16/12/2025 12:57
16/12/2025 12:56
16/12/2025 12:56
16/12/2025 12:56
16/12/2025 12:56
16/12/2025 12:56
16/12/2025 12:56
16/12/2025 12:56
16/12/2025 12:55
16/12/2025 12:55
» Diario Cordoba
Fecha: 16/12/2025 11:13
El poder hegemónico de Donald Trump sufre sus primeras grietas, nacidas lejos de Washington D.C., lejos de los platós de televisión y de las redes sociales del presidente de Estados Unidos. Dos grandes ciudades del país, Nueva York y Miami, han elegido alcaldes demócratas y han hecho historia: el primer musulmán (Zohran Mamdani) y la primera mujer (Eileen Higgins) en el cargo. En Miami, además, la demócrata pone fin a casi tres décadas de dominio republicano. Son dos victorias distintas, pero una misma lección: el cambio político es factible en el mundo local, sobre todo cuando los demócratas dan con líderes capaces de conectar con votantes cansados de la polarización estéril y arman coaliciones de electores amplias, diversas y efectivas. En ambos casos, los votantes han optado por proyectos que abordan la vivienda, el coste de vida, la movilidad y la seguridad. Ello demuestra que, en las grandes ciudades, la política puede ser útil y tangible para una población que no se alimenta de promesas grandilocuentes, sino de proyectos que resuelven problemas concretos. Esta población hace oídos sordos a la narrativa del miedo, prefiere más gestión que retórica y elige alcaldes y alcaldesas para gobernar la vida de verdad. Nada garantiza que estas victorias demócratas en Nueva York y Miami se traduzcan en un cambio de rumbo en otras elecciones de ámbito estatal o federal, sobre todo porque en EEUU la participación en los comicios locales tiende a ser menor que en el resto. También, porque las dinámicas urbanas no siempre se replican en contextos rurales o suburbanos. Pero Trump no puede ignorar esta poderosa señal. Quizá el futuro político del país se esté ensayando en las ciudades y no en la conversación nacional. Allí es posible que se produzca otro tipo de política -más práctica, plural y centrada en la vida real-, donde pueden experimentarse nuevas formas de gobernar, nuevas legitimidades y nuevos liderazgos que no caben en la era del enfrentamiento permanente. *Directora Adjunta de El Periódico
Ver noticia original