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  • “Para aprender hay que largarse, pero el tango no tiene tope, siempre hay más. Yo sigo aprendiendo” – Cesar Ferrer, bailarín de Tango

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 13/12/2025 01:08

    En esta edición N°148 de Entrevistados, en el marco del Día Nacional del Tango, que se celebra cada 11 de diciembre desde 1977, con el fin de conmemorar los nacimientos del cantor / compositor Carlos Gardel y del compositor, violinista, arreglador / director Julio de Caro. Dialogamos con Cesar Ferrer, bailarín, organizador de milongas y referente del tango en Concordia, que desde hace tres décadas sostiene un salón, forma bailarines y lleva adelante espectáculos que convocan a público de toda la región. Repasamos su recorrido, su mirada sobre la evolución del género y el amor que mantiene por esta danza que, en sus palabras, “nunca se termina de aprender”. ¿Hace cuánto tiempo te dedicás al tango? “Ahora que estoy jubilado, me dedico de lleno a eso. Hace aproximadamente 30 años bailo. Tengo mi propio salón, que se llama «Viejo Portón”. Agregó: “Ahora hay unos chicos que enseñan en mi salón, y yo siempre les digo que enseñar tango lleva casi el mismo tiempo que aprenderlo, porque no es fácil. Yo los acompaño, los corrijo y también hago milonga”. ¿Qué fue lo que te llevó a convertirte en bailarín? “A mí siempre me gustó el tango. Después conocí a un amigo y empezamos juntos. Él ahora está en Japón, es reconocido internacionalmente. Yo me quedé acá, seguí, y siempre me gustó. Me resultaba fácil aprender e interpretar. Y así seguí, dándole con todo”. Continuó diciendo: “A mi tío le gustaba el género y me llevó a conocer al Polaco Goyeneche y a Aníbal Troilo… los conocí personalmente en un boliche que se llamaba Rincón de Artistas. Fue increíble verlos. Creo que ahí ya vine con la idea de que yo tenía que bailar”. ¿Qué actividades realizás día a día? “Ahora estoy acompañando a los chicos que están aprendiendo y que quieren enseñar en mi salón. Me piden que los mire y los corrija. No es fácil bailar tango. A mí me gusta mucho la milonga. Algunos dicen en chiste que vendí la casa para pagar cursos… ¡y casi! Tuve muchas clases con profesoras y señoras. Fui al Mundial de Tango en 2005 y 2006. Conocí gente de muchos países y me fue bien. En Buenos Aires iba a milongas muy famosas. Allá tuve contactos y conocí orquestas. Traje varias a distintos eventos que realicé: La Juan D’Arienzo, La Romántica Milonguera, Los Herederos del Compás y Los Reyes del Tango. Son espectáculos grandes, vienen personas de todo el país y muchos uruguayos. Me fue muy bien con esos eventos”. ¿Y actualmente seguís bailando y participando? “Sí, claro. Anoche estuve bailando. No me meto demasiado cuando están los chicos dando clase; yo miro, les digo cómo es una cosa u otra, y después me voy. Cuando los corrijo, lo hago en privado, para no desmerecer su trabajo. Ellos ya conocen los movimientos. Pero les va a llevar tiempo aprender a enseñar, porque no es lo mismo que saber bailar”. Desde tu experiencia, ¿cómo ves la evolución del tango desde que iniciaste? “Hace 25 años éramos seis personas bailando. Ahora debe haber unas 200. Esa es la mayor diferencia. Se va sumando gente, aunque algunos se cansan porque el tango no es fácil. Cuando yo les pregunto a amigos si quieren bailar tango, me dicen ‘no, no me gusta’, pero es porque le tienen miedo. Yo les digo: ‘bailás salsa, bachata, todo… ¿y tango no? Tenés miedo’. Ahí se quedan callados y después me dicen ‘sí, tengo miedo’. Continúa agregando: “Para aprender hay que largarse. Yo bailé cinco años bachata, cinco salsa, competí… pero el tango no tiene tope. Siempre hay más. Yo sigo aprendiendo. Un maestro dijo una vez: ‘Puedo estar diez años encerrado con una bailarina y no bailar lo mismo’. Eso te muestra lo infinito que es”. ¿Tuviste algún desafío grande en tu carrera? “Sí. Cuando fui al Mundial de Tango, había 800 parejas. Bailábamos en tandas de 60. Pasé la primera ronda, pasé la segunda, y quedábamos unas 150 parejas. No seguí. También bailé en lugares con 10.000 personas. No es fácil bailar delante de tanta gente y destacar entre todos”. ¿Y alguna experiencia especialmente gratificante? “Muchas. Conocí muchísima gente. Cuando traje a La Juan D’Arienzo, ellos no sabían quién era yo. Era arriesgado para ellos venir porque se les pagaba acá, y podía pasar que no les pagaran. Pero confiaron, el evento salió perfecto y les pagué todo. Desde Buenos Aires ya me conocen otras orquestas. Ahora ellas mismas me llaman. Eso es muy gratificante: que te conozcan y confíen en vos”. Si alguien te dijera que quiere dedicarse al tango, ¿qué consejo le darías? “Primero le preguntaría si sabe bailar. Después le diría que tenga paciencia. Si querés enseñar, vas a tener uno, dos, diez alumnos. Y tenés que aprender a enseñar. No es coreografía: la coreografía sirve para un espectáculo, pero el tango social es otra cosa. Yo bailé diez años con una amiga. Si nos contrataban, no ensayábamos, porque ella sabía mis marcaciones y yo sabía marcar. No hacía falta ensayar”. ¿Volverías a elegir el tango? “Por supuesto que sí, es todo para mí, yo escucho y comparto a través de mis grupos de whatsapp tango todos los días. Hace un rato mandé el de hoy. Y todos los días sin falta lo hago”. Te invitamos a ver lo más destacado de la entrevista a través de los reels en redes sociales, buscános como @Despertarentrerriano.

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