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» Misioneslider
Fecha: 13/12/2025 14:50
En las bulliciosas calles de Santiago, específicamente en la zona conocida como "Pequeña Caracas", se respira un ambiente multicultural donde la presencia de inmigrantes venezolanos y colombianos es palpable. En medio de puestos callejeros y pequeños comercios, se encuentran historias de vida marcadas por la lucha diaria y la incertidumbre ante las políticas migratorias del país. David, un vendedor ambulante de plátanos llegado de Venezuela, es uno de los tantos inmigrantes que buscan sobrevivir en un entorno desconocido. Con sus papeles de residencia en trámite, se gana la vida vendiendo frutas en la calle Toro Mazote, explicando a los transeúntes la diferencia entre los plátanos verdes y maduros. Su mirada se torna preocupada al mencionar la posibilidad de ser expulsado del país si el candidato de derecha, José Antonio Kast, llega al poder y cumple su promesa de deportar a aquellos sin documentos en regla. En medio de esta incertidumbre, otros inmigrantes como María, una joven venezolana que trabaja en un minimarket, también se ven afectados por la amenaza de una posible expulsión. Con tan solo 27 años, dejó su país en busca de un futuro mejor, pero ahora se ve obligada a enfrentar la posibilidad de tener que regresar a Venezuela si no logra regularizar su situación migratoria en Chile. José Antonio Kast, con posturas ultraconservadoras y medidas drásticas en materia migratoria, ha generado un clima de tensión entre la comunidad inmigrante y la población local. Su discurso antiinmigración ha despertado temores y preocupaciones entre aquellos que, como David y María, luchan por construir una nueva vida lejos de sus países de origen. En medio de esta realidad compleja, se evidencia la diversidad de nacionalidades presentes en la zona, donde venezolanos, colombianos, ecuatorianos y haitianos conviven en un mismo espacio. Las historias de cada uno reflejan la lucha por la supervivencia, la adaptación a una nueva cultura y las dificultades para obtener la ansiada regularización migratoria. Ante la incertidumbre y el temor que se respira en las calles de Santiago, queda latente la necesidad de encontrar soluciones integrales que respeten los derechos humanos de los inmigrantes y promuevan la convivencia pacífica entre todas las comunidades. En un mundo cada vez más globalizado, la diversidad es un valor que enriquece a las sociedades y que debe ser protegido y valorado en todo momento.
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