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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/12/2025 20:35
El país del año 2025 según The Economist: ¿qué país mejoró más este año? (REUTERS/Amr Abdallah Dalsh//Foto de archivo) Cada Navidad, The Economist nombra su país del año. No el más feliz —ese casi siempre sería un país escandinavo, lo que haría el concurso aburrido y predecible—. Tampoco el más influyente —ese sería siempre una superpotencia—. Lo que intentamos identificar es el país que más ha mejorado, ya sea económica, política o socialmente, o en cualquier otro aspecto que realmente importe. El año fue turbulento: el presidente Donald Trump alteró el comercio mundial y conflictos horribles dejaron cicatrices en lugares como Gaza y Sudán. Sin embargo, varios países supieron navegar aguas agitadas con éxito. Canadá eligió como primer ministro a un tecnócrata sobrio, en lugar de a un populista, y plantó cara al acoso estadounidense. En Moldavia, los votantes rechazaron a un partido prorruso pese a las amenazas y la desinformación procedentes de Moscú. El señor Trump negoció una frágil tregua entre Israel y los palestinos. El presidente Donald Trump se dirige a la nación desde la Casa Blanca, el miércoles 17 de diciembre de 2025, en Washington. (Doug Mills/The New York Times via AP, Pool) Corea del Sur se recuperó de una grave amenaza a su democracia. Hace un año, el presidente Yoon Suk Yeol intentó imponer la ley marcial, enviando tropas para cerrar el Parlamento. Pero los legisladores, los manifestantes y las instituciones resistieron, y este año el expresidente, ya desacreditado, fue juzgado por insurrección. Otro ejemplo destacado de cómo responder a intentos violentos de subvertir el orden constitucional fue Brasil. En septiembre, un tribunal brasileño impuso una condena de 27 años de prisión a Jair Bolsonaro, expresidente que perdió las elecciones en 2022, afirmó que había sufrido un engaño e intentó dar un golpe de Estado para mantenerse en el poder. Brasil estuvo plagado de golpes de Estado durante gran parte del siglo XX; esta es la primera vez que un golpista recibe un castigo adecuado. Además, en 2025 el gobierno logró frenar el ritmo de la deforestación en la Amazonía, contribuyendo así a desacelerar el cambio climático. No obstante, su política exterior complaciente con el Kremlin empañó seriamente su balance. Los dos candidatos más fuertes de este año son muy distintos: Argentina y Siria. La mejora de Argentina ha sido económica. Su presidente, Javier Milei, inició en 2023 amplias reformas de libre mercado con la esperanza de sacar al país de más de un siglo de estatismo y estancamiento. Estas reformas —eliminar controles de precios, recortar el gasto y suprimir subsidios distorsionadores— son excepcionalmente difíciles porque resultan excepcionalmente dolorosas; muchos reformadores anteriores fracasaron. Sin embargo, el señor Milei mantuvo su “motosierra” en 2025, y los votantes siguieron apoyándolo. También lo hizo Estados Unidos, ofreciendo un salvavidas de 20.000 millones de dólares para evitar una crisis financiera. Los resultados han sido impresionantes. La inflación cayó del 211% en 2023 a alrededor del 30% actual. La tasa de pobreza ha disminuido 21 puntos porcentuales desde el año pasado. El presupuesto ha quedado bajo control. El señor Milei avanzó hacia un peso flotante y eliminó la mayoría de los controles de capital. FOTO DE ARCHIVO: El presidente de Argentina, Javier Milei, reacciona mientras sube al escenario durante el America Business Forum en el Kaseya Center, en Miami, Florida, Estados Unidos, el 6 de noviembre de 2025. (REUTERS/Marco Bello/Foto de archivo) Argentina aún podría fracasar. Los peronistas, que gobernaron mal el país durante generaciones, están ansiosos por volver si el señor Milei tropieza. Y el presidente tiene muchos defectos: es intolerante con los críticos y está rodeado de escándalos de corrupción. Pero si sus reformas se mantienen, podrían cambiar de forma permanente la trayectoria de Argentina y dar esperanza a reformadores económicos de todo el mundo. La mejora de Siria, en cambio, ha sido política. Hace poco más de un año estaba gobernada por Bashar al Asad, un dictador abyecto respaldado por Irán y Rusia. Sus cárceles estaban llenas de presos políticos, y la disidencia se castigaba con tortura o muerte. Trece años de guerra civil habían costado la vida a más de medio millón de personas. Las fuerzas de Al Asad usaron armas químicas y bombas de barril de forma indiscriminada contra civiles. Más de seis millones de personas habían huido del país. Luego, a principios de diciembre de 2024, el tirano se vio obligado a huir cuando los rebeldes tomaron el poder. Cuando elegíamos el país del año entonces, era demasiado pronto para saber cómo sería la nueva Siria. Su dirigente, Ahmed al-Sharaa, había sido yihadista. Muchos temían que impusiera una dura teocracia islamista o que Siria colapsara en el caos. En realidad, no ocurrió ninguna de las dos cosas. Las mujeres no están obligadas a cubrirse ni a quedarse en casa. El entretenimiento y, sí, el alcohol están permitidos. El señor Sharaa ha protagonizado una serie de sorpresas positivas, manteniendo unido al país y forjando buenas relaciones con Estados Unidos y los Estados del Golfo. A medida que se relajan las sanciones occidentales, la economía también empieza a recuperarse. Varios sirios sostienen banderas mientras se reúnen para conmemorar el primer aniversario de la caída de Bashar al-Assad, en Latakia, Siria, el 8 de diciembre de 2025. (REUTERS/Karam al-Masri) Persisten enormes problemas. Milicias llevaron a cabo dos atroces masacres locales contra minorías, en las que murieron 2.000 personas. El señor Sharaa gobierna de manera clientelar, y en un país tan frágil todavía muchas cosas pueden salir mal. Aun así, Siria en 2025 es mucho más feliz y pacífica de lo que era en 2024. El miedo ya no es universal. La vida no es fácil, pero para la mayoría de la gente es más o menos normal. Votando con los pies, unos tres millones de sirios han regresado a casa. Nuestra elección, por tanto, también es Siria. © 2025, The Economist Newspaper Limited. All rights reserved.
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