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  • Todo tiene un límite

    Gualeguay » eldiadegualeguay

    Fecha: 17/12/2025 14:16

    por Jorge Barroetaveña – Vengo soportando desde hace meses un ataque y difamación constante de un señor a quien no conozco ni he visto nunca personalmente. Desde ensobrado a testaferro son algunos de los motes que me ha endilgado en forma vil y rastrera. Pero todo tiene un límite. Carlos Guillermo Reggiardo Hace casi 30 años que ejerzo la tarea periodística, he visto pasar gobiernos de toda laya y especie y jamás he tenido relación con ninguno de ellos, más allá de la estrictamente profesional. No he sido funcionario. Nunca he tenido un contrato con el Estado, sea nacional, provincial o municipal; a excepción de un convenio de pasantías con el Municipio de Gualeguay recientemente suscripto con muchos empresarios de la ciudad, para que estudiantes puedan sumergirse en lo que será su futuro. Cada mañana, los miles de oyentes que me siguen por radio confían en mi palabra y depositan en mi credibilidad, la posibilidad de informarse. He tenido la misma conducta a lo largo de mi vida profesional y son todos testigos. Bromeo muchas veces que mi vida es casi un reality porque, como buen estómago resfriado, cuento todo lo que me pasa. Al aire por supuesto. Todos saben qué hago, donde vivo y cómo y de qué vivo. Nací y moriré en Gualeguay. A Reggiardo (no le digo doctor porque tiene la matrícula de abogado suspendida por 60 días por sus desbordes emocionales, incluso ni siquiera se puede acercar a muchas empleadas y funcionarios judiciales locales, porque los ha insultado) no lo conozco personalmente. Mi primer contacto radial con Reggiardo, fue por pedido del ex intendente Luis Erro, para que le hiciera una nota por un problema legal, en el que estarían involucrados funcionarios judiciales, abogados y particulares. Hicimos dos notas en las que Reggiardo se explayó y habló a gusto, como debe ser. Y punto. Nunca más tuvimos contacto. Después de sus salidas al aire, tomé conocimiento que era uno de los abogados defensores de Luis Erro en las causas que éste último tenía en la justicia. Meses después, LT 38 reproduce una noticia de Análisis Digital de Paraná, en la que se habla de la situación judicial de Reggiardo por denuncias en su contra. Y a partir de ese momento, Reggiardo inició una campaña por redes sociales, intentando sembrar la duda o sospechas sobre mi persona, inventando hechos, cambiando la realidad, pero siempre ocupándose de expresarse con injurias y calumnias hacia mi e involucrando personas de mi círculo familiar, para arrastrarme en su libelo mentiroso y hacer todo el daño que pudiera. Por supuesto, sin fundamento alguno. Lo que nunca podrá Reggiardo ni nadie, es discutir que hace casi 30 años hago periodismo independiente, sin prebendas del Estado, primero en Gualeguaychú y después en mi pueblo, Gualeguay. En ese recorrido, he tenido relación con políticos, empresarios, docentes, artistas y dirigentes en general, de todos los colores políticos. Puedo con orgullo afirmar que casi todos o todos han pasado por los micrófonos de Radio Gualeguay; que la audiencia nos acompaña, que fuimos pioneros en el medio e instalamos los debates de candidatos antes de cada elección, algo que se ha vuelto una tradición y que es un servicio inestimable para los ciudadanos. Y también está la otra cara de la radio, la solidaria, por la que el vecino de la ciudad en muchas ocasiones recibe la ayuda o el auxilio que clama; los programas culturales, las colectividades y el deporte. Porque LT38 es una gran caja de resonancia de lo que le pasa al pueblo de Gualeguay. No es la primera vez que un trasnochado intenta difamarnos. No tengo nada que esconder, hace tres años le conté a mis oyentes que empezaba con un emprendimiento comercial con otro socio, que no tiene nada que ver con el periodismo ni con la política. No oculté mi sensación y el desafío que experimentaba al adquirir ambos, un fondo de comercio de un corralón tradicional que perteneció muchos años a los hermanos Campostrini y luego a familiares del ex diputado provincial Hernán Vittulo. En la actualidad no hay ninguna ligazón comercial. Con mi socio, somos un corralón, que pelea a capa y espada para salir adelante. Nada extraño para cualquier comerciante, en el rubro que sea. Sin embargo, en su afán de ensuciar, Reggiardo a esto pretende utilizarlo con vaya a saber que fines espurios y para seguir dando letra al medio y los personajes que representa. Reitero, no he sido funcionario ni nunca tuve un contrato con el estado, nacional, provincial o municipal. Reggiardo sí tiene otro tipo de contactos con funcionarios del Estado: es de público y notorio que es asesor legal y técnico del intendente de la Municipalidad de Santa Elena, Domingo Daniel Rossi (condenado por corrupción y con otra causa en trámite) y también es asesor legal de la senadora provincial Patricia Díaz, esposa de Rossi (también con una imputación por enriquecimiento ilícito en trámite). Con relación a la ‘pauta publicitaria’ a la que intenta pegarme, precisamente Radio Gualeguay ha sido una de las grandes olvidadas, y en mis programas en particular, ha sido exigua o inexistente en la mayoría de ellos. Es sencillo verificar viendo los registros. Este medio y los programas que he hecho se han sostenido siempre, esencialmente, con pauta privada. Sin embargo, Reggiardo quiere ensuciar. Digo estas cosas, por los miles de oyentes que me siguen todas las mañanas y confían en mí. No puedo permitir que una persona que se encuentra suspendida en su ejercicio profesional por sesenta días por sus propios actos, que ha defendido y defiende a funcionarios del Estado ya condenados por corrupción y que tienen en trámite otras causas de enriquecimiento ilícito, me siga ensuciando de esta manera. Por supuesto que no soy el único objeto de su difamación. La lista de los apuntados por este personaje es más larga y hay de todo. Pero que cada uno se defienda a sí mismo. No pongo las manos en el fuego por nadie, salvo por mi familia, los que laburan conmigo y la gente que quiero. Todo tiene un límite. Que yo ejerza el periodismo, no implica que deba dar cuenta de mi vida privada ante energúmenos que se regocijan mintiendo, ensuciando, agraviando y que pretenden poner bajo sospecha mi buen nombre y honor y mi trabajo, y para molestar y en su onda expansiva ataquen a mis allegados. El riesgo y el desafío que implica ser cuentapropista, comunicador y profesional sin aportes del Estado, parece que Reggiardo, no lo conoce. Con Fernando Cañete y Vittulo, me une una relación estrictamente profesional, como seguramente tendrán otros periodistas y comunicadores de esta ciudad y que no han caído en la intencionalidad destructora de Reggiardo. Quienes han sido funcionarios, rendirán cuentas como corresponde porque ejercieron funciones públicas, lo que no es mi caso. Queda más que claro, que este personaje desbocado, desinformado y que le está haciendo el mandado a alguien, intenta arrastrarme o involucrarme en un conflicto político en el que también tiene parte Luis Erro, que lleva años y del que soy totalmente ajeno. Mi rol al respecto, siempre ha sido informar, por más que a algunos o a muchos les moleste. La necesidad de embarrar la cancha ante tanta condena a funcionarios recientemente conocida y la sospecha que ha puesto la justicia sobre el propio Reggiardo, lo han impulsado a esmerilar y ensuciar el rol del periodismo independiente “no ensobrado”, como el que ejerzo, y se ha vuelto un fin en sí mismo, para personajes como Reggiardo. Lamentablemente las redes sociales se han convertido en una cloaca. La difamación y la calumnia se reproducen, y la reproducen, sin darse cuenta del daño que provocan. Tengo la tranquilidad de quien no tiene nada que esconder ni ocultar. No vivo del Estado, pago mis impuestos, y hago mi trabajo. Porque la única realidad, es la verdad. He cometido errores, muchos seguramente, pero nunca con la intención de perjudicar. Tengo mujer, hijos y hermanos cuyo honor voy a defender. Ni Reggiardo ni nadie me va a arrastrar al barro del que se nutren y en el que nacieron. A mis oyentes gracias, como siempre, y perdón por esta digresión, pero era necesario compartirla con ustedes. Siento que se las debía. Comentarios

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