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  • “Uno elige ser médico por conciencia, por humanidad y por amor al prójimo”

    » Elterritorio

    Fecha: 17/12/2025 02:25

    Mauro Carreras es tocoginecólogo y uno de los pocos especialistas en Mastología de la región. Fue jefe de residentes en el Hospital Militar y decidió volver a Oberá para ayudar a la población, poniendo el foco en los más vulnerables. A sus 32 años, ya se destaca como un reconocido profesional miércoles 17 de diciembre de 2025 | 1:00hs. Carreras atiende en distintas ciudades de Misiones. Foto: luciano Ferreyra “Uno es médico por conciencia, por humanidad y por amor al prójimo. No me gusta el slogan de salvar vidas, pero uno al paciente le da toda su atención, lo ayuda a estar mejor y a veces, salva vidas. Por eso, al que estudia medicina le diría que lo haga, pero siempre con mucha responsabilidad”. Las palabras le corresponden a Mauro Iván Carreras, un joven médico de Oberá que apuesta a la profesión desde un lugar humano, empático y de real compromiso. Con 32 años, el tocoginecólogo fue jefe de residentes en el Hospital Militar Central en Buenos Aires y realizó una especialización en Mastología en el Hospital Italiano de La Plata. Sin embargo, decidió dejar todo para volver a Oberá, apostando a brindar sus conocimientos en la provincia. A través de las redes sociales, Carreras brinda información valiosa sobre los cuidados y la prevención del cáncer de mama, entre otras patologías, tratando de alcanzar a la mayor cantidad de población posible. En entrevista con El Territorio, relató la importancia de la capacitación constante, el legado familiar que le precede, y la necesidad de que los profesionales regresen a Misiones para un mejor trabajo interdisciplinario en equipo. ¿De qué se trata la mastología? Es una especialidad bastante nueva, tiene un año y medio más o menos dentro del Ministerio de Salud. Antes tenías al ginecólogo que hacía patología mamaria. Hoy en día ya tenés instalada la especialidad de mastología y eso lo hacés a través de la Sociedad Argentina de Mastología. El mastólogo es quien se encarga de hacer toda la parte de control mamario de mujer sana, pero también cuando hay una patología en la mama, sea algo benigno o algo maligno, se encarga de todo el contexto. Muchos piensan que mastólogo es casi igual que oncólogo y la verdad que no, porque nosotros nos formamos y nos preparamos para abordar toda la enfermedad oncológica y el tratamiento médico quirúrgico, sabemos sobre indicaciones de quimioterapia, de radioterapia, pero obviamente un médico solo no puede hacer todo. Entonces, se busca el trabajo en equipo. El mastólogo es quien guía a la paciente. Por ejemplo, una paciente que concurre por un cáncer de mama, si no sabe que hay un mastólogo, al primer médico que viene es al ginecólogo o al cirujano, después por derivación viene el mastólogo. Y allí lo que se hace es determinar cuál es el tratamiento indicado o la mejor estrategia para esa paciente. Siempre discutiendo con oncólogos, genetistas y otros médicos para ver cuál es la mejor indicación para ella. Yo tengo un caso, llamo a otros colegas; y si ellos tienen algo, me llaman. Todo el tiempo estamos hablando entre nosotros y derivándonos pacientes, buscando la mejor forma de poder abordar el caso. ¿Cómo surgió la idea en vos de estudiar primero medicina y después mastología? De medicina yo me recibí en el 2017 y creo que nunca lo pensé mucho, es como algo que siempre estuvo. Un día se despertó y dije, ‘bueno, por este camino voy’. También tiene que ver mucho el hecho de que vengo de una familia donde mi viejo es médico, y siempre hubo esa admiración por él. Él es ginecólogo obstetra, y yo, mientras estaba estudiando medicina, cada vez que volvía, hablaba con él, le ayudaba en alguna cirugía y se me despertaban las ganas de estudiar eso. La ginecología como especialidad es muy amplia, tiene muchas ramas y eso está muy bueno. Después, mientras fueron pasando los años, hablando con médicos de Oberá, me decían que hacía falta un mastólogo, que no había. Y justo la vida también dentro de Buenos Aires me fue llevando a ello porque viene la pandemia cuando yo era residente de tercer año en el Hospital Militar Central y se jubilan todos los mayores de 65 por el tema de la pandemia. Justo necesitaban a alguien que empiece a formarse y hacerse cargo de la parte de patología mamaria. Entonces me proponen a mí. Luego, cuando termino mi residencia en ginecología, arranco el posgrado. Y en ese tiempo me quedé a cargo de todo lo que era patología mamaria en el Hospital Militar. Fui jefe de residentes allí, era militar de grado y me tuve que dar de baja para volver a trabajar a Oberá, pero ese es otro capítulo. Fue como algo que también se dio. A mí me gusta acompañar a las personas en esta etapa, creo que aprendí ciertas habilidades o formas de poder acompañar en esto que no es fácil, es bastante duro y desgastante. Pero bueno, la vida un poco me llevó hasta este camino. ¿Y por qué decidiste volver a Oberá? Yo tuve que renunciar a mi cargo militar y me fui de algunos de los lugares de referencia de patología mamaria de Argentina para volver. Me decís: ‘¿Por qué?’. No sé por qué. Me empujó la familia, estar cerca de mis viejos, porque cada vez que venía los veía más grandes. Yo me fui a los 17 años, volví a los 32 y no soy el mismo, ellos tampoco son los mismos, y la ciudad no es la misma. Sé que quería estar más cerca de ellos y también quería bajar un cambio del estrés que es vivir en Buenos Aires. Yo allá viajaba todos los días tres horas en auto, a veces cuatro, salía a las 6 de la mañana y volvía a las 9 de la noche a mi casa. También tuve la posibilidad de ir a Posadas porque ni bien le dije que no a quedarme en el Hospital Italiano y decidí que renunciaba al Hospital Militar, gente conocida se enteró y me llamó desde el hospital de Posadas proponiéndome trabajar allí, pero yo quería volver a Oberá. Hablabas de que tu papá es médico también, muy reconocido además, ¿lo tenés como referente? ¿Cómo es el tema de la medicina en tu familia? Mi papá es ginecólogo, mi hermano es traumatólogo, mi cuñada es oftalmóloga, mi cuñado es esteticista, como que estamos todos metidos en la medicina. Mi papá es para mí un referente, sí; si bien hoy en día no hacemos la misma medicina porque él hace obstetricia y ginecología y yo hago mastología. Igual charlamos mucho, a veces le cuento sobre unos pacientes o él me cuenta, y hacemos nuestros ateneos. Para mí es positivo tenerlo a él, saber que está para mí y obviamente él sabe que yo estoy para él incondicionalmente, para lo que necesite. Te diría que somos un equipo y es positivo, muy positivo. Cuando vienen tus pacientes, ¿se sorprenden de que seas tan joven? Al comienzo sí, todo el mundo me decía ‘pensé que eras más grande’. Pero yo estoy hace bastante haciendo medicina y haciendo esto de mastología también, hace unos seis años más o menos. Y antes estaba en un lugar donde tenía un volumen muy grande, tenía 20 cirugías por semana. Y cuando vine, al comienzo sí me decían que me veían joven, pero nunca he tenido problemas porque piensen que soy inexperto. También me pasa mucho que a veces le ofrezco al paciente que quizás no tiene obra social que vaya al hospital y muchos me dicen, ‘no, me quiero operar con vos y después ver cómo continúo mi tratamiento’. En la realidad, también cambió mucho la visión en los últimos años de los trabajadores en general. Se busca una mirada joven, empática. Eso de ser empático como forma de tratar con el paciente, ¿se enseña en la facultad, surge de cada uno? Y... yo creo que un poco de todo. Primero en la facultad hay una parte en la que te enseñan a dar malas noticias, como un diagnóstico de cáncer, por ejemplo. Te explican cómo debe ser el entorno, cómo debe ser la luz, la forma en que hablás. Después también es la experiencia, vos vas aprendiendo a medida que pasa el tiempo sobre cómo recibe la otra persona las noticias, cuál es la mejor manera de decirlo, en qué contexto, en qué lugar, con qué palabras. Yo lo hablo con mi viejo también, él me da su voz de la experiencia, yo lo escucho, hago mi análisis y trato de ser lo más claro posible con la paciente, empático, sin minimizar la situación, pero tampoco sin maximizar o dar miedo. Hay que ocuparse de esta situación y el cáncer de mama tiene curación en un 90% siempre haciendo las cosas en tiempo y forma, eso es importante. ¿Cómo ves el cuidado en la mujer en la actualidad? ¿Están acudiendo con más frecuencia a los controles? A ver, depende a qué población vamos. Esa es la realidad. Fuera de Posadas y de Oberá o las ciudades un poquito más pobladas, siento que no hay tanta información y tampoco tienen tantos recursos para hacerse los controles en tiempo y forma. Pero también escucho constantemente en mi consultorio: ‘Yo no me hacía los controles porque no me dolía, no me palpaba nada’.Creo que es un poco de falta de información y un poco de falta de acceso. Pero en las pacientes jóvenes de menos de 30 años veo que tienen muchas ganas de sacarse dudas, vienen a realizarse su examen porque nunca se hicieron o hasta hacerse su estudio de ecografía o en algún caso en mamografía porque tiene antecedentes familiares. Quiere decir que la gente joven tiene ese conocimiento o le llega esa información. Las redes sociales tienen ese lado positivo donde también nos permiten a nosotros informar a las personas aprender, pero también adquirir esa información. Por eso también tengo un Instagram profesional para brindar información necesaria y ayudar por ese lado. ¿Qué recomendaciones le das tanto a la población joven como adulta? La clave es hacerse sus controles. Sin ir a lo puntual de antecedentes y más como una persona general, si tenés 30 años y nunca te hiciste tu control, estaría bueno que en algún momento lo hagas. Si tenés más de 35 o 40 años, tenés que hacerte tu mamografía. La mamografía es importante porque diagnostica lesiones que no se palpan y esa es la idea de los estudios. Hacer el diagnóstico antes de que vos lo toques y lo sientas. Y si tenés más de 40 años, tenés que hacerte la mamografía anual, es una recomendación nacional e internacional y disminuye la evolución de la enfermedad. Además de Oberá, ¿en qué ciudades estás trabajando en estos momentos? En Oberá estoy en la Clínica Integral, después estoy en el sanatorio regional de Salto Encantado, en el IOMM de Posadas y en el Centro Médico Integral de Alem. Desde ser militar a volver a Oberá fueron muchos cambios, ¿pensás así también dónde estarás o te gustaría estar en unos diez años? Me gustaría estar mejor organizado laboralmente. Yo creo que con el tiempo se van abriendo puertas. Ojalá que vengan más médicos a Oberá también, para trabajar en equipo. Creo que hay mucho futuro en Oberá, pero se requiere de mucha fuerza de voluntad de los médicos y de acompañamiento a la población. Muchos pacientes de Oberá se van a Posadas, los de Posadas se van a Buenos Aires, es como que la gente no se queda. Entonces lo que creo es que necesitamos también el acompañamiento de nuestra población y médicos que vuelvan formados, y por supuesto, también ayuda desde lo político, con políticas públicas para acompañarnos a mejorar la medicina. ¿Qué les dirías a esos chicos que están por arrancar medicina o están en los primeros años de la carrera? Uf, me tengo que hablar a mí cuando yo estaba en la facultad. Les diría que es un camino larguísimo que requiere mucha voluntad, mucho compromiso, mucho sacrificio. Me parece que hay que sentarse y tomar conciencia de lo que uno está haciendo, que en la medicina no tenés que estudiarte de memoria, sino que tenés que aprenderlo porque en cualquier momento lo podés necesitar. Son herramientas que te da la facultad, que te da tu formación como médico o la especialidad que hagas. Me parece que es una de las carreras más gratificantes en cuanto a que uno ayuda a la otra persona. No me gusta a mí el slogan de ‘salvar vidas’, pero uno ayuda a estar mejor y muchas veces, salva vidas. Uno elige ser médico por conciencia, por humanidad, por amor al prójimo, que me parece que esa es nuestra función, porque cuando alguien entra en mi consultorio y creo que al de cualquier médico, le estoy dando todo lo que tengo a esa persona: mi tiempo, mis conocimientos. Incluso esa atención sigue en tu casa, cuando te quedás pensando algún caso… Sí, nunca dejás de ser médico. A veces nos juntamos con mi familia y se habla de eso. Y la verdad que a los chicos les diría que piensen que no es una profesión que te responde en lo económico, que no lo hagan por el deseo de volverse rico o por una respuesta remunerativa. Por el contrario, tienen que pagar especialidades, cursos… Sí, constantemente estamos en capacitación y es recontra enriquecedor. Siempre estamos aprendiendo cosas nuevas y la medicina que hacés hoy, capaz en dos años cambia. Así que a quien esté estudiando medicina, que sepa que es algo que tenés que estudiar constantemente. Seguís aprendiendo siempre. Por eso, mi consejo es que se sienten, estudien, y que todo lo hagan con responsabilidad.

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