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» Elterritorio
Fecha: 10/12/2025 23:30
‘Las puertas abiertas del infierno’ es la nueva obra del elenco eldoradense; humor negro, absurdo y una pizca de drama en esta historia de mujeres, pecados y libros. miércoles 10 de diciembre de 2025 | 5:30hs. El grupo teatral Capotó Tiaster, de Eldorado, cierra el año con un estreno. Se trata de la obra Las puertas abiertas del infierno, de la autora Patricia Suárez, interpretada por Paola Rotela, Luisa González y Diana Garay, quien también dirige esta puesta que construye una trama de destino compartido de mujeres de distintas generaciones, literatura, penitencias y ventanas que tientan a escapar o trascender. Para salir a escena con esta producción, el elenco se encuentra trabajando desde hace meses y además de los ensayos de las actrices y la labor de dirección, un amplio equipo acompaña con la realización de la escenografía, accesorios, vestuario, la técnica y más. Tres funciones Las funciones de estreno serán el 19 y 20 de diciembre a las 21 en la Sala Teatro Mbopi (Suiza 1933, Eldorado), mientras que el 21 la presentación será a las 20 en el Salón Cultural Eibl (kilómetro 11). En uno de los ensayos de la obra, el grupo recibió a El Territorio y las actrices contaron acerca de este nuevo espectáculo que desde el humor y el absurdo sitúa el infierno en una sala de lectura, una atmósfera arquetípica, aunque sin llamas, inspirada en los círculos de la Divina Comedia, de Dante Alighieri y, que también evidencia como telón de fondo la cuestión de género y los mandatos del patriarcado. Paola Rotela, Diana Garay y Luisa González en el ensayo de su nueva obra teatral en Eldorado. Foto: Matías Bordón Diana Garay se pone en la piel de Marina Morricone, una mujer enamorada y cuya pasión por ese amante la llevó hasta el infierno. En tanto, Paola Rotela encarna el papel de Ulrike Christensen, una actriz frustrada con su profesión porque no alcanzó el éxito que soñaba y a raíz de ello la confinan a ese lugar donde añora el arte de actuar. Por su parte, Luisa González en la ficción es Orietta Marinetti, nacida en la Argentina, pero venida de familia italiana. Una docente que se dedicó a enseñar y se olvidó de disfrutar y los errores de la vida los pagó con una sentencia eterna. Risas y reflexión Sobre la elección de la dramaturgia, Garay, directora y actriz, expresó: “Patricia Suárez es una dramaturga argentina muy reconocida y es todo un desafío tomar una de sus obras. La elegimos también porque sentimos que toca la cuestión de género. En este caso de cómo el patriarcado sigue atravesando la vida de estas mujeres aunque estén en el infierno”. Esa motivación inicial -explicó la artista- llevó por un proceso de investigación, de lectura bibliográfica y de relectura de la realidad. “Fuimos descubriendo un montón de cosas que tiene la obra, atravesada por distintas épocas, por personajes históricos, por autores de clásicos universales”. En ese sentido se plantea una multiplicidad de tiempos que conviven y una intertextualidad con obras canónicas. “Cada personaje tiene la mirada del tiempo en que vivió, y de alguna manera, también estas mujeres comparten algo en común, porque podemos ver que se avanzó mucho en materia de derechos de las mujeres a lo largo de los años, pero también perduran desigualdades históricas”, evidenció Garay. Así la obra abre los horizontes de la amistad femenina, del placer o la obligación de la lectura, de los infiernos individuales y colectivos. Y a la vez, evoca la idea de la muerte y la eternidad. “Hay mucho humor, mucho humor negro, ironía y absurdo, y todo transcurre en un infierno que no es el infierno clásico, esa imagen de infierno de fuego encendido, sino que transcurre en la espera en una sala de lectura y donde esa biblioteca, que Borges pensó alguna vez como un paraíso, es en realidad el infierno”, reseñó por su parte Rotela. En ese encuentro las mujeres irán desmontando las historias de sus vidas y las razones por la que están en ese umbral tortuoso. “La autora de la obra escribe un poco sobre qué significa la tortura en cada personaje, es muy interesante. Y la tortura como carga de la propia historia de esas mujeres, y que al final los acontecimientos de sus vidas llenas de mandatos terminan llevándolas a un lugar donde esa tortura se sigue reproduciendo”, reflexionaron las actrices. Retomando la idea del infierno como tránsito y como viaje simbólico que hila el Dante, las escenas van mostrando los diferentes lugares que tiene el infierno, esa sala de lectura donde hay títulos y autores que las personajes aborrecen pero sus ojos deben consumir. “La obra también hace pensar en la eternidad y eso es un lugar muy atrayente, porque desde este presente finito, la historia nos lleva a este otro escenario. Puede traer muchos temas, muy profundos, y a la vez tiene mucho humor y muchas entradas para pensar y reflexionar. La idea es que el público se pueda identificar con un libro que ama o que no le gusta o con algún personaje, y de ahí se de la complicidad y también la risa”, indicó a su turno González. Intertextualidad En la sala de espera con libros por todas partes, la literatura se vuelve un elemento fundamental en la historia, una épica del juego de lo escrito y lo leído. “La autora, pensamos, juega también en la obra con esta idea de la lectura como el paraíso cuando produce placer el leer y por otro lado la lectura obligada como ese tedio o como ese infierno dantesco, aparecen muchas intertextualidades que son guiños para el espectador”, concluyeron. Para conocer más, en Instagram @capoto_tiaster.
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