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» Elterritorio
Fecha: 13/12/2025 18:33
Lo que comenzó con cuatro estudiantes en 2020 hoy tiene más de 20 voluntarios que sostienen apoyo escolar, talleres y meriendas en contextos de vulnerabilidad. sábado 13 de diciembre de 2025 | 10:00hs. Ayer se desarrolló el cierre de año con los chicos de la Chacra 96 con juegos, sorpresas y merienda. Foto: Jorge Acosta En tiempos egoístas y mezquinos (diría Fito Páez) como los que se viven actualmente, dejar de mirarse el ombligo y construir en comunidad es casi un acto revolucionario. Y revolucionarios, afortunadamente, quedan muchos. Se podría decir eso de los profesionales y estudiantes que forman parte de ‘Enbarriarnos’, un grupo de voluntarios que se formó en el 2020, en plena pandemia del Covid-19 como respuesta a la gran demanda de padres y madres de los barrios populares de Posadas que no podían enfrentar los desafíos de acompañar las trayectorias escolares de sus hijos y las barreras tecnológicas que supuso la virtualidad. Desde entonces, el equipo conformado inicialmente por cuatro estudiantes -hoy profesionales- que asistía con clases en dos barrios creció y hoy cuenta con más de 20 voluntarios y tareas en nueve barrios. No solamente hacen acompañamiento escolar, sino que propiciaron un espacio para adolescentes, del adulto mayor y talleres para que las mujeres tengan un oficio. Es así que ayer, en la Chacra 96, más conocido como Villa Hollywood, tuvieron uno de los tantos cierres de año con un agasajo a los niños con juegos, sorpresas y una merienda. El cierre de un año complejo en el que la necesidad de alimento se evidenció mucho más. Los inicios del grupo Sabrina Romero es una de las fundadoras del grupo y actualmente su coordinadora. Los trabajos junto a Andrea Titschkowski, Yesenia Quintero, Ángela Radaeli y Patricia Romero comenzaron en la Chacra 145 y el barrio San Jorge. “Pensamos que iba a ser una cuestión del contexto nomás, que después volveríamos a nuestras vidas normales, pero en 2021 volvió la demanda y hoy hace cinco años que estamos en los barrios”, contó Sabrina a El Territorio. Un pilar fundamental de Enbarriarnos es trabajar con y en comunidad, así que además de lo ya mencionado se generan espacios de encuentro, charlas y talleres con los vecinos y las vecinas sobre el cáncer de mama, la violencia de género, la prevención de las adicciones, entre otros. Al acompañamiento escolar asistieron durante el año unos 30 niños. Foto: Jorge Acosta “Una vez que pisamos el territorio, pisamos el barrio, estamos comprometidos con la comunidad y siempre decimos, estamos trabajando con personas, con niñeces, con adolescencias, con mujeres, con adultos mayores”, aseguró. En esa labor de escuchar las necesidades es que nace el espacio para los adolescentes. Sucede que en estos cinco años los que eran niños crecieron y les interesaban otros temas, así se generó un lugar en el que se puede hablar de educación sexual integral, la violencia en el noviazgo, derechos sexuales y reproductivos, proyectos de vida y otros. La necesidad del alimento Particularmente, la Chacra 96 es un barrio en el que abundan las adicciones y hasta algunos progenitores están en ellas, lo que deja a los niños en un estado de vulnerabilidad. Rosana Leopoldino, referente barrial, es la encargada de hacer la merienda todos los viernes para alrededor de 70 chicos, porque a los que van al acompañamiento escolar se les suman los que asisten a su merendero. “Para mí es algo muy importante porque hace cinco años que vengo luchando con merenderos para los niños de acá y siempre golpeaba las puertas para conseguir que les asistan en el tema de la educación, porque hay muchos chicos que no tienen apoyo familiar y repiten de grado. Mediante las clases de apoyo muchos pasaron de grado y eso es una gran bendición”, celebró. Es que este lugar no es solamente para reforzar lo dado en el aula, sino también de contención, de juego. Años anteriores los chicos acudían movidos por la diversión y por compartir un momento con otros, pero los voluntarios notaron que este año la necesidad de acceder a la merienda creció. “Lo que nos pasó este año, a diferencia de años anteriores, es la demanda de la copa de leche. Estos espacios son espacios no formales de educación y hoy una de las demandas es la merienda, ahí se denota la cuestión económica, como hoy la situación alimentaria dentro de las familias está un poquito más compleja y también a nosotros nos generó sostener cinco acompañamientos escolares donde tenés que garantizar una buena merienda”, remarcó Sabrina. Durante enero el grupo se toma un descanso y será un tiempo para reflexionar sobre lo logrado y planificar un 2026 de nuevos desafíos.
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