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  • Cumplieron el sueño de su hija fallecida y llevaron su bici a la virgen de Itatí

    » Elterritorio

    Fecha: 12/12/2025 19:26

    Julieta Gómez tenía apenas 9 años cuando perdió la vida en abril de este año, pero antes del desenlace fatal proyectaba peregrinar en bicicleta por la Virgen junto a su papá. La familia se unió y la homenajeó con el viaje. “Sé que ella es nuestro ángel, que se sintió feliz y nos cuidó en esa peregrinación”, aseguró su mamá María. jueves 11 de diciembre de 2025 | 17:26hs. Julieta partió de manera inesperada y sus sueños quedaron truncos, pero su familia sigue por ella haciéndolos realidad. Julieta Gómez tenía 9 años y cursaba el cuarto grado del turno mañana del colegio Nuestra Señora de La Candelaria. Era una niña activa, única hija de María Aguirre y Nicolás Gómez; nada hacía suponer que podría tener algún problema de salud hasta que el 21 de marzo de este año, después de haber asistido a clases y estar preparándose para su clase de gimnasia aeróbica, se vino lo peor. Repentinamente comenzó a convulsionar y fue llevada de urgencia al Hospital de Pediatría de Posadas, donde quedó internada en terapia intensiva con un diagnóstico poco frecuente en una niña de tan sólo 9 años. Según explicaron, la causa fue una malformación en las venas del cerebro, y no presentó síntomas previos. Julieta mantuvo en vilo y unida en oración a toda la comunidad de Candelaria durante los 21 días que permaneció internada, pero el 4 de abril finalmente falleció a causa de un ACV. La noticia aún hoy genera dolor en muchas personas, incluso en quienes no la conocían. La pequeña era muy soñadora, le gustaban los desafíos y entre sus sueños estaba acompañar a su padre y familia a la peregrinación a Itatí, Corrientes, el pasado 8 de diciembre en honor a la virgen. “El sueño de Juli siempre fue ir conmigo o con su familia a Itatí en bici porque yo siempre le decía a ella ‘un día vas a ir con papi, cuando entrenes y seas mas grande, ya que es peligrosa la ruta’. Hasta que el año pasado fuimos a la bicicleteada solidaria del Roque y ahí ella quedó super emocionada ya que vinimos del Roque Gonzalez hasta la iglesia de Fátima, ahí fue como que ella vio una cantidad de personas que venían todos andando en bici y disfrutando. Se hacían paradas para tomar agua o comer caramelos y eso la súper emocionó y de ahí no paró con que este año ya se quería ir a Itatí”, contó su papá Nicolás. El año Juli acompañó a su abuelo a despedir a su primo Simón y a su tío Gaby que emprendían la peregrinación religiosa y en la salida la invitaron a salir con ellos unos metros y cruzar el Arco. “Eso fue como un bum en la vida de ella y dijo ‘el año que viene me voy sí o sí a Itatí con mi papá’”, contó. Por eso en esa fecha, con el dolor de la pérdida todavía latente y a modo de homenaje, tuvieron la necesidad de hacer posible ese deseo: viajaron a la localidad correntina con la bici y una foto de la pequeña. “Es lo mínimo que podemos hacer en homenaje a ella y a su gran sueño, de entre tantos que tenía”, compartió su papá. La emoción de su mamá María se traslada a su voz, se le quiebra al hablar de Juli, pero recordarla es tenerla presente. Relató que lo que le pasó podría haberle pasado en cualquier momento, incluso antes de los 9 años. “Me quedo con que vivió nueve años, de que me dio todo en esos nueve años y estoy agradecida por eso. Estoy en paz porque di todo por ella, mi única hija y estoy segura que ella está en un mejor lugar, que es ese lugar en donde todos nos queremos ir algún día y quiero ir con ella algún día cuando sea el momento. Yo sé que voy a ir a su lado, por eso trato de hacer las cosas bien para poder estar nuevamente con ella para siempre”, compartió. Fiel creyente, María aceptó la voluntad de Dios en la partida temprana de su hija, pero reconoció que hay días que esto le cuesta y se enoja porque le parece injusto ya no tenerla. “Tengo esa paz en mi corazón porque como mamá hice todo por ella. No fui ni me considero perfecta pero sé que todo el tiempo traté de ser la mejor mamá y de estar por sobre todas las cosas para ella y aún hoy sigo estando para cumplir sus sueños. Como lo está el papá, como lo están todos en la familia, por eso es que juntos fuimos ese día de la Virgen a cumplir su sueño tan anhelado y decidimos llevar su bicicleta con una foto de ella en frente”, relató María. “Sé que ella es nuestro ángel, que se sintió feliz y nos cuidó en esa peregrinación. Yo jamás creí conocer un ángel y Dios me dio la oportunidad de conocerlo en persona porque Juli era eso, un verdadero ángel que nos acompañó físicamente durante nueve años y hoy lo hace desde el cielo”, compartió. Emocionada, María pidió a las mamás y papás que disfruten de sus hijitos, vivan experiencias con ellos, los acompañen en todo lo que puedan, que inviertan tiempo, paciencia y amor. “Es el mejor regalo para ellos y para nuestro corazón. Hoy en mi caso tengo esa paz mental por haberle dado eso a mi angelito, ella fue y es una niña muy amada por mí, por su papá y toda la familia y haber hecho esto que tanto ella quería sin ella físicamente, pero estoy segura de que espiritualmente allí estaba”, aseguró. Fue su abuelo Hugo Gómez, uno de sus cómplices, quien propuso la idea de homenajearla en Itatí llevando su bicicleta y la foto. Tenían un vínculo especial, el mismo humor y siempre hablaban de los planes del futuro. “Ella creía en la Virgen, era muy católica, rezaba con nosotros, todos sabemos eso, yo sé que espiritualmente ella nos estaba acompañando y que en el cielo donde ella está se va a sentir muy contenta sabiendo que nosotros acá cumplimos su sueño”, señaló Hugo. “Tenemos sentimientos encontrados, sentimos mucha tristeza, sentimos mucha alegría, todo mezclado, todo junto. Después del regreso de allá, recién ahora, estamos más tranquilos, ya más calmados, estamos recién sintiendo una paz en el corazón por la misión cumplida del sueño realizado para ella”, cerró el abuelo.

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