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  • ¿Shein, Temu o El Once? Los comerciantes confían en el aguinaldo y le hacen frente al boom de la ropa importada

    » Clarin

    Fecha: 16/12/2025 06:35

    A las diez de la mañana, la avenida Corrientes ya está en marcha. Camionetas frenan en doble fila, se descargan bolsas negras repletas de mercadería y los changuitos avanzan esquivando gente. En Once, el movimiento nunca se detiene del todo y, desde hace décadas, funciona como un termómetro del consumo. Pero detrás de esa coreografía aceitada, este diciembre aparece atravesado por una misma frase que se repite de local en local: las ventas vienen flojas y la esperanza está puesta en el aguinaldo. En Motive Boutique, sobre Corrientes al 2400, la escena es tranquila. La encargada del local cuenta a Clarín que trabajan exclusivamente con producción nacional. “Nosotros no importamos nada, nos abastecemos de la industria nacional. No pasa lo mismo que en Flores”, aclara. El consumo, dice, se mueve de manera irregular. “Hay días donde vendemos bien y otros donde no se vende nada. En comparación con el año pasado estamos parecidos, pero creemos que todos están esperando cobrar el aguinaldo y comprar a último momento”. En Motive encuentran el movimiento por Navidad parecido al del año pasado. Foto Luciano Thieberger La misma sensación se respira unos metros más adelante, en Dona Style. La encargada explica que no trabajan con importados, aunque sí miran de reojo lo que marcan las tendencias en redes. “Mi jefe trata de imitar prendas que se venden en Shein y las manda a hacer acá”, cuenta. El movimiento previo a Navidad, asegura, es bajo. “La gente va a esperar al último momento o al cobro del aguinaldo. Estamos seguros”. Tatiana, comerciante de ropa de mujer, coincide. Dice que en Once la indumentaria sigue siendo mayormente local. “Yo soy minorista y no importo. Por lo general los que importan son los locales de bijouterie o uñas, ropa acá no se ve”, explica. Se abastece de talleres de Flores y de otros proveedores. El panorama, advierte, es crítico: “Para esta época había mucha más gente. Ahora está tranquilo, pero generalmente esperan a último momento”. En Magazine, el diagnóstico es parecido, aunque con una estrategia distinta. Su dueña, Gisela, trabaja con importados solo en un rubro puntual. “Traemos bikinis porque en Argentina no hay maquinaria para lograr esa calidad a un precio accesible”, explica. En Magazine solo importan las bikinis porque el tipo de tela no se consigue acá. Foto Luciano Thieberger La comparación con las grandes marcas aparece rápido: “Tenés marcas como 47 Street que venden una bikini a $ 150.000 y acá un conjunto está a $ 39.000”. Aun así, el consumo no repunta. “La venta para Navidad no va bien, no hay picos de compra y en comparación con el año pasado no se nota movimiento. Estamos esperando el aguinaldo, pero no creo que mueva mucho la balanza”, advierte. Para Gisela, el problema va más allá de Shein o Temu. “La gente tiene problemas económicos. La aplicación te lo lleva a tu casa”, resume. Las prendas, aclara, llegan desde Asia y Brasil. En Lola, la escena se repite. “No importamos, el dueño compra todo en Flores”, explican desde el local. Los precios arrancan en $ 10.000 para remeras, $ 25.000 para blazers y $ 30.000 para jeans. La vidriera de Lola, uno de los locales de Once que le compite a las plataformas. Foto Luciano Thieberger Maira, dueña de Kebede, habla sin rodeos. Tiene 30 años en la galería y conoce el pulso del barrio. “Las ventas vienen muy mal. Estamos esperando los últimos días del mes o el aguinaldo, pero nada que ver al año pasado”, dice. Para ella, la caída no se explica solo por las plataformas digitales. “La gente ya no tiene un peso, busca el manguito y lo más barato”. Los precios, asegura, son similares a los de las aplicaciones, con una diferencia clave: no hay envío. Conjuntos deportivos desde $ 20.000, remeras a $ 25.000, bikinis entre $ 15.000 y $ 20.000 y leggings a $ 30.000. Tímido movimiento en la galería El Siglo, en Once. Foto Luciano Thieberger En la galería El Siglo, TAMFIT parece detenido en el tiempo. Zaida, dueña del local, llegó a las diez de la mañana y siendo las doce todavía no abrió caja. “No parece que estemos en diciembre”, dice. El consumo, explica, se achicó. “Antes te llevaban varias cosas. Ahora compran lo justo: un short, una bombacha, una remera y listo”. Los precios incluyen catsuits a $ 20.000, conjuntos para entrenar a $ 50.000, ropa interior 2 x $ 16.000 y shorts deportivos entre $ 12.000 y $ 30.000. “Pensamos que en diciembre íbamos a estar mejor, pero estamos mal. Y los alquileres no te los perdonan”, concluye. Las compras navideñas están muy tranquilas y los comerciantes confían en la llegada del aguinaldo. Foto Luciano Thieberger Precios cara a cara: lo que se consigue en Once y lo que promete Shein Mientras los compradores recorren las galerías, muchos comparan con el celular en la mano. El contraste entre Once y las plataformas digitales aparece una y otra vez, aunque no siempre con el mismo resultado. Un vestido satinado negro con encaje, una de las prendas más virales del momento, se consigue en Once por unos $ 21.000. En Shein, el mismo modelo cuesta $ 28.656. Algo similar ocurre con el conjunto de punto arrugado que domina el verano: en Once se venden las piezas por separado $ 10.769 y $ 18.000, mientras que en la plataforma se ofrece el conjunto completo a $ 19.033. En algunos locales ofrecen lo mismo que en Shein y Temu, pero con la posibilidad de verlo en vivo. Foto Luciano Thieberger En el rubro sastrero, la balanza se inclina hacia lo digital. Un chaleco o saco cuesta en Once entre $ 25.000 y $ 35.000, mientras que en Shein los precios van de $ 11.000 a $ 21.000. Con los jeans baggie sucede al revés: en la plataforma se pagan entre $ 45.000 y $ 61.000, pero en Once no superan los $ 35.000. Las bikinis muestran una amplitud de precios en el comercio local, desde 6 mil hasta 45 mil pesos. En calzado, unas zapatillas para hombre cuestan en Shein alrededor de $ 36.000. Con promociones, liquidación y cuotas, en Once le hacen fuerza a la marea de ropa importada. Foto Luciano Thieberger Entre percheros cargados, probadores llenos y comparaciones constantes, Once sigue mostrando su capacidad de resistencia. La industria nacional, los talleres de Flores y los comerciantes de siempre sostienen la actividad mientras esperan que el aguinaldo reactive un consumo que, por ahora, camina con paso lento.

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