima, la frase “Airbag + corazón rojo”— se lee sin esfuerzo: el dolor busca consuelo en un cuerpo amado, el desborde emocional se repara, aunque sea por unas horas, en la complicidad nocturna y en la mirada de quien está al lado. El Monumental repleto, la música de Airbag afuera, la justicia rondando: así transcurrió la noche de la empresaria, atrapada entre la sentencia de un juez y el único refugio posible, el de un abrazo que calme el dolor.
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