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  • Bien de interés catastrófico

    » Diario Cordoba

    Fecha: 13/12/2025 00:58

    La Junta de Andalucía ha dispuesto en una sola reunión, qué tíos, la incoación de cuatro declaraciones BIC (o Bien de Interés Cultural, que no catastrófico) de una tacada. Son el Cerro de la Merced de Cabra, la romería de la Virgen de Luna en la comarca de Los Pedroches, los Cantos de la Aurora de Priego y la santería de Lucena. La primera declaración es de zona arqueológica y, el resto, de esa cuestión de bordes difusos (entre lo honorífico, lo políticamente correcto y la promoción turística) que llamamos ahora patrimonio inmaterial. Cuando se quiere, se puede. Sucede que la Consejería de Cultura no ha dicho esta boca es mía sobre la defensa efectiva del yacimiento arqueológico conocido en Córdoba a raíz de fijarse el trazado del primer tramo de la Ronda Norte. Curioso que se proteja lo menos -la amenaza a la zambomba de Jerez debe de ser terrible- y pasen cuatro pueblos de lo más. Como ha explicado Miguel Ranchal en su siempre bien escrita columna, el catedrático Ángel Ventura explicó en fechas recientes en Filosofía y Letras los resultados de la investigación, las certezas y las hipótesis sobre lo que tiene pinta de ser un testimonio del cristianismo temprano en la ciudad, reedificado por mozárabes en la etapa andalusí bajo la posible advocación de Santa Eulalia mártir. A día de hoy, ese yacimiento tiene cero protección legal, planes firmes de sepultura por las obras de la Ronda Norte -esa que no verán nuestros ojos- y un no concretado propósito de conservación, por la inaudita técnica de colocarle encima una losa de hormigón y una carretera. No consta iniciativa de preservación de oficio mediante figura legal alguna en un país donde la destrucción de yacimientos arqueológicos sigue siendo un delito recogido en el Código Penal. Cuidado con lo que firman, criaturas. Existe una estrategia deliberada de evitar los problemas mediante la fórmula de que no se hable de ellos. La mejor manera de no tener un conflicto es ignorarlo, creo que suponen en los despachos oficiales. Apelar a estas alturas al sentido común, a las alternativas de la ingeniería (que cuestan tiempo y dinero, sí), a la relación coste-beneficio o a un estudio pausado de las opciones es caso perdido. Incluso, cuando existen antecedentes (el entonces llamado CTIM) de planes enteros anulados por una gestión urbanística incompleta que, en el caso de la Ronda Norte, es evidente. Díganme cuántos casos conocen de ejecución de una carretera urbana sobre terrenos no calificados para tal fin (el PGOU nunca la incluyó y no ha sido modificado), sin informes sectoriales conocidos, ni las lógicas alegaciones que se piden para cosas mucho menores. Curioso que retirar una celosía de antes de ayer generase un aluvión de actividad judicial, polémica entre expertos o presiones gubernamentales y llevarse por delante un yacimiento arqueológico enterito no haya motivado, hasta la fecha, ni un sencillo recurso de lo contencioso-administrativo. Es todo curiosísimo. *Periodista

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