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  • Retos virales: 5 peligrosos desafíos alimentarios y cómo proteger a tus hijos adolescentes

    » Clarin

    Fecha: 15/12/2025 08:41

    En un mundo mediado por las redes sociales, la imagen corporal se convirtió en un valor central, especialmente para la adolescencia. En ocasiones, esta presión se materializa en desafíos nutricionales extremos que prometen soluciones rápidas, y representan serios peligros para la salud física y mental. Tal como mostró la serie Adolescencia (Netflix), los problemas que viven los chicos muchas veces pasan inadvertidos. Madres y padres no siempre saben qué son estos challenges ni qué prácticas extremas circulan entre los jóvenes. Para dimensionar el problema, expertas en psicología y trastornos de la conducta alimentaria explican cómo funciona esta tensión y ofrecen una guía para que los padres identifiquen las señales de alerta y promuevan una relación saludable con la comida y el cuerpo. A continuación, la mirada de tres especialistas: Agustina Murcho, nutricionista experta en trastornos de la conducta alimentaria; Florencia Alfie, psicóloga especializada en adolescencias; y Candela Yatche, trabajadora en salud mental y referente en juventudes. Estos retos se presentan como una "solución rápida" para abordar el deseo de "controlar el cuerpo". Foto: ilustración Shutterstock. Qué son los retos alimentarios y por qué son peligrosos Estos retos se presentan como una "solución rápida" para abordar el deseo de "controlar el cuerpo" y alinearse con un ideal de belleza rígido. Sin embargo, la psicóloga Florencia Alfie subraya que estos planes extremos no están diseñados para integrarse en la vida real, sino que son "insostenibles y no saludables". Para que los adultos puedan detectar las señales de alerta, la experta en trastornos de la conducta alimentaria Agustina Murcho detalla cinco desafíos alimentarios que circulan en la web y los graves riesgos que implican: 1. Water fasting Promete una pérdida rápida de peso y un "detox", por lo que Murcho advierte que hay un alto riesgo de descompensación por la falta de alimento: “La supuesta pérdida rápida de peso que se observa con este reto, en realidad, se observa en la pérdida de masa muscular; ante la falta de alimento el cuerpo intenta compensar y comienza a ‘consumirse’ para poder sobrevivir”. A su vez, dice Agustina, puede traer consecuencias graves, con descontrol alimentario y efecto rebote, atracones y miedo a comer, con desregulación de las hormonas de hambre y de saciedad. “No es necesario un ‘detox’ o desintoxicación -dice la experta-, ya que el cuerpo tiene sus propios órganos encargados de hacerlo, a través de la piel, el hígado y los riñones”. 2. Reto de las 1.200 calorías Propone comer “muy por debajo de las necesidades básicas diarias”. Las consecuencias incluyen descontrol alimentario con atracones y un fuerte miedo a engordar y a comer más sin poder parar. Además, dice que “se puede comenzar a tener miedo a ciertos alimentos (o a todos) y quitarlos de la dieta de manera arbitraria sin medir los nutrientes y vitaminas que aportan a tu día”. Puede llevar a anemia, pérdida de pelo y hasta desmayos. 3. Dry fasting Este reto prohíbe comida y líquidos, y busca eliminar todo tipo de azúcares o carbohidratos. Este extremo conlleva riesgo de deshidratación y falta de energía. Entre los síntomas comunes puede aparecer dolor de cabeza, mareos, y muchas veces acompañado de sensación de descontrol por ingerir hidratos y dulces. 4. Clean eating Promueve comer solo alimentos “puros” o “naturales”. En este caso extremo, el desafío responde a la ortorexia, un TCA donde la persona "se obsesiona con comer 100% saludable y limpio". Esto genera mucha ansiedad y miedo a comer algo que no preparó la propia persona o que no sepa qué es lo que tiene. “Si bien es bueno comer saludable, con la menor cantidad de químicos posibles, así como disminuir los productos ultraprocesados, en este caso se trata de un extremo que es contraproducente para la salud integral. En muchos casos, cuando se padece este trastorno, las personas evitan asistir a eventos sociales para evitar ‘tentarse’ con ciertos alimentos”. 5. Reto de las 10 mil calorías Promueve la ingesta de una cantidad excesiva de alimentos en un solo día, muchas veces con fines de filmación. Los principales riesgos son problemas digestivos, diarreas y atracones (ya que se empieza a desregular el circuito de hambre y saciedad). “Ya sea por hambre, o por exceso de ingesta de alimento, el circuito se desregula y, si se sostiene en el tiempo, puede provocar problemas de obesidad, diabetes, dislipemias o hipertensión”, dice Agustina. Por qué atraen estos retos: la promesa de control y éxito instantáneo “Seguir una regla estricta brinda una sensación de control y orden”, asegura Florencia Alfie. Foto: ilustración Shutterstock. La psicóloga Florencia Alfie explica a Clarín que estos desafíos funcionan como un alivio inmediato ante el estrés cotidiano. “Seguir una regla estricta brinda una sensación de control y orden”, asegura. Alfie describe que el cerebro prefiere un plan extremo (“cero carbohidratos”) antes que uno equilibrado, porque resulta más fácil de seguir a corto plazo. Esto genera un refuerzo emocional rápido: “Al lograr un objetivo corto, aparece una inyección de dopamina que nos hace sentir disciplinados”. Cumplir un reto da un refuerzo inmediato, pero sostenerlo genera agotamiento. “Cuando no lo cumplís, aparece la culpa y se erosiona la autoestima”, advierte Alfie. Esa montaña rusa emocional deja a chicos y adolescentes atrapados en una lógica de éxito o fracaso total. Estos retos transforman la relación con la comida en un campo de batalla. Dice la experta en adolescencias: “El reto te hace pelear con la comida en lugar de disfrutarla”. Se pierde la capacidad de registrar señales internas de hambre o saciedad. La restricción extrema desemboca en atracones, culpa y hostilidad hacia el propio cuerpo. “Lo que comés se convierte en una medida de tu valía personal”. Además, los retos alteran la vida social. “Te da ansiedad comer fuera de casa y terminás rechazando invitaciones para no explicar tus reglas o arriesgarte a romper el plan”, señala Alfie. “Gran parte de la energía mental se gasta pensando en lo que deberías estar comiendo, o en lo que no podés comer. Esto roba espacio mental para otras cosas importantes, como relajarte y disfrutar el momento con tus hijos, tus amigos. El reto te obliga a elegir entre tu plan y la conexión social, y esa tensión desgasta mucho”. Redes, algoritmos y el cuerpo como “valor” “El triunfo absoluto de esta ideología es habernos convencido de que ‘cuidarnos’ significa someternos a rituales de belleza que nos educan en la feminidad”. Foto: ilustración Shutterstock. Para Candela Yatche, la adolescencia es una etapa donde el cuerpo define pertenencias. A eso se suma la presión de las redes: “Tenemos algoritmos que premian a quienes se acercan a ese ideal de belleza”, explica. El resultado es una tensión entre cambios corporales reales y una cultura que glorifica la imagen. En esta misma línea, la abogada y escritora Lala Pasquinelli, autora de La estafa de la feminidad (Planeta), advirtió en una entrevista con Clarín sobre lo que denomina la "ideología de la belleza": “El triunfo absoluto de esta ideología es habernos convencido de que ‘cuidarnos’ significa someternos a rituales de belleza que nos educan en la feminidad”. La fundadora de Mujeres Que No Fueron Tapa hacía referencia al famoso “me estoy cuidando”, utilizado como sinónimo de hacer dieta, hacerse las manos o ir a la peluquería. Y continuaba: “Para mí ‘cuidarse’ puede ser aprender autodefensa, ir a un taller de feminismo, entender qué son los vínculos tóxicos, aprender cómo salir de la violencia, ¡entender cómo pedir más plata en los trabajos y por qué somos las más pobres entre los pobres! Creo que eso sería cuidarnos hoy, pero funciona tan bien esto como dispositivo que hasta nos convencemos de que cuidarnos es someternos a esa ritualidad, gastar plata en esas cosas y perder nuestro tiempo en esa situación”. En definitiva, estas rutinas, exigencias y retos que prometen perfección, en realidad refuerzan la sensación de insuficiencia y la idea de que las mujeres “deben” modificar su cuerpo para encajar. Cómo hablar con tus hijos adolescentes Es clave hablar con los chicos sobre filtros, edición de imágenes y algoritmos. Foto: ilustración Shutterstock. Yatche, fundadora de Bellamente, plantea la importancia de “trabajar en alfabetización digital”, y hablar con los chicos sobre filtros, edición de imágenes y algoritmos. Propone enseñar a preguntarse: “¿Quién gana con que yo haga este challenge? ¿Es real lo que me prometen?”. El pensamiento crítico se entrena desde estas preguntas, dice Candela, que está recién llegada de cursar una maestría en la Universidad de Oxford y trabajando en la intersección de la salud mental y la inteligencia artificial. La especialista impulsa a madres y padres a promover diversidad corporal y a reforzar que la identidad no se reduzca a la imagen. “La salud es integral”, insiste. Actividades, habilidades, afectos y logros también construyen sentido de sí mismos. ¿Cuándo preocuparse? Yatche describe señales de alarma claras: dejar de comer, evitar hacerlo en público, excusas para no comer, aislamiento, irritabilidad, preocupación excesiva por el peso y edición intensiva de fotos. “Hay que prestar atención a los signos vinculados a la imagen, no solo a la comida”. Hablar de redes sin prejuicios, explicar los riesgos de estos retos, fomentar rutinas saludables sin obsesión, acompañar sin burlas ni juicios y pedir ayuda profesional si aparecen señales de alerta son claves en el abordaje de estas problemáticas.

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