11/12/2025 00:04
11/12/2025 00:03
11/12/2025 00:02
11/12/2025 00:01
11/12/2025 00:01
11/12/2025 00:00
CABA » Plazademayo
Fecha: 10/12/2025 10:54
A una década del acto que marcó el cierre de su segundo mandato, Cristina Fernández dejó un mensaje centrado en el empoderamiento popular, la defensa de la voluntad democrática y el balance de doce años y medio de gobiernos kirchneristas. Un mensaje que quedó grabado en la historia Hace diez años, Cristina Fernández dio su último discurso como presidenta ante una Plaza de Mayo colmada. La exmandataria subrayó que “el empoderamiento popular es lo más grande que le he dado al pueblo argentino”. Desde el inicio, remarcó que escuchó y seguirá escuchando a quienes la acompañaron durante doce años y medio de gobierno. Cristina recordó que ese período atravesó ataques judiciales, presiones mediáticas y operaciones políticas. Sin embargo, afirmó que, pese a las adversidades, se logró avanzar en derechos, ampliar libertades y consolidar conquistas sociales. También planteó que, si se alcanzaron esos logros “con tantos factores en contra”, quienes gobernaran con condiciones más favorables deberían hacer aún más. Derechos, economía y libertad de expresión El discurso repasó indicadores sociales, económicos y laborales. La presidenta destacó el 5,4% de desocupación registrado en el último trimestre de su gestión, señalado entonces como un récord histórico. Además, enumeró avances en materia de obras públicas, universidades, industria, ciencia, salud y salarios. Subrayó que esperaba que esos logros siguieran acompañados por la misma libertad de expresión que —según afirmó— caracterizó a sus gobiernos. Reclamó una Argentina sin censuras ni represiones y apeló a ampliar la calidad democrática, incluyendo a todos los poderes del Estado. Democracia, institucionalidad y tensiones de la transición Cristina también se refirió a la transición presidencial de 2015 y cuestionó la intervención judicial que definió el traspaso. Aseguró que había sido doloroso ver “un presidente cautelar” y llamó a respetar la voluntad popular en todas sus expresiones. Las tensiones institucionales, afirmó, no debían ocultar los problemas reales de la gente, como los precios, la producción y el empleo. Con un tono autocrítico, planteó la necesidad de mayor madurez política para defender los avances construidos. Memoria, derechos humanos y el rol del Estado Otro eje central fue la reivindicación de las políticas de memoria, verdad y justicia. Cristina remarcó que la Argentina se convirtió en un ejemplo mundial al juzgar crímenes de lesa humanidad sin tribunales extranjeros. También destacó la recuperación de YPF, la expansión universitaria, la movilidad jubilatoria y la reconstrucción del sistema científico. Habló, además, de la importancia de Aerolíneas Argentinas para el desarrollo del turismo y la conectividad federal. Mencionó obras en todo el país y los satélites argentinos en órbita como símbolos de soberanía y futuro. Un cierre cargado de simbolismo político Hacia el final, Cristina convocó a la unidad y al compromiso ciudadano. Reiteró que el empoderamiento popular había sido el eje de su gestión y el legado que esperaba ver multiplicado. Pidió que, al cabo de cuatro años, cualquier dirigente con responsabilidad de gobierno pudiera mirar a los argentinos “a los ojos” y sostener, como ella dijo entonces, que “cada uno de los 42 millones tiene un dirigente adentro”. Su último mensaje fue de agradecimiento: “Gracias por tanto amor, gracias por tanta felicidad, siempre voy a estar junto a ustedes”.
Ver noticia original