14/12/2025 08:13
14/12/2025 08:13
14/12/2025 08:12
14/12/2025 08:12
14/12/2025 08:12
14/12/2025 08:11
14/12/2025 08:11
14/12/2025 08:11
14/12/2025 08:11
14/12/2025 08:11
» El litoral Corrientes
Fecha: 14/12/2025 02:45
El asaltante nos trae voces vivas de la poesía argentina. Cada poeta nos acerca, además de poemas, su visión de la poesía. Poética Escribo poesía para agradecer lo que la poesía hizo en mí. Y lo que sigue haciendo. Lamento decepcionarlos, pero... No fui el niño más lector de mi curso ni escribí mi primer poema a los seis años. Sin embargo, se me dio la poesía. Se me dio. No sé qué tanto la busqué. Cuentan mis padres que cuando empecé a hablar, iba dejando escapar palabras inventadas como "pano", "atucutna" y "lubieta". Paso a traducirles este chino básico. "Pano": mate. "Atucutna": hojas. "Lubieta": barba. Tal vez la clave del asunto no sean mis arrebatos lingüísticos (cosa de infante reciénvenido a su idioma), sino la memoria de Héctor y Graciela. Si tengo que definir mi vínculo con la poesía, sin dudas ese sería uno de sus ejes: fijar, de algún modo, una experiencia personal o heredada. Una casa llena de libros de distintos autores, disciplinas y épocas es un legado ardiente. Una herencia tan espacial como simbólica. Una carpeta roja con las anotaciones de las películas vistas en VHS también. O la transmisión oral de las recetas de la abuela Pepa, las historias del abuelo Juan, los chistes que se hacían los Oberlin, los personajes de una Reconquista de la segunda mitad del siglo XX. Entre risas y llantos llegaban los juegos lingüísticos que, en la confección de mi voz poética, atornillaron, entre otros/as, Andrés Calamaro y Les Luthiers. Escribir es recordar ("volver a pasar por el corazón") con ternura... y alguna que otra licencia poética. No es sólo retratar una ciudad del presente, sino también recrear una del pasado. Ir en busca del tiempo de la ciudad interior. La poesía le da ritmo a mi vida. La acompasa, la frena, la acelera si está medio dormida. Escribir se asemeja a un montaje íntimo que ordena mis fragmentos, "las partes rotas del gran espejo interior". No es casual que la poesía haya aparecido en mí durante la adolescencia, en un momento de baja autoestima y mucha fragilidad. Comencé diciendo que escribo para agradecer. Un acto involuntario de gratitud. Es verdad. Pero también lo hago porque no sé hacer otra cosa. Si hay una ética de la escritura en mí responde, fundamentalmente, al imperativo categórico de no traicionar una de mis necesidades básicas. ¿Puedo vivir sin escribir? Sí, pero resulto una persona menos interesante, más plana, menos plantada. Me gusta plantarme en el texto, ser regado por el azar de la lengua popular y entregarme a la experimentación del crecimiento del verso. Leonardo Pez MUESTRARIO MÍNIMO Modo copiloto El colectivo de línea zarandea la estabilidad del auto Mi padre cruza con las provisiones vegetales cargando el almuerzo de los días que vendrán En casa espera mamá: vino para dos, agua saborizada dramas cociéndose a fuego lento Cumplo mi propósito: saco tema, selecciono la música advierto al conductor cuando se distrae Manipulo el celular, soy el diseñador de otra ciudad que se pierde en la altura Gostaun Caen paltas en el campo de mis padres: como misiles teledirigidos tocan el tambor de Colastiné los tucu tucu se hacen chichones con el boyero subterráneo bichos muertos del tanque a la canilla a la botella y a la mesa Pica fulero un tipo de insecto más alargado De lejos, ronco, sucio, el ruido de las motos riff de pibitos con la bolsa de las compras Algunos muchachos carnean porrones: del envase de vidrio al de plástico y al pico Estoy solo, aburrido, soy parte del mundo A esta altura El chico que va en el asiento de atrás del patrullero me mira, nos miramos: coincidimos en el cuelgue Sale gente del edificio espejado entra gente al edificio ocre mostaza parece que hay viento aquel hombre carga su paraguas negro y un grupito se refugia en las escaleras de tribunales Cuatro o cinco empleados desarman una mesa de pool Cierra el negocio: una ciudad menos dentro de la ciudad Cortaron la luz en la zona hoy anduve por ahí un poste oblicuo se mecía sostenido por los cables Todo lo que prometimos transcurre lento A medida que los pescadores se retiran los dorados suben a la laguna En la orilla un chico repite movimientos sacados de la televisión Un muñeco de friselina o polietileno pende del horizonte y desaparece Por el este se aproxima un frente frío A su modo nuestros padres lo suponen Nadie los ve No queda gente en el bondi ni a mi derecha ni a mi izquierda: casa de ladrillo visto nada en su interior, solo un viejo aburrido Busco patrones, rasgos, compañeros del colegio El pato surca el agua amarronada casi como el perdigón su plumaje Los kayakistas limpian y secan sus remos La sensación es que pueden reconstruirse: todo depende de la física Se va el bote, llega a una isla igualita a la que abandonamos; no creo que te acuerdes Si ajusto el enfoque el repartidor de gaseosas corre en cámara lenta Desde una ventana se ingresa a la habitación, de ahí a un concierto privado El mozo mira con fe el ámbar que se esconde bajo la espuma Su destello une casas y cosas A unas cuadras de doblar el ruido de la moto llega antes que la moto Cuatro tipos Discuten con la radio a medio volumen Por el espejo retrovisor pasan nubes haciendo willy cerca del puerto Van en un coche que está demasiado bueno Frenan Estacionan junto a una camioneta Bajan dos Adentro, niños y viejos se desplazan entre ofertas Una velocidad distinta es procesada por algún mecanismo Padre e hija abandonan la cola, y saludan al jubilado que se toma con paciencia la espera de los demás (Ella) entra enganchada del brazo de su marido, siente el beat del lector láser y los códigos La mayoría diagrama en la mente y en el móvil un ahorcado con los últimos días del mes
Ver noticia original