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» Misionesparatodos
Fecha: 17/12/2025 11:24
Juan Chediak aseguró que las presiones, en su caso, venían directamente de Julio de Vido, en ese momento ministro de Planificación Federal, quien le habría dicho: "Si querés seguir trabajando tenés que pagar". El empresario relató que cedió y comenzó a llevar importantes sumas de dinero, todos los meses, a la casa del exfuncionario o al propio ministerio, donde le ordenaban que dejara los paquetes directamente "en el baño". El Tribunal Oral Número 7 retomó este martes 16 de diciembre la lectura de la elevación a juicio por los escritos de Oscar Centeno en la Causa Cuadernos, del tramo bautizado “La Camarita”, en una décima audiencia que duró cuatro horas. Los empresarios de la construcción Patricio Gerbi, Juan Chediak, Aldo Roggio, Carlos Wagner y Marcela Sztenberg declararon cómo funcionaba el sistema de presiones, recaudación ilegal y cartelización que manejaba la obra pública. En sus declaraciones como arrepentidos relataron los pedidos de aportes económicos, las amenazas que recibían (por ejemplo, "Voy a ir por vos y tu familia") y cómo se definía quién trabajaba y quién no. Gerbi, presidente de la constructora COARCO, contó que en su caso la presión arrancó después de firmar los contratos de concesión vial. Según su relato, Claudio Uberti, entonces titular del Órgano de Control de Concesiones Viales, le dijo a su socio que “por pedido del presidente Kirchner teníamos que hacer un aporte de dinero regularmente o atenernos a las consecuencias”. De acuerdo a su testimonio, la negativa inicial generó multas, inspecciones, atrasos en los pagos y amenazas muy directas. “Me decía: ‘Te voy a hacer fundir’, ‘voy a ir por vos y por tu familia’, 'me voy a quedar con tu empresa’”, relató el empresario, quien admitió que, tras esos aprietes, empezó a entregar entre 15.000 y 20.000 dólares por vez, en encuentros que se realizaban en confiterías y bares. Chediak afirmó que sufrió un esquema similar al de Gebi, pero en su caso, aseguró, las presiones venían directamente de Julio de Vido, en ese momento ministro de Planificación Federal. “Si querés seguir trabajando tenés que pagar”, aseguró que le dijo en una reunión que tuvieron en su hogar. Luego reveló que llevó entre 100.000 y 250.000 pesos de manera mensual a la casa del exfuncionario o al propio Ministerio, donde, muchas veces, le ordenaban que pusiera los paquetes directamente “en el baño”. Posteriormente, explicó, ese sistema quedó en manos del financista Ernesto Clarens, quien le dijo: “Si quieren trabajar van a tener que pagar. Acá se es amigo o enemigo”. Por su parte, Wagner, expresidente de la Cámara Argentina de la Construcción, afirmó que, desde el año 2004, por orden del Poder Ejecutivo, se armó un sistema para que ciertas compañías ganaran licitaciones y luego devolvieran parte del anticipo para gastos políticos. “La obra pública iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero”, explicó. A continuación, detalló que las empresas tenían reuniones para establecer quién ganaría cada obra y, una vez adjudicada, debían entregar entre el 10 y el 20% del anticipo recibido. “Mi función era garantizar que el que ganaba pagara”, confesó, y reconoció que su propia compañía, ESUCO, formó parte de ese sistema. Roggio reconoció haber pagado los aportes exigidos por Roberto Baratta, pero remarcó que fueron abonados con fondos personales y por cifras inferiores a las exigidas. Detalló entregas de 50.000 y 100.000 dólares, y confesó que aceptó “ante la evidente probabilidad de represalias” contra su compañía. “El clima que se vivía me representó esa posibilidad”, detalló, y definió al gobierno de entonces como de “neto corte autoritario”. Por su parte, Sztenberg, directiva de EQUIMAC, contó el efecto que tuvo este sistema en su compañía y en su familia. Recordó que Eduardo Herbon, su socio, regresaba “asustado” de los encuentros diciendo que “lo estaban apretando y pidiendo plata para la corona”. La empresaria identificó a Clarens como el principal interlocutor con el que trataba, y describió encuentros en oficinas del centro porteño y también en Puerto Madero. De acuerdo a su testimonio, finalmente las exigencias se volvieron insostenibles y, tras comunicar la imposibilidad de seguir abonando lo que le pedían, los contactos terminaron, pero su firma quedó muy complicada por deudas, retrasos en los pagos y juicios. Todos los colaboradores imputados coincidieron al declarar que no eran aportes voluntarios, sino condiciones impuestas para no sufrir sanciones, demoras o ser sacados del mercado. La evaluación del fiscal Stornelli sobre lo que ocurría en “La Camarita” Tras el testimonio de Gerbi, Roggio, Chediak, Wagner y Sztenberg, se leyó la valoración de la prueba reunida por el fiscal Carlos Stornelli, quien definió a “La Camarita” como un sistema cuyo objetivo era direccionar la adjudicación de obras, garantizar pagos selectivos y juntar dinero de manera ilegal, exigiéndoles retornos a las compañías constructoras. Dentro de esa estructura, señaló a Wagner como quien “diagramó el funcionamiento y puso en práctica el sistema de recolección ilegal”, especificando que se encargaba de garantizarle a los empresarios el otorgamiento de las obras y, al mismo tiempo, el pago de las erogaciones pedidas. A su lado trabajaba Clarens, a quien llamó “el encargado principal de la faz recaudatoria”, y lo describió como quien recibía el dinero, lo cambiaba en el mercado informal y luego lo llevaba hasta sus destinatarios finales. El fiscal luego habló del rol fundamental que cumplía la Dirección Nacional de Vialidad al manejar los listados de prioridades de pago que se usaban como herramienta de presión contra los empresarios de la construcción. En ese esquema, Stornelli remarcó que Cristina Kirchner ocupó “la cúspide de la pirámide esquemática destinada a recolectar la mayor cantidad de dinero posible”, y De Vido fue quien se encargó de organizar e implementar el sistema en el área de Obra Pública. El debate sobre este tema se reanudará el próximo jueves 18 de diciembre, a las 9:30, cuando se leerán las últimas 51 fojas del tramo correspondiente a “La Camarita”. Fuente: Perfil
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