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Parana » El Once Digital
Fecha: 13/12/2025 00:30
El día que comenzaba a nacer el Túnel Subfluvial y su significado como símbolo del triunfo del federalismo. “Al federalismo no es llorando como lo vamos a reconstruir, sino actuando. Hay que hacer menos viajes a Buenos Aires para pedir recursos y permisos”, dijo Uranga. El Túnel Subfluvial “Raúl Uranga – Carlos Sylvestre Begnis” cumplió 56 años desde su inauguración oficial, ocurrida el 13 de diciembre de 1969. Único en su tipo en América Latina, el viaducto interprovincial se consolidó como una de las obras de ingeniería más trascendentes del país y como un símbolo del triunfo del federalismo argentino, al haber sido impulsado, financiado y ejecutado por dos provincias sin la intervención directa del Estado nacional. La megaestructura, que une Entre Ríos con Santa Fe por debajo del río Paraná, fue concebida como respuesta a un histórico aislamiento que padecía la región mesopotámica. Hasta su concreción, el cruce entre ambas orillas solo era posible mediante balsas, un sistema precario e insuficiente para el crecimiento económico, productivo y social de la zona. Un proyecto sin precedentes en América Latina El Túnel Subfluvial fue construido entre 1961 y 1969 por un consorcio internacional integrado por la empresa argentina Sailav SA, la alemana Hochtief AG y la italiana Vianini. La obra demandó siete años de trabajo ininterrumpido —exactamente 2.870 días— y una inversión de 61 millones de dólares, convirtiéndose en el sexto túnel subacuático más extenso del mundo y el primero de su tipo en el continente americano. Se realizó la jornada de cierre de la semana del túnel subfluvial 2025 A más de medio siglo de su inauguración, el viaducto mantiene plena vigencia: por su traza circulan en promedio unos 12.000 vehículos diarios, un flujo que confirma su importancia estratégica para la logística regional, el comercio interprovincial y el desarrollo turístico del Litoral. El fin del aislamiento de la Mesopotamia El 13 de diciembre se transformó en una fecha emblemática no solo para entrerrianos y santafesinos, sino también para correntinos y misioneros. Ese día se quebró definitivamente el aislamiento de la Mesopotamia respecto del resto del país, dando lugar a una integración territorial largamente postergada. La inauguración marcó la unión definitiva de lo que el entonces gobernador de Entre Ríos, Raúl Uranga, definió como “la Argentina insular y la Argentina continental”. Aquella expresión sintetizó el sentido profundo de la obra: conectar regiones, equilibrar oportunidades y hacer efectivo el federalismo consagrado en la Constitución Nacional. El origen de una decisión histórica La historia del Túnel Subfluvial comenzó a gestarse lejos de los despachos oficiales. La crónica recuerda que, en un mediodía de diciembre de 1959, dos amigos compartían un almuerzo en el restaurante Luisito, un tradicional local gastronómico de Paraná. Raúl Uranga, gobernador de Entre Ríos, y Carlos Sylvestre Begnis, gobernador de Santa Fe, se reunieron allí para sellar una decisión que cambiaría la historia de ambas provincias. Tras una extensa sobremesa, convocaron al dueño del restaurante, Luis Chiappino, pidieron una botella de champán y tres copas, y brindaron por la determinación adoptada: avanzar con la firma de un tratado interprovincial para construir el Túnel Subfluvial. Seis meses después, el 15 de junio de 1960, ese acuerdo histórico fue formalmente rubricado. Sylvestre Begnis, Gobernador de Santa Fe (pipa, anteojos) y Raúl Uranga, gobernador de Entre Ríos. Federalismo en acción Durante décadas, Entre Ríos y Santa Fe habían presentado proyectos ante el gobierno nacional para concretar una conexión física permanente, sin obtener respuestas favorables. Cansados de la falta de apoyo, Uranga y Sylvestre Begnis decidieron apelar a una herramienta jurídica prevista en la Constitución Nacional: la posibilidad de que las provincias celebren tratados para resolver problemas comunes. La clave estuvo en la interpretación constitucional sobre la jurisdicción del lecho del río. Mientras el espacio aéreo corresponde a la Nación —lo que implicaba que un puente debía ser construido por el gobierno nacional—, el fondo del río pertenece a las provincias. Esa diferencia jurídica permitió avanzar con la alternativa del túnel mediante un acuerdo interprovincial. “El río es nuestro”, sostuvo Sylvestre Begnis, apoyándose en el artículo 107 de la Constitución Nacional. Así, el acta firmada se convirtió en el primer tratado interprovincial desde la sanción de la Constitución de 1853, un hecho de enorme relevancia institucional. En aquel documento conjunto Uranga y Sylvestre Begnis aseguraron: “estamos compenetrados de la aguda necesidad de poner fin al aislamiento e incomunicación que soportan ambas provincias debido a la falta de una vinculación firme y permanente a través del río Paraná, que impide a la Mesopotamia unirse al sector continental del país”. Y se decidió que la piedra fundamental se iba a poner el 3 de febrero de 1962, en Paraná. Obstáculos y resistencias El camino hacia la concreción del Túnel Subfluvial no estuvo exento de resistencias. El entonces ministro de Economía de la Nación, Álvaro Alsogaray, objetó el elevado costo del proyecto y consideró que la obra era inoportuna para la coyuntura económica del país, recomendando continuar con el sistema de balsas. También hubo cuestionamientos técnicos. La Asociación de Ingenieros de Santa Fe argumentó que “había más puentes que túneles” y desaconsejó la construcción subfluvial. Sin embargo, las objeciones no lograron frenar el impulso político de ambos gobernadores. Pero nada detuvo a Uranga y a Begnis. Éste afirmó: “El costo de la obra no debe asustarnos, pues tenemos los recursos y si estos no estuvieran, hay mil soluciones que van desde la aplicación de impuestos de emergencia a la emisión de bonos de alto interés y libres de gravámenes. Esta obra es un hecho aleccionador para el país, porque se concreta un esfuerzo del federalismo para ejecutar la obra pública más importante de Sudamérica”. Convicción política y decisión histórica Frente a la negativa del gobierno nacional a aportar financiamiento, Uranga y Sylvestre Begnis tomaron una decisión inédita: avanzar con la obra asumiendo la responsabilidad exclusiva de sus provincias. El 25 de febrero de 1960, tras calificar a funcionarios nacionales como “decididos enemigos” del proyecto, suscribieron una declaración conjunta ratificando la decisión de construir el túnel conforme al anteproyecto de Altgelt y Laucher. Ese día, Raúl Uranga pronunció una frase que quedaría grabada en la historia del federalismo argentino: “Al federalismo no es llorando como lo vamos a reconstruir, sino actuando. Hay que hacer menos viajes a Buenos Aires para pedir recursos y permisos. Hay que tener más confianza en nuestras fuerzas, en nuestra inteligencia, en nuestra decisión”. Un proyecto integrador y transversal Con el paso del tiempo, el Túnel Subfluvial fue reconocido como una verdadera política de Estado. Se trató de un proyecto que trascendió ideologías y gestiones: nació como un sueño en tiempos conservadores, fue fortalecido por estudios técnicos impulsados por un gobernador peronista y defendido por desarrollistas y radicales. Se ha escrito que el Túnel fue integrador incluso antes de su existencia, al reunir voluntades políticas diversas en torno a un objetivo común. Fue una demostración concreta de convivencia democrática y de federalismo activo, orientado a resolver necesidades reales de la población. La inauguración y el legado La colocación de los últimos tubos se realizó en abril de 1969 y, poco tiempo después, se cerró la compuerta final. Todo quedó listo para la inauguración oficial, que se concretó el sábado 13 de diciembre de 1969. El acto fue encabezado por el Brigadier Ricardo Favre, interventor designado por el gobierno militar tras el golpe de Estado de 1966, y contó con la presencia del presidente de facto Juan Carlos Onganía. Como invitados especiales participaron Raúl Uranga y los exgobernadores Aldo Tessio, de Santa Fe, y Carlos Raúl Contín, de Entre Ríos, quienes habían sostenido la obra en sus etapas más críticas. Un ejemplo vigente para el país A 56 años de su inauguración, el Túnel Subfluvial continúa siendo un ejemplo de planificación, decisión política y cooperación interprovincial. Su vigencia no se mide solo en el caudal de vehículos que lo atraviesan a diario, sino en el valor simbólico que representa para el federalismo argentino. La obra demostró que las provincias, cuando actúan de manera coordinada y con visión estratégica, pueden impulsar proyectos de enorme trascendencia sin depender exclusivamente del poder central. En tiempos donde el debate por el federalismo vuelve a ocupar un lugar central en la agenda pública, el Túnel Subfluvial permanece como una referencia ineludible y un legado que trasciende generaciones.
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