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Parana » ER 24
Fecha: 11/12/2025 03:06
El Trucco de Reggiardo En Entre Ríos hubo un tiempo en que el poder político miraba la tele con miedo. Ese miedo tenía nombre y apellido: Adrián Trucco. Desde la radio y la TV paranaense, Trucco convirtió el comentario político en un espectáculo incómodo: ironía, escenografía, chicanas, objetos, jaulas, conejos y guiños gráficos que desnudaban al poder sin pedir disculpas después. Desde que Trucco faltó, ese lugar quedó vacío. Hubo intentos, claro. Daniel Enz fue, durante años, la cara visible de un periodismo que se presentaba como crítico y de investigación. Pero siempre hubo una diferencia clave: el condicionamiento de la pauta. Un periodismo que putea fuerte a los débiles, a los ex, a los caídos en desgracia, pero que rara vez incomoda al poder real en tiempo presente. Más látigo con los que ya no mandan que con los que hoy firman los decretos. En paralelo, el ecosistema mediático entrerriano se fue ordenando alrededor de una sola palabra: pauta. Municipios, Provincia, entes, Legislatura, empresas amigas. Gran parte de lo que se llama “periodismo político” terminó funcionando como una extensión gráfica de los boletines oficiales. Los portales se pueden leer de abajo hacia arriba: primero los banners, después la realidad. Ahí aparece La Caldera y, con ella, Carlos Guillermo Reggiardo. Abogado, peleado con medio Poder Judicial y medio sistema político, pero con algo que en la fauna entrerriana escasea: vocación de incomodar sin correa. La Caldera no es solo un sitio; es un enjambre: artículos largos, placas filosas, caricaturas salvajes, videos, reels, transmisiones en vivo, recortes para TikTok, todo circulando en Facebook, Instagram, YouTube y lo que haga falta. El “trucco” de Reggiardo no es copiar a Trucco, sino entender el tiempo: donde antes había cable y radio, hoy hay timelines y algoritmos. Y ahí La Caldera mezcla formatos como si fueran leña: denuncia, sátira, expedientes, política, IA, humor negro. Lo que antes era una jaula con un conejo, hoy es una caricatura viral o un reel que le llega, en horas, a los mismos funcionarios que juran que “no lo ven”. Por eso la comparación no es caprichosa: desde Trucco no había en Entre Ríos un proyecto que tomara al poder de frente y no de costado, sin pedir permiso a la pauta ni miedo al enojo de los que deciden el presupuesto. Enz ocupó un lugar, sí, pero siempre dentro del perímetro marcado por quien paga. Reggiardo entra a la cancha para jugar afuera de esa línea. La coincidencia de que Trucco y Reggiardo sean de Victoria es casi un chiste interno del destino. Lo importante es otra cosa: en una provincia donde el periodismo político se fue volviendo manso, administrado y previsible, La Caldera reinstala la tradición del mordisco, el chiste cruel, el dato incómodo y la imagen que desarma el relato prolijo del poder. Ese es, al final, el verdadero Trucco de Reggiardo: haber demostrado que, incluso en tiempos de pauta total, todavía se puede hacer periodismo que no le tenga miedo al fuego.
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