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  • Américo Detomasi – Emerson Milano Nuestro breve pero riquísimo viaje por Europa

    Gualeguay » Debate Pregon

    Fecha: 15/12/2025 11:42

    Florencia París nos recibió con esa elegancia eterna que la caracteriza. Caminar por sus amplias avenidas, contemplar sus puentes iluminados y asomarse a cada esquina con historia fue como entrar en un libro viviente. Pero nada se compara con el momento en que por fin cumplimos uno de nuestros mayores sueños: “conocer la Torre Eiffel de noche, por un crucero, es una experiencia que te deja sin palabras”. Verla brillar sobre el Sena, erguida y majestuosa, fue un instante que parecía suspendido en el tiempo. París, con su arquitectura impecable y su legado histórico que respira en cada detalle, nos recordó una y otra vez por qué es una de las ciudades más admiradas del mundo. Ads Place du Chateau - Blois Después llegó Florencia, que nos envolvió con su magia renacentista apenas pusimos un pie en sus calles. “Caminar por las callejuelas de Florencia, hasta llegar al Duomo es maravilloso”: cada paso es un viaje hacia el pasado, un encuentro con artistas, épocas y obras que cambiaron la historia. Y entonces, de pronto, aparece él: “estar frente al Duomo, te deja sin aliento”. Su inmensidad, sus mármoles de colores y su cúpula imponente despiertan un asombro difícil de describir. En medio de tanta perfección, uno no puede evitar preguntarse: “¿cómo lograron hacer cada una de esas maravillas, sin tanta tecnología?” Es un pensamiento que se repite también en París y en cada ciudad histórica que visitamos. La respuesta, quizá, está en la dedicación, el ingenio y la sensibilidad con que generaciones enteras trabajaron para dejar un legado eterno. Callecitas de Verona A lo largo de todo el viaje nos maravilló profundamente la admirable conservación del patrimonio histórico, esa decisión colectiva de proteger la belleza para que siga inspirando a quienes la visitan. Cada catedral, cada palacio, cada puente y cada plaza guardan siglos de historia que siguen vivos, invitando a contemplarlos con respeto y emoción. París Así, estos quince días se transformaron en un recorrido que no solo nos permitió conocer ciudades extraordinarias, sino también cumplir sueños que atesoraremos para siempre. Europa nos regaló paisajes, cultura y momentos que quedarán grabados en nuestro corazón, recordándonos que el mundo está lleno de maravillas… y que siempre vale la pena salir a buscarlas. Ads

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