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  • Posadeño acumula más de 20 denuncias por violencia de género: el relato de una de las víctimas

    » Elterritorio

    Fecha: 10/12/2025 22:52

    Bruno Zapelli (35) fue excarcelado el pasado viernes, tras quedar una noche detenido por amenazas y hostigamiento. Una de sus denunciantes repasó lo vivido durante dos años, más la persecución y acoso que vivió una vez terminada la relación y contado incluso con un botón antipánico. miércoles 10 de diciembre de 2025 | 17:00hs. Foto: Policía de Misiones “Pensé que nunca en la vida lo iba a poder parar”. María José H. describe así aquella sensación de tranquilidad combinada con miedo, de esos que se guardan por meses, a días de conocer que su ex pareja y agresor, Bruno Zapelli (35), cayó detenido y que en su historial, además, se sumaron múltiples denuncias por violencia de género -mínimo, otras 2 desde que la joven contó públicamente su testimonio-. Zapelli fue excarcelado el viernes bajo una serie de medidas de conducta que lo atan a cargos por amenazas, hostigamiento y violencia. En ese sentido, el Juzgado de Instrucción Dos de Posadas resolvió que el trabajador provincial tenga prohibido salir de la provincia de Misiones y se le impuso una prohibición de acercamiento hacia su denunciante. Tras las órdenes judiciales María reconoció estar “tranquila”, pero confió que su batalla todavía no está terminada: “Hoy no estoy preocupada, pero me preocupa lo que me pueda pasar después, porque sé que él debe estar totalmente iracundo conmigo”. En el ajetreo de los días, la red familiar y de amistades fueron cruciales para sentirse resguardada y contenida. “Estoy con custodia en mi casa desde el viernes pasado. Así que desde ese día que estoy durmiendo, porque no estaba durmiendo nada. Contenta con las medidas que se tomaron contra él y súper movilizada, porque realmente pensé que nunca en la vida lo iba a poder parar”, compartió a El Territorio. La seguidilla de hechos que llevaron a Zapelli a pasar una noche tras las rejas se remontan al 2022, fecha en que comenzaron una relación y a convivir. María José confió que, tras la segunda denuncia que le impuso -que data del 25 de noviembre de este año- se sumaron otras dos denuncias y “sé que van a llegar muchas más”, anticipó. Según contó, el acusado le confió -durante su noviazgo- que ya tenía 23 denuncias en su contra. Entre ellas, una fue de parte de la madre de su hijo, quien también pidió una orden de restricción. Manipulación, robo y violencia que escaló “Obviamente que este chico no me cagó a cachetadas el primer día. Fue todo paulatino y una manipulación muy minuciosa”, recuerda. “Yo estaba muy enamorada y atravesando un duelo que a mí me había partido el alma. Pero ahí empezaron los malos tratos, muy despacito, con insultos. No quería que yo salga sola, siempre era con él, y él no hacía planes sin mí: era que yo no viera a otra gente, solo con los amigos de él y sólo con él”. De limitar sus relaciones cercanas, llegaron los episodios de culpabilidad y victimización. Al poco tiempo le siguieron los robos: “Me empezó a robar plata, yo quería pagar cuentas y me decían ‘María, todavía me debes esto…’, ahí empecé a notarlo. Y un día exploté. Le pedí que se buscara un laburo, porque la que mantenía el hogar era yo, absolutamente todo: comida, vestimenta, alquiler”. Las primeras muestras de violencia física y verbal comenzaron. Contó que “él estaba todo el día en el gimnasio, se llevaba mi auto porque no tiene ni auto propio. Y un día le pedí que se busque un trabajo, que yo ya no daba para más y ahí empezó como a quebrarse un poco, a enojarse, diciendo que yo lo atacaba porque él no conseguía trabajo. Ese día me recontra cagó a trompadas, pero yo no me callé la boca”. La primera denuncia contra Zapelli la hizo en mayo del 2024. A ello le siguió el hostigamiento y persecución, y primeras respuestas policiales y judiciales que, calificó, fueron insuficientes. “Me mandaba mensajes todo el tiempo, que estaba afuera de mi casa. Pasaba siempre frente a mi casa. Y un día aprieto el botón antipánico y viene la policía a la media hora. Cuando llegaron me dicen que si no le grababa a él o sacaba fotos ellos no podían tomarme la denuncia: ahí me sentí con impotencia, desprotegida”. Su testimonio destapó un ciclo de violencia que, según supo después de hacer la segunda denuncia en su contra el pasado 25 de noviembre, se replicó en otra decena de historias. “Es increíble la cantidad de chicas que se comunicaron conmigo y por lo que me cuentan, es un patrón que se repite desde hace 15 años”. Antes de caer detenido, recordó que Zapelli “se escondía en un baldío que hay al lado de mi casa, y en el tacuaral que hay enfrente. Me miraba desde la esquina, parecía psicótico”. Para María, haber contado lo que guardaba hace meses por miedo a represalias fue quitarse una mochila emocional de encima: “Él siempre me decía ‘yo nunca voy a caer, porque yo soy conocido’. ‘Vos sos una pueblerina, que nadie te conoce’”, recordó. También confió a este medio que, desde que el acusado recuperó la libertad, no volvió a perseguirla, aunque las alertas nunca descansan. Lo que sigue, contó, es “buscar todas las formas de resguardarme: tengo mi custodia, pero él no se va a olvidar de esto. Nadie entiende la peligrosidad”, lamentó.

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