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  • Piratas y filibusteros con trajes de la Democracia

    Concordia » Diario Junio

    Fecha: 19/12/2025 05:19

    Pasarán siglos en el reloj de la Historia, pero, aunque variando los métodos, la piratería, el saqueo y el robo descarado entre las naciones más poderosas y aquellas que aparecen como más vulnerables configuran el mismo acto de rapiña sin pudor, impulsado por la codicia de supuestos líderes que representan la explotación en su máxima expresión. Cuando en 1580 el pirata Henry Drake asaltó un galeón español que retornaba de América, colmado de un cargamento de oro, plata y otros objetos, no imaginaría nunca que la Reina Madre británica le agradecería que, gracias a esa “conquista”, el naciente Imperio Británico pudiera saldar sus deudas y financiar sus expediciones coloniales, que durarían siglos de dominación y explotación. Salvando los siglos de historia, los imperios y las naciones en decadencia buscan, por métodos violentos, a través de guerras prefabricadas con motivos inexistentes, saqueos en lo que se dio en llamar la “política de la cañonera”. Pero ahora, en pleno siglo XXI, les ha surgido a los nuevos piratas un contrincante mucho más peligroso y agresivo, ya no para obtener fortunas en las aguas del Caribe, sino con el afán de adueñarse de todos los recursos naturales y de biodiversidad que poseen las naciones de Latinoamérica, en el intento de reflotar la antigua doctrina anexionista de James Monroe de 1823: “América será para EE.UU.”. Yo me pregunto siempre de dónde viene la legitimidad jurídica que justifique tamaña insolencia política, jamás aprobada por ninguna institucionalidad universal. Lo que demuestra que tanto las sanciones ilegales propinadas a los países que no se subordinen a su voluntad carecen de toda validez para el supuesto “orden internacional” tantas veces mencionado. Otra de las formas de tratar de someter tanto a Venezuela como a otros países, como Irán, es la de ofrecer recompensas por las “cabezas” de los líderes, como reforzando la idea de que son verdad las estigmatizaciones de “terroristas”, narcotraficantes, amenaza para la seguridad nacional y toda la narrativa de la que son capaces de inventar. Por ejemplo, EE.UU. trata a Maduro de ser el jefe de un cartel de la droga, Los Soles, cuando ese cartel fue creado por la CIA para desestabilizar a Venezuela. O también cuando el mismo Donald Trump ofreció una recompensa al jefe terrorista del ISIS, Al Golani, la suma de U$S 10 millones de dólares por acción terrorista en Oriente Medio, con antecedentes de haber decapitado a seres humanos, y que finalmente toma el poder en Siria, ayudado por Israel, y ahora cambió su traje de guerrillero y es recibido en la Casa Blanca por el mismo Trump, porque el jefe en cuestión se hizo fuerte y es un buen socio para atacar a Irán. Lo que revela que Trump no es confiable bajo ningún punto de vista. Y no solo eso: se proclama como el summum del combate contra el narcotráfico, cuando deja en libertad a Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, condenado por la misma justicia de EE.UU. a 45 años de prisión nada menos, en una actitud insólita. Ya que The New York Times publicó que Hernández se jactó de “que iban a meter la droga en las narices de los gringos” y aceptó millones de dólares del Chapo Guzmán para permitir que la droga pase por Honduras. Pero resulta que hay una isla pequeña en el Caribe que opera como guarida fiscal y ahí está la fortuna de Hernández, y como donde hay dinero, Trump —que es como los tiburones, huelen sangre— ha hecho, a través de un indulto presidencial, una forma de incrementar su fortuna personal. Lo que demuestra que no es la lucha contra las drogas lo que mueve a Trump a movilizar, desde agosto, a gran parte de la flota naval para extorsionar a Venezuela, que no se va a rendir porque ahora ha hecho alianza nada menos que con Rusia, que le ha provisto de todo tipo de armamento sofisticado que podría, en menos de una hora, hundir al portaaviones Gerald Ford, y con China, que ha aportado las últimas novedades en materia de arsenal defensivo, en materia de radares conectados por satélites que determinan con exactitud los objetivos enemigos. Es por esta razón que el Pentágono aconsejó al gobierno de EE.UU. que una invasión a Venezuela sería muy “costosa” para EE.UU. Además, Donald Trump no puede erigirse por encima de la Constitución y de la ley, aunque proclame que está por encima de ellas absurdamente. Se ha acogido a la Quinta Enmienda para no declarar en diferentes acusaciones. Trump ha sido condenado 34 veces por delitos graves y se le ha acusado en 91 cargos criminales. En su expediente aparecen 26 acusaciones sexuales, y en muchas oportunidades se ha declarado en bancarrota, y se le atribuyen cinco exenciones del servicio militar. Asimismo, acumula dos juicios políticos durante su período anterior, una universidad falsa clausurada. Además, pagó U$S 25 millones de dólares en un acuerdo por fraude, 5 millones de dólares por un veredicto de abuso sexual y U$S 400 millones de dólares en otra sentencia por fraude. Sus compinches en la cruzada contra Venezuela y el Caribe, incluyendo a Colombia, Nicaragua y Cuba, son los “halcones”: Marco Rubio, hijo y nieto de refugiados cubanos expulsados por el castrismo; el otro es Pete Hegseth. La posición de este individuo puede sostenerse a cambio de un creciente desprestigio de la administración Trump. Se supo que el que mandó a matar a los lancheros, en número de 84 muertos, fue el secretario de Guerra Pete Hegseth, quien ordenó al almirante Frank Bradley llevar a cabo estos ataques infames sin la certeza de quiénes eran, y matando a los sobrevivientes, contrariando las órdenes del almirante Housley, que había ordenado rescatar a los que quedaban nadando vivos. Por esta razón, Housley discutió con Trump y le espetó que no era digno su proceder como presidente. Sabía que esa rebelión le costaría el puesto, pero prefirió irse tras una larga carrera con dignidad. El secretario de Guerra Pete Hegseth es conocido por su pulsión homicida y es un “fundamentalista religioso nacionalista”, que tiene tatuado en el pecho “Vok Deu” y en el brazo un símbolo germánico. ¿Comprenden ahora el porqué de la decadencia del “Imperio Americano” que se viene observando desde hace tres décadas? Fuente: con información de Rebelión

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