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» Diario Cordoba
Fecha: 19/12/2025 08:24
El treparriscos es una especie muy ligada a las montañas y difícil de observar, de vuelo ondulado y espasmódico como el de una enorme mariposa. Está catalogada como especie Casi Amenazada según el Libro Rojo de las Aves de España. El cambio climático y la alteración de sus hábitats son sus principales amenazas. Hoy, hay menos de 1.800 ejemplares reproductores en todo el país, una cifra que podría reducirse aún más si no se adoptan medidas para conservar su entorno. El treparriscos es un claro ejemplo de la fragilidad de las aves de alta montaña ante el cambio climático. Se trata de una especie altamente especializada, cuyo ciclo vital depende de condiciones muy precisas de temperatura, nieve y régimen de precipitaciones. La alteración de estos factores está provocando una pérdida progresiva de hábitat adecuado, tanto en calidad como en extensión, alerta la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife). Han de mudarse a cotas más elevadas Dado el constante aumento de temperaturas, el aislamiento y la fragmentación de sus poblaciones, los espacios óptimos para la especie se reducen y eso la obliga a mudarse hacia cotas más elevadas. Todo ello hace prever un descenso tanto de su área de distribución como de su tamaño poblacional, una tendencia que comparten muchas otras especies ligadas a los ecosistemas de montaña. Aspecto del treparriscos en vuelo / Alexander Hagge/Shutterstock Las montañas desempeñan un papel esencial en la conservación de la biodiversidad. Aunque ocupan únicamente el 25 % de la superficie terrestre, concentran el 87 % de las especies de vertebrados y cerca del 4 % de las plantas con flores, incluyendo numerosos animales y plantas endémicos que no existen en ningún otro lugar del planeta. En este contexto, especies como el treparriscos actúan como verdaderas aves centinela de los ecosistemas de montaña, ya que su presencia y estado de conservación reflejan la salud de estos enclaves singulares, de enorme valor ecológico como refugio de biodiversidad. La especie vive en primavera en zonas de elevada altura de los Pirineos y la cordillera Cantábrica y es entonces cuando se halla en plena época de reproducción. Mientras, en el invierno, es habitual ver al treparriscos en enclaves de menor altitud y más al sur, en roquedos, paredes, y zonas rocosas en general; incluso se le puede encontrar en estructuras humanas, como edificios históricos o presas en grandes embalses. Durante el 2025, se han recogido citas de treparriscos en el sistema Central, sistema Ibérico, e incluso en las provincias de Alicante, Cuenca, o en otras zonas tan al sur como la Sierra de Aracena, en Huelva. Un especialista de las alturas El treparriscos está adaptado a condiciones muy concretas de temperatura y humedad. Vive en zonas frías, rocosas y poco accesibles, lo que lo convierte en una especie altamente especializada. Cualquier cambio en su entorno, como el aumento de las temperaturas o la disminución de las precipitaciones, puede reducir drásticamente el espacio donde puede vivir y reproducirse. Ejemplar de treparriscos / Daniel Dunca/Shutterstock Se trata de un ave insectívora, que consume todo tipo de pequeños invertebrados que captura en las paredes rocosas o en huecos, fisuras y repisas con algo de vegetación. Ocasionalmente, también se alimenta sobre la corteza de algún árbol o entre los matorrales. En España, su población está fragmentada entre los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, con tan solo entre 1.200 y 1.800 individuos reproductores. Nuestro país marca el límite occidental de su distribución. Esta especie, por su preocupante evolución e importancia ecológica, fue elegida Ave del Año 2025 por SEO/BirdLife. Esta distinción “es una llamada de atención para repensar sobre el uso y disfrute de estos espacios naturales. Porque conservar la biodiversidad no es solo salvar especies, es también preservar el equilibrio del planeta”, recuerdan desde esta entidad, que ha desarrollado varias actividades a lo largo del año centradas en el treparriscos.
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