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  • VICTORIA: La intendente Isa Castagnino desde hace dos años sin encontrar el rumbo en la Municipalidad

    Parana » ER 24

    Fecha: 11/12/2025 03:05

    VICTORIA: La intendente Isa Castagnino desde hace dos años sin encontrar el rumbo en la Municipalidad Victoria terminó el 2023 dada vuelta como media con la gestión anterior. El humor social era tan malo que el oficialismo apenas pudo meter una concejal. Con ese piso tan bajo, cualquiera hubiera pensado que ordenar un poco la casa era cuestión de presentarse, respirar hondo y no hacer demasiadas macanas. Dos años después, la foto es otra: lo que parecía fácil, está saliendo mal. Muy mal. A la ciudad la colonizó un equipo armado desde la órbita de la diputada Stratta, con muchos colaboradores reciclados de sus años de aventura provincial que aterrizaron en Victoria más como castigo que como proyecto. Se nota: no hay idea de ciudad, no hay hoja de ruta, no hay liderazgo. Hay reparto de cargos, reuniones, fotos, pero no hay conducción. La gestión encontró un truco para todo: si algo se complica, se arma fiesta. Terror, mascarada, jineteada, luces, guirnaldas, escenario, cantinas, noche eterna. La política reducida a organización de eventos, como si el sonido de los parlantes pudiera tapar los baches, el agua turbia y la falta de obras. El problema es que la realidad no se maquilla tan fácil. Las calles siguen destruidas, el servicio de agua sigue siendo un drama, los barrios sienten que nadie gobierna y que el municipio apenas administra el día a día. Victoria no está mejor, está más iluminada. Como un decorado prolijo delante de un edificio en ruinas. Y en el medio de todo, la frutilla del postre ambiental. La Justicia de Entre Ríos condenó al municipio de Victoria a reforestar y parquizar el área costera que arrasaron para hacer la «nueva playa», obligándolo a reponer árboles talados y a diseñar un plan de arbolado específico para la zona de balneario y costanera. Se habló de plantar como mínimo decenas de especies nativas y de recomponer el daño, no como un consejo ecológico, sino como una orden judicial clara. ¿Qué hizo la gestión en estos dos años con esa sentencia en la nuca? Fiestas, escenarios y estructura de eventos sobre la misma costanera donde debería haber arbolitos creciendo y un plan serio de recuperación ambiental. Ni siquiera pudieron cumplir la parte básica del fallo: empezar a plantar y mostrar que el municipio tomó nota de la condena. Hoy en los cafés de Victoria y en los pasillos judiciales se comenta que, si esto sigue así, el próximo capítulo puede ser una denuncia penal por incumplimiento de sentencia. No haría falta demasiada creatividad: hay un fallo firme, hay una obligación clara de reforestar y hay un paisaje que cualquiera puede ver caminando por la costanera. Así, Castagnino logró un pequeño récord: tener un amparo ambiental en la cabeza, una sentencia que le ordena plantar árboles y una ciudad que, dos años después, no ve ni los árboles ni la gestión. Porque para encender las luces de la fiesta siempre hay tiempo, pero para agarrar la pala, el proyecto y la brújula, todavía se siguen buscando excusas.

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