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  • Promesa del hipismo entrerriano, Bruno Carísimo: “No hay nada comparado con volar con un caballo”

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 09/12/2025 16:22

    A los 16 años, Bruno Carísimo cerró la temporada 2025 con un primer puesto en 1,15 m junto a Lupino en el Club Hípico Concordia. Con una progresión vertiginosa, un entrenamiento exigente y un fuerte apoyo familiar, el joven jinete repasa su camino, sus desafíos y sus metas. Bruno Carísimo terminó la temporada con una victoria que lo dejó particularmente satisfecho: ganó la prueba de 1,15 metros en el Club Hípico Concordia montando a Lupino, el caballo que hoy marca el pulso de su presente deportivo. “Fue un recorrido muy prolijo; Lupino estuvo impecable”, resume, todavía con la sensación del triunfo muy presente. Para él, ese cierre no fue solo un resultado: fue la confirmación de un año intenso. El hipismo llegó a su vida a los diez años, casi por casualidad, cuando una amiga de su tía lo invitó a montar. Reconoce que empezó tarde para la disciplina —“lo ideal es a los siete u ocho”—, pero el Club Hípico Concordia le abrió un camino posible con su escuela de iniciación. Allí aprendió las primeras nociones, montó caballos mansos y empezó a competir en torneos internos. En 2021, ese recorrido inicial tuvo su primer reconocimiento cuando fue elegido Mejor Jinete del Club Hípico Concordia. Su crecimiento después de ese logro fue inmediato. La participación en el Campeonato Federal lo obligó a dar un paso que, según él mismo, marcó un antes y un después: dejar atrás los caballos de escuela. La familia reunió el esfuerzo necesario para comprar a Peter, aunque su llegada se demoró y Bruno compitió con Pistacho, un caballo prestado con el que terminó formando una sociedad inesperada. Finalmente, se quedaron con los dos. La historia, sin embargo, tomó un giro duro: Peter murió en un accidente camino a Rafaela. Bruno recuerda ese momento como uno de los más difíciles. Pensó incluso en no volver a montar. Pero Pistacho —el caballo que había llegado como un reemplazo temporal— se volvió el sostén emocional y deportivo que necesitaba para seguir. Con él ganó torneos y recuperó la confianza. El 2024 lo encontró consolidado. Salió campeón del Federal Zona Litoral Norte en 0,80 metros y comenzó a destacarse con Lupino, un caballo joven al que define como “un enorme potencial”. Tiene solo seis años y, según Bruno, podría alcanzar 1,40 metros en poco tiempo. La velocidad con la que él mismo subió de categoría también sorprende: pasó de 0,80 a 1,20 metros en apenas un año, casi sin etapas intermedias. “Es raro —admite—, muchos jinetes pasan años en una misma altura”. Ese crecimiento acelerado lo llevó a recorrer el país en 2025: Rosario, Rafaela, Córdoba, Buenos Aires, Posadas y Corrientes fueron parte de su calendario competitivo, que incluyó dos categorías del Federal. El rendimiento lo ubicó en el selectivo para el CSI de Paraguay 2025. También brilló en Buenos Aires, donde fue Subcampeón en el Club Hípico Argentino, tras saltar tres pruebas en una mañana con los mejores tiempos y sin faltas. “El desempate fue lo mejor del año”, confiesa. La experiencia internacional —enfrentándose a jinetes de Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile— le dejó un sexto puesto final y la certeza de que puede competir en ese nivel. “Fue muy profesional, muy competitivo. Me abrió la cabeza”. Ser jinete, explica, es un trabajo compartido. No se trata solo de entrenar a diario, sino de sincronizarse con el caballo. “Somos dos: Lupino y yo. Hay días en que uno está bien y el otro no”, describe. Su entrenamiento combina salto dos veces por semana con ejercicios técnicos el resto de los días. Nunca se subió a un caballo “hecho”: a los tres que tuvo los formó él mismo. Eso implica riesgo, tiempo y errores; también un dominio profundo del animal. Competir desde el interior tiene sus desafíos particulares. Traslados largos, costos elevados, logística compleja, ausencia de apoyo oficial. Bruno es consciente de esa desigualdad estructural. “Para los del interior todo es más difícil”, afirma. Viajar con el caballo 10 o 12 horas, conseguir box, petiseros, equipos, hoteles… la lista es extensa. La familia es clave en cada paso, y también una empresa de Concordia que lo acompaña como sponsor. “Sin ellos no podría hacerlo”, admite. Mientras tanto, la escuela también juega su parte. Cursa 5º año en El Principito y trata de equilibrar viajes y estudio. No siempre es sencillo. Este año le va a costar mucho competir en las Finales del Nacional porque coinciden con un examen. “Da bronca, pero primero está la escuela”, dice, con una madurez que convive con su ambición deportiva, así que junto a su profesora planificó días de 3 horas de preparación en la materia y ejercicios para hacer en el tiempo libre en el Club Alemán de Bs. As, “Llego a la noche y a las 7,30 del otro día tengo mesa de examen, lo voy a intentar”. De cara al 2026, ya piensa en el CSI de Concordia, donde espera competir en 1,20 metros. Lupino tendrá un descanso en el Centro Ecuestre Colón antes de retomar la preparación. Sobre su futuro académico aún no decidió, pero hay una certeza que no negocia: el lugar donde estudie deberá tener un club hípico. “Me voy con mi caballo”, dice, como quien define un destino inevitable. Cuando se le pregunta qué significa para él el hipismo, no duda: “Es mi vida. No hay nada comparado con lo que se siente cuando se vuela, literalmente, con el caballo”. Fuente: Despertar Entrerriano

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