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» Diario Cordoba
Fecha: 17/12/2025 18:26
El cantautor asturiano publica ‘Solo a solas conmigo’, un álbum en el que combina cavilaciones, memoria sentimental e ideas políticas, y en el que canta con Rozalén, Mikel Izal y su hijo, David San José Este es un álbum con mucha introspección y en el que se advierte un cansancio político, o más bien, del juego político. Del juego, sí, porque yo me considero político y no reniego de la clase política. Hay gente estupenda que no se lleva el dinero a casa y que no anda con putas, por decirlo de modo evidente. Mira los miles de concejales que no tienen sueldo, que hacen su trabajo porque piensan que su pueblo lo merece. Pero lo que flota en el ambiente es esta cosa perversa del insulto, el "y tú más", que es muy cansado. "No hagan dentro del Congreso / cada día botellón". Sí, ¿a qué han ido? Si no fuesen, no pasaría nada. Es muy agotador. No tiene solución, porque los partidos políticos no la tienen y no quieren tenerla. Un partido es algo al que das tu fidelidad absoluta. Lo que hagan los tuyos te parecerá que está bien y lo que hacen los que están de frente está mal. En 'A la sombra de un cerezo' apunta a "la nostalgia de algún que otro cateto". Sobre la gente que siente nostalgia de lo que no ha vivido. Es una cosa muy rara. ¿Qué les han contado? ¿Quién? Porque si coges a cada chaval y le dices: "tú quieres follar con uno de tu mismo sexo, ¿sabes qué irías a la cárcel?", o "¿tú quieres abortar?". Aunque entiendo que hay un malestar en la gente joven, está el problema de la vivienda y de los sueldos infectos. Nunca pensé que el capital sería tan avaro y mezquino. El cantante Víctor Manuel, esta semana en Barcelona. / Zowy Voeten Algún jovencito podrá pensar que si Víctor Manuel, un señor cantante del ‘establishment’, critica la extrema derecha, será que ese es el camino interesante. Bueno, siempre ha habido discursos para todo, como cuando te dicen que teniendo pasta cómo es que tocas tanto los cojones. Es un clásico. Pero pensar que uno puede vivir de su trabajo, eso no se lo niega a nadie. Yo pongo una entrada a la venta y si la gente va, yo quiero la plusvalía de eso y ya está. No pido nadie que sea de otro. Aquí se acerca a géneros musicales de otro tiempo, como el pasodoble o la habanera. He tratado de hacer canciones con estructuras que no había hecho, y difíciles de cantar para mí. Para un cantante puro no será difícil, pero para un tío que canta correctamente, pero sin salirse de madre, pues le cuesta trabajo. Hay mucho apunte autobiográfico y de memoria sentimental, como en el 'Romance de Aris'. Es una historia de amor. Me la contó él, Aris, en primera persona. Era el hijo de Manuel Llaneza, que fue alcalde de Mieres, mi pueblo. A Aris lo traté en los 70 y me contó historias de cuando estuvo en el Maquis en Asturias durante diez años. Su mujer se quedó preñada y en el pueblo empezaron a decir "¿de quién es el hijo de la mujer de Aris?", si él está huido. Entonces él se presentó un domingo a las 12 de la mañana en el café Carolina, donde entraba todo el mundo, pidió un vermú, se lo tomó y subió para el monte otra vez. Fue para que le vieran, por amor a su mujer y por su honra, jugándose la vida, porque si le ve un guardia civil o cualquier vecino que le quisiera denunciar, le llevan a la cárcel y lo fusilan. ¿Recuperar estas historias es su razón para escribir canciones más allá de melodías y armonías? Son historias muy difíciles de compartir, porque se las cuentas a un chaval de 15 o 20 años y no sabrá de qué le hablo. Yo tengo el teléfono siempre lleno de notas, fragmentos de melodías, letras... Cuando me pongo a componer, voy mirando que tengo ahí, porque ni me acuerdo. A lo mejor vale un 1%, pero siempre hay cosas de las que puedo tirar. Su principal cómplice en el disco es su hijo, David San José, con quien trabaja desde hace más de 20 años. ¿No le atrae tener algún punto de vista externo? Trabajamos juntos desde 2003, cuando grabamos 'El perro del garaje', un disco que tenía canciones pero que pasó muy desapercibido. Él me conoce mucho, claro, pero va más lejos de donde yo puedo llegar. Tiene otra edad y otras músicas en la cabeza. No es que le guste especialmente lo que yo hago. Ahora estoy contento porque me ha dicho que este disco me ha salido muy bien. Pero cuando sale regular también me lo dice. Sobre todo, lo que él me hace es cantar bien. El cantante Víctor Manuel, esta semana en Barcelona. / Zowy Voeten ¿Volverán a juntarse Ana Belén y usted para un disco o una gira? Supongo que sí, pero no lo sé. La última vez fue en 2014, con 'Canciones regaladas'. Hace muchísimo y continuamente nos lo piden. Pero estamos bien de voz los dos y yo quiero empezar ahora una serie de regrabaciones de canciones históricas que se han quedado en otra compañía y que merece la pena tenerlas. Y ella también por su lado. Dos discos diferentes y en algún momento coincidiremos otra vez en una gira. Estuvo en la junta directiva de la SGAE y ahora es consejero de honor. ¿Qué ha pasado con los derechos de autor en la era del ‘streaming’? El dinero que hay ahora es la calderilla. Eso nunca se pactó y al final se lo han quedado las compañías de discos y la hemos jodido ya para siempre. En el momento en que se meten ahí como accionistas, el dinero ese es suyo. Para los autores, no tiene remedio. Había gente que podía vivir dignamente con sus derechos de autor y ya no es así desde hace tiempo. Esa es una de las razones del auge de la música en directo, donde estamos viendo cosas asombrosas. Gente que paga lo que sea por una entrada de Rosalía. Antes había mucho concierto gratis o casi, porque a los ayuntamientos les interesaba. Ahora la gente, cuando quiere ver algo, paga por verlo, y eso es muy bueno, porque ha mejorado las producciones. En los conciertos ahora hay algo de pose, de que te vean, de participar de algo colectivo. A la gente le gusta mucho ir donde va la gente. No quiere estar sola. Es así, es el juego de ahora. La reventa de entradas, normalizada en las plataformas, irrita. ¿Las promotoras podrían hacer que cada localidad fuera nominal? Claro, podrían, pero no quieren, porque en muchos casos están ellas detrás de la reventa. Les llega el dinero por otro sitio y, además, multiplicado. Hay un vacío legal. Se debería hacer una ley en Europa, se ha anunciado, pero, como tantas otras cosas, tarda mucho en llegar. Luego está la IA. Ya es una realidad. En algún momento, en Spotify la mayoría de las canciones serán fabricadas así, encargadas por no se sabe quién, o hechas por ellos mismos con una incubadora de canciones. Al final, la gente no es tan selectiva. Hace muchos años que es más importante el imitador de Miguel Ríos, el de 'Tu cara me suena', que Miguel Ríos. ¿Le interesa la música actual? Sí, sí, si vieras la lista que tengo en Spotify... Siento la obligación de escuchar incluso a gente que no me interesa demasiado. Tengo curiosidad. Si Bad Bunny va a hacer diez estadios, pues lo escucho. Me gusta mucho Guitarricadelafuente. ¿'Lux', de Rosalía? Está muy bien. ‘Motomami’ me pareció una gilipollez, pero me gusta todo lo de antes y lo de después. Lo que no me interesa nada es esa cosa mística con la que nos están vendiendo no solo a Rosalía sino películas como ‘Los domingos’. Se está convirtiendo en una cosa militante. La gente va a verla y aplaude al final. A mi no me interesa nada. Vengo de otro sitio. Tal vez haya una generación joven que no asocie religión a represión. Claro, pero no es solo esta religión. Todas las religiones son una puta mierda. Los podríamos mandar a todos una temporadita con el Isis. Todo forma parte de la religión y los dioses. No me interesa la peripecia de una tía de 17 años que se mete a monja. ¿Lo ve reaccionario? Reaccionario en el sentido de que hay una parte de la iglesia católica que está muy contenta de que pase eso. El disco de Rosalía está muy bien, ella es muy buena, pero me inquieta mucho que guste a todo el mundo, que guste al mismo tiempo a Sánchez, a Feijóo y a la Conferencia Episcopal. ¿No está bien que haya algo en lo que todo el mundo esté de acuerdo? Es que no me lo creo. Y yo no estoy en contra de la polarización. Yo quiero estar polarizado. Yo quiero estar en frente de Abascal. No tengo ninguna intención de comprender a un señor que se pone enfrente y que está negando cosas que para mí son buenas y ciertas. El arte no es neutral, destila ideología. Jorge Ilegal decía que si eres honesto tienes que estar peleado con alguien. Es ley de vida.
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