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  • El legado de Rob Reiner: la película que enseñó a Stranger Things a contar la amistad

    » Clarin

    Fecha: 15/12/2025 16:39

    ¿Qué pasa cuando muere un director popular cuyas películas calaron hondo en más de una generación, recomendadas de padres -y abuelos, a esta altura- que primero las vieron en el videoclub y después se las pasaron a hijos y nietos? Más que recomendadas, películas que se heredan. La respuesta es que esas películas, a diferencia del destino del director, no mueren. Vuelven. No con la fuerza de un tesoro desenterrado -siempre estuvieron a mano, en la tele, dobladas o en viejos VHS- sino con la certeza de que hablan un lenguaje que compartimos. Con la noticia de la muerte de Rob Reiner, conocida este lunes, ocurrió eso. Entre la tristeza, el estupor y el impacto, millones recordaron una forma de atravesar la infancia, la adolescencia y la adultez marcada por títulos como Cuando Harry conoció a Sally, Misery y, sobre todo, Cuenta conmigo. Más que un clásico de los 80, Cuenta conmigo es una película que, a poco de cumplir 40 años, todavía explica por qué ciertas grandes historias siguen fascinando hoy. Y si hay una serie que convirtió esa idea de “pandilla como refugio” en idioma global, es Stranger Things, el fenómeno de Netflix que volvió a poner en primer plano la aventura de amigos. I’m horrified and saddened by the death of Rob Reiner and Michele. Wonderful friend, political ally, and brilliant filmmaker (including 2 of mine). Rest in peace, Rob. You always stood by me. — Stephen King (@StephenKing) December 15, 2025 La conmoción también se sintió del otro lado: Stephen King, autor del relato en el que se basó Cuenta conmigo, lo despidió con un mensaje público. Dijo estar “horrorizado y triste” por su muerte y lo definió como un amigo y un cineasta brillante. La película de Rob Reiner basada en Stephen King Cuenta conmigo, dirigida por Reiner en 1986 y basada en un relato de King, entendió algo chiquito y complicadísimo a la vez: la amistad no se define por lo que se dice. Casi tampoco por lo que se hace. ¿Por qué, entonces? Los cuatro amigos de "Cuenta conmigo", caminando por las vías en el viaje que los cambia para siempre. Por lo que se atraviesa. Cuatro chicos -en ese borde entre la adolescencia y la ingenuidad de los años '50, la estética anhelada que más tarde pavimentó películas como American Graffiti o Volver al futuro- salen a buscar un cuerpo en el bosque. El cuerpo es ni más ni menos que el cadáver de un chico de la edad de ellos. Es una excusa para la aventura y para el miedo: el viaje antes de que empiece el secundario, antes de que la infancia se fracture del todo. Caminar por las vías del tren, discutir pavadas muy serias al borde del fuego (“¿Goofy es un perro o es un oso?”), bancarse el miedo sin testigos adultos. Y en ese viaje -imaginado por Stephen King en El cuerpo- la película no avanza en línea recta hacia el final: se sostiene en el trayecto. El comienzo de la novela lo dice todo: “Las cosas más importantes son siempre las más difíciles de contar. Son cosas de las que uno se avergüenza, porque las palabras las degradan”. Y luego, más adelante: “Tenía yo casi trece años cuando vi por primera vez a una persona muerta. Ocurrió en mil novecientos sesenta, hace ya mucho tiempo…”. Rob Reiner, Cuenta conmigo y la amistad que heredó Stranger Things No es ningún secreto: los hermanos Duffer crearon Stranger Things como esa especie de algoritmo humano que, además de atarte al “continúa hacia el próximo capítulo” en Netflix, te hace ir hacia atrás. A la saga de Alien, a Los Goonies, a las bandas sonoras con sintetizador de John Carpenter (esa golosina visual crocante y rojo sangre brillante en la irresistible intro de la serie). La pandilla de "Cuenta conmigo": una amistad de infancia que se vuelve refugio antes de crecer. Y esa aventura de amigos de Cuenta conmigo -sin héroes, con peligro externo y con el peor peligro interno, el de que algo quiebre a la pandilla- es el corazón rojo brillante de Stranger Things. Cuenta conmigo es un manual invisible y emocional de la serie. Claro: en la serie hay monstruos, y la película de Reiner no. Pero el misterio más fuerte es otro: el miedo de quedarse sin “el grupo” cuando todo se complica. Stranger Things (Netflix): el casting usó escenas de Cuenta conmigo Hay un dato que vuelve esa herencia todavía más literal: en el proceso de casting de los chicos de Stranger Things (los que después serían Eleven, Steve, Mike, Max, Dustin, Lucas, Will…), se usaron escenas o líneas de Cuenta conmigo como material de lectura para probar la química y el tono. Rob Reiner y su esposa, Michele Singer Reiner, en una gala de los Kennedy Center Honors. O dicho con mejores palabras -ya que de la aventura de Eleven y compañía se trata-: no era solo una prueba de actuación. Era, también, una prueba de telequinesis afectiva entre casi púberes. La capacidad de entenderse sin explicarlo todo. Telepatía de la amistad. El puente Cuenta conmigo, de la amistad y el pacto del grupo en Stranger Things Hay una escena clave en Cuenta conmigo: el famoso cruce del puente ferroviario. No hay música. Apenas el oído, como un western en la que alguien adivina que el tren llega pegando la oreja al riel. Es una escena de acción: agacharse, cuidarse entre todos, escapar hacia adelante (y hacia el costado). Nadie deja al otro atrás. En Stranger Things, ese pacto se repite una y otra vez, con bicicletas, linternas y walkie-talkies, antenas adosadas al auto, con chicas como Eleven o Max ocupando el centro del grupo y ampliando esa idea -ya un poco vieja- de amistad cerrada entre varones. Porque, es cierto: Reiner filmó una amistad masculina, pero ni rígida ni heroica. Stranger Things toma esa base y la actualiza: suma otros cuerpos, otras voces, otras formas de pertenecer y de querer. El grupo es un refugio. El final de Cuenta conmigo: no cruzar solo los puentes difíciles Cuenta conmigo no termina con el cadáver del chico. Termina mucho después. Con un personaje adulto, escribiendo sobre otra muerte, peor y más cercana, mirando por la ventana a su hijo jugar con amigos. Hay una especie de continuidad. La idea de que esas amistades no desaparecen: cambian de forma. Con la muerte de Rob Reiner, Cuenta conmigo no vuelve como recuerdo, sino como herencia. Cada vez que una historia entiende que crecer no es ganar batallas, sino aprender a no cruzar solo los puentes difíciles.

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