16/12/2025 09:34
16/12/2025 09:34
16/12/2025 09:33
16/12/2025 09:33
16/12/2025 09:33
16/12/2025 09:32
16/12/2025 09:32
16/12/2025 09:32
16/12/2025 09:31
16/12/2025 09:31
» Diario Cordoba
Fecha: 16/12/2025 00:46
Ha quedado patente, reiterado y ya contrastado: al Córdoba CF se le atragantan los bloques bajos. La escena volvió a repetirse el pasado sábado ante el Eibar en El Arcángel (0-0), en un partido que dejó otra postal reconocible de la temporada. Un rival que renunció de forma casi absoluta a la iniciativa, que priorizó el orden defensivo y el repliegue, y un conjunto blanquiverde que, pese a la voluntad y al dominio territorial, volvió a quedarse sin respuestas. En definitiva: plano, previsible y sin la lucidez necesaria para desajustar un entramado bien cosido desde atrás. No fue una excepción. Ya ocurrió en Butarque frente al Leganés, en un contexto distinto pero con idéntica lectura; también ante el Cádiz, y, en otra medida, frente a estructuras defensivas tan compactas como las de Las Palmas -la menos goleada de la categoría- o el Valladolid -polémica incluida-, donde hubo algo más de intercambio, pero el desenlace fue el mismo: la zaga se impuso a las delantera. Intentos y permutas Ante los armeros, Iván Ania trató de mover piezas. La primera vía fue alterar los roles ofensivos. Dalisson de Almeida, que partió desde el flanco izquierdo, comenzó a intercambiar posición con Jacobo González, alternándose en la mediapunta conforme avanzaba el primer acto. La idea era clara: generar dudas, atraer marcas y encontrar ventajas por dentro. En paralelo, Christian Carracedo empezó a abandonar el perfil derecho para aparecer en zonas interiores e incluso en el costado zurdo, buscando superioridades a través de combinaciones y descargas rápidas. Nada de eso terminó de cuajar. Tampoco el último recurso, ya en el tramo final, cuando reapareció la doble punta con Sergi Guardiola y Adrián Fuentes compartiendo ataque en busca del gol de la victoria. El Eibar, entre tanto, no compró un solo boleto... Como tantas otras veces, el disparo lejano también emergió como solución de emergencia. Sin éxito. Los números lo retratan con crudeza: 12 remates, solo dos entre los tres palos y una tasa de conversión que se quedó en un 15%, estéril, insuficiente y alejada de cualquier amenaza real. En términos de efectividad, con cero tantos anotados, claramente la cifra igualmente fue nula. Dalisson de Almeida protege el esférico en el choque ante el Eibar en El Arcángel. / MANUEL MURILLO Dominio sin premio Si el área rival fue un desierto, el centro del campo fue todo lo contrario. El Córdoba CF alcanzó ante el Eibar su techo de posesión esta temporada: un 73%, superando incluso el 70% registrado frente al Cádiz en El Arcángel, un partido que paradójicamente acabó en derrota hace apenas un par de semanas. Dominio absoluto, sí, pero sin profundidad ni continuidad en el último tercio. El problema, además, ya trasciende el partido aislado. El balance reciente habla por sí solo: de 14 puntos sumados de 18 posibles, el equipo ha pasado a solo cuatro de los últimos 18. Con todo lo que eso implica en la tabla... Y en medio de esta secuencia de notas grises, emerge una demanda que empieza a sonar con fuerza: falta calidad diferencial. Porque parece una obviedad que el Córdoba CF no está encontrando este curso perfiles capaces de desequilibrar por sí solos. Carracedo crece, endereza su inicio errático y suma presencia, pero todavía no logra alcanzar las sensaciones ni los registros de su estreno en el fútbol profesional. Carracedo busca un centro de rabona durante el choque ante el Eibar. / MANUEL MURILLO La baja de Adilson Mendes ha dejado un vacío evidente. El portugués aportaba velocidad, desborde y pegada por el perfil izquierdo, un recurso que el equipo echa de menos mientras aguarda su regreso, previsto para enero, pese a que en verano se trató de blindar esa espera. Diego Bri apenas tuvo vuelo y una lesión muscular lo frenó justo cuando empezaba a asomar. Kevin Medina, con más oportunidades, se ha quedado en destellos y, además, no estará ante el Mirandés por sanción. Jacobo, lejos del carril central, pierde peso cuando actúa en banda. Y Dalisson, como ha reiterado Ania en más de una ocasión, no es un extremo natural, sino un jugador más cómodo como enganche, aunque esté siendo el parche. Sin plan alternativo El diagnóstico se completa con otros síntomas. El balón parado, que durante ciertos tramos del campeonato fue un aliado fiable, ha perdido impacto. Los centros laterales, otra vía productiva en el pasado, se han reducido tanto en volumen como en eficacia. Y la segunda unidad tampoco está logrando agitar partidos encallados ni devolver al equipo aquella versión reconocible que asomó en octubre. Tampoco encuentra el camino por el perfil zurdo, en el que el dueño de la fase ofensiva no termina de quedar claro y, en defensa, la opción de Carlos Albarrán limita en términos de aportación arriba... «Según que partidos me encuentro más cómodo, otros más incómodo, pero intento siempre adaptarme lo mejor posible. Obviamente, en ataque, a la que me incorporo, se me nota que quizás estoy más incómodo que jugando por derecha», admitió el catalán tras el cruce con los eibarreses, sin ir más lejos. A falta de una sola jornada para cerrar el año natural, el Córdoba CF sigue sin encontrar la fórmula para hacer daño a rivales que priorizan la retaguardia, independientemente de su clasificación o del panel de nombres que sostengan su defensa. La ironía es muy clara: los de Ania se sienten más cómodos ante bloques atrevidos, que espacios. En cambio, cuando el rival se atrinchera, el reto sigue siendo pasar del vacío absoluto a, al menos, alguna chispa.
Ver noticia original