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» La Capital
Fecha: 12/12/2025 13:27
El Indec informó que el Índice de Precios al Consumidor subió 2,5 % el mes pasado. Hace tres meses que supera el piso de 2 %. Servicios básicos de la vivienda, transporte y alimentación encabezaron los aumentos. Se dispararon las canastas básicas La inflación tocó un piso en mayo y comenzó una senda ascendente. Suben los precios regulados y los de productos básicos. Seis meses de aceleración de precios, tres de los cuales fueron a una tasa por encima del 2 %, le dieron un golpe a la narrativa antiinflacionaria del gobierno de Javier Milei. En noviembre, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) midió una inflación del 2,5 %. Fue el salto más elevado desde los meses de marzo y abril, cuando estalló la tablita cambiaria del ministro Luis Caputo, obligándole a pedir un auxilio al FMI. La medición arrojó otro dato inquietante: en noviembre se interrumpió el proceso de desaceleración de la tasa interanual, que pasó al 31,4 % desde el 31,3 % de octubre. En once meses de 2025 la suba acumulada de precios fue de 27,9 %. A diferencia de otros subperíodos del gobierno de Javier Milei, cuando la “estabilidad cambiaria” contenía la suba de bienes básicos, en el undécimo mes del año el IPC Núcleo subió 2,6 %, en sintonía con la categoría de regulados (2,9 %), donde pesan las tarifas. Los estacionales subieron solo 0,4 %. Esta “recuperación” de precios elementales se reflejó en la fuerte suba del costo de las canasta básicas total (3,6 %) y alimentaria (4,1 %), que el Indec difundió en simultáneo con el IPC. El desagregado de las divisiones que componen el índice minorista refleja también un aumento del rubro de alimentos y bebidas del 2,8 %. Hacia arriba, el podio lo completan las tarifas asociadas a sectores de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (3,4 %) y transporte (3 %). Esta rebeldía inflacionaria pone en juicio la eficacia del “mayor ajuste de la historia” para disciplinar los precios. La disparada inflacionaria convive con la profundización poselectoral de la caída del gasto público, la actividad económica, el consumo, la producción industrial, el empleo y los salarios. La recesión y el aumento de las importaciones sí contuvieron subas en rubros como equipamiento y mantenimiento del hogar (1,1 %) y prendas de vestir y calzado (0,5 %). En un nivel similar o cercano a la evolución del índice general se ubicaron bienes y servicios varios (2,5 %), restaurantes y hoteles (2,5 %), recreación y cultura (2,4 %), salud (2,4 %) y educación (2,2 %). Las mediciones distritales y privadas venían anticipando el panorama que oficializó el Indec. El miércoles, la ciudad de Buenos Aires (Caba) reportó un salto de 2,4 % en su índice de precios, con fuerte participación tanto de los bienes como de los servicios. Y el Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) informó una inflación de 2,7 %, el registro más alto desde marzo. Traspaso en cuotas Fabián Amico, coordinador del IET, destacó el efecto rezagado del tipo de cambio y los precios dolarizados en esta tendencia alcista. “Dejando a un lado el precio de la carne, que se explica por cuestiones internas del sector, la inflación general de alimentos es el efecto rezagado de los movimientos del tipo de cambio en julio, agosto y septiembre”, señaló. Una suerte de “pass through” en cuotas. En cuanto al otro tractor inflacionario, el del aumento de los precios regulados, el economista explicó que muchos costos, como el de la energía, están plenamente dolarizados. Por eso, indicó, “cualquier devaluación produce una indexación de los precios que amplifica su efecto sobre lo que pagan las familias y las empresas”. Dentro de la ofensiva que lanzó tras la victoria electoral de octubre, el gobierno nacional dispuso un cambio en el sistema de subisidios a los usuarios de los servicios de gas y luz, que implica una reducción sustancial a partir de enero. Para Amico, “el ajuste del gasto público en subsidios resulta directamente inflacionario” pero el gobierno “se ve obligado a acelerar el ritmo debido a la rebaja de impuestos y la rígida regla fiscal imperante, consolidando la tendencia hacia una aceleración” de los precios. Precio por precio, los grandes aumentos de noviembre se vieron en alimentos. El asado, con una suba de 13 %, encabezó los incrementos de la carne, que fueron del 6,1 % en promedio. Las frutas aumentaron 7,8 %, con el limón, saltando el 30,4 %. Las tarifas eléctricas mostraron una suba de 4,7 %, mientras que los alquileres crecieron 2,3 %. Los autos se encarecieron 4,1 %. En Santa Fe, el Instituto Provincial de Estadística y Censos (Ipec) difundirá el índice de precios local la semana próxima. En los últimos meses se ubicó por encima del indicador nacional. Una aproximación a ese número puede husmearse en el IPC que midió el Indec para la región pampeana. Subió 2,5 %. Esa tasa también fue la del Gran Buenos Aires. En Cuyo la inflación fue más alta (2,8 %), mientras que en el NEA fue del 2,4 % y en la Patagonia y el NOA de 2,3 %. Canastas básicas El organismo nacional de estadística también difundió el jueves las canastas básicas total y alimentaria, sobre las cuales se miden las líneas de pobreza e indigencia, respectivamente. La primera subió 3,6 % a $1.257.329 para un hogar de cuatro integrantes y la segunda 4,1 % a $566.364 para el mismo caso. En el acumulado del año, ambas se movieron por debajo de la inflación: 22,7 % y 26,1 %. En los últimos meses, esta dinámica comenzó a cambiar para peor. El director ejecutivo del Centro para Concertación y el Desarrollo (CCD), Nicolás Trotta, advirtió que las políticas económicas que inducen la caída del empleo asalariado y no asalariado, registrado e informal, “ni siquiera” le permiten al gobierno lograr “una victoria pírrica sobre la inflación”.
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