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» Noticiasdel6
Fecha: 15/12/2025 12:20
El período ordinario de sesiones del Congreso nacional cerró el año con apenas 11 leyes sancionadas. Se trató de la menor producción legislativa de los últimos 10 años y de un balance que reflejó, más que la sanción de normas, la dificultad del oficialismo para construir acuerdos, la debilidad del bloque de La Libertad Avanza, una oposición que logró imponer su agenda y la creciente tensión entre el Gobierno de Javier Milei y el Parlamento, según el Balance 2025, elaborado por Directorio Legislativo (DL). El bajo nivel de producción normativa se dio en un año con 22 sesiones, de las cuales la mitad fueron especiales. Ese dato expuso un funcionamiento signado por negociaciones fragmentadas y la imposibilidad de sostener una agenda regular. En ese escenario, la actividad parlamentaria se apoyó en herramientas procedimentales antes que en consensos amplios, con un Congreso que avanzó más por presión que por acuerdos previos. El rasgo más distintivo del año fue el uso intensivo de los emplazamientos a comisión. En 2025 se contabilizaron 20, cuando en períodos anteriores el máximo había sido de tres. La herramienta fue utilizada por la oposición para obligar a las comisiones a tratar proyectos que el oficialismo buscaba demorar. En ese contexto, el Congreso funcionó mayoritariamente como un espacio de control y resistencia frente al Poder Ejecutivo. La oposición no solo impulsó la totalidad de las iniciativas aprobadas, sino que además condicionó al Gobierno a través de vetos revertidos y decretos rechazados. El resultado fue un año legislativo atravesado por la confrontación institucional. “La relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo se vio marcada por una estrategia donde el oficialismo no logró avanzar con sus iniciativas. Al contrario, se trató de un año donde primó el uso de herramientas constitucionales ‘defensivas’ de parte del gobierno para evitar el avance de la agenda opositora”, indicó DL. Un Congreso en clave de control El informe de DL destacó que de las 11 leyes sancionadas durante el período ordinario, tres correspondieron a acuerdos internacionales enviados al Congreso durante gestiones anteriores, mientras que las ocho restantes fueron iniciativas impulsadas por la oposición. No hubo ningún proyecto del oficialismo convertido en ley. Entre las normas aprobadas se incluyeron la declaración de emergencia en Bahía Blanca; dos aumentos para jubilaciones; la Emergencia en Discapacidad; la modificación de los Aportes del Tesoro de la Nación (ATN) a las provincias; el financiamiento de las universidades nacionales; la Emergencia en Salud Pediátrica, y la Ley Nicolás. Este esquema reflejó la imposibilidad del Gobierno de avanzar con su propia agenda legislativa. La debilidad numérica en ambas cámaras condicionó su estrategia y lo obligó a priorizar el bloqueo de iniciativas adversas antes que la construcción de mayorías para proyectos propios. La baja cantidad de leyes sancionadas consolidó a 2025 como el período de menor producción legislativa de la última década, incluso en comparación con años atravesados por crisis políticas o sanitarias. La respuesta del Gobierno se expresó en el uso del veto. Siete de las 11 leyes sancionadas fueron vetadas por el Poder Ejecutivo. En tres de esos casos, el Congreso insistió y logró revertir la decisión presidencial, lo que profundizó la disputa entre ambos poderes y reforzó el rol del Congreso como contrapeso institucional. La tensión institucional también se trasladó al control de los decretos de necesidad y urgencia. En 2025 se rechazaron cinco DNU sobre un total de 33, un número que se sumó al primer antecedente registrado el año anterior y que marcó un cambio en la dinámica de validación de las decisiones del Ejecutivo por parte del Parlamento. Este uso combinado de emplazamientos, vetos e insistencias configuró un año en el que la actividad legislativa estuvo más orientada al control y la disputa política que a la generación de consensos amplios. De un Congreso opositor a un escenario más favorable para Milei El balance del año mostró un Congreso claramente opositor, donde se utilizaron tanto herramientas tradicionales como mecanismos menos frecuentes para limitar la capacidad de acción del Ejecutivo. Esa dinámica tuvo un impacto directo en la productividad legislativa y explicó el bajo número de leyes sancionadas. Sin embargo, el informe de DL advierte que el escenario podría modificarse a partir del período extraordinario convocado por Milei para lo que resta de diciembre. Destacó que la nueva composición del Congreso tras las elecciones de octubre abrió un panorama» más favorable» para el Gobierno. En los próximos dos años serán dos los bloques mayoritarios en la Cámara Baja. Por un lado, el de LLA que junto al PRO sumó 95 legisladores y se convirtió en la primera minoría; y por el otro, Fuerza Patria, que con un bloque de 93 diputados será la segunda minoría. En el medio quedaron varias fuerzas con muchas menos bancas, que podría ser decisivas en el debate legislativo. En la Cámara Alta, el interbloque de LLA sumó 21 senadores y se convirtió en la segunda minoría, detrás del peronismo, que contabiliza 28 miembros, pero con algunos que se muestran dispuestos a negociar con el oficialismo. Si logra construir alianzas, el oficialismo podría “pasar de una estrategia defensiva y reactiva a una propositiva”, indicó DL. El desempeño legislativo de 2026 quedará así condicionado por la capacidad política de transformar esa nueva correlación de fuerzas en acuerdos concretos. (TN)
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