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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 09/12/2025 04:11
En un pueblo de 1.200 habitantes, la magia navideña se vistió de chocolate. Gilbert se convirtió en el corazón de una celebración que nadie olvidará: el árbol de chocolate más grande del país se repartió entre vecinos y visitantes, dejando sabor a fiesta y comunidad. La noche del lunes 8, Gilbert brilló con luz propia. No solo por las guirnaldas que adornaban el pueblo y el árbol más longevo, sino por algo mucho más dulce. Allí disfrutaron del árbol navideño de chocolate récord que alcanzó los 2,40 metros de altura, 2,89 metros de circunferencia y pesó más de 110 kilos de puro chocolate con maní. Una obra maestra comestible de Carpa Azul que congregó a todo el pueblo y a vecinos de localidades cercanas como Escriña, Urdinarrain, Aldea San Antonio y Gualeguaychú. Una fiesta que desafió la lluvia Aunque la lluvia amenazaba con aguar la celebración, los gilbertinos demostraron que la actitud lo es todo. "Cuando llueve, nos reinventamos", dijo el intendente Mariano Lacoste a R2820, y así fue. En el viejo galpón del ferrocarril se corrieron máquinas y acoplados cargados con más y se transformó en el escenario perfecto: colmado de vecinos, emprendedores y el aroma inconfundible de la Navidad. Bajo ese techo histórico, los emprendedores locales montaron sus puestos con licores caseros, dulces artesanales, velas aromáticas, perfumes, indumentaria, artesanías, tortas y panes dulces. Cada rincón del galpón contaba una historia de trabajo, pasión y sueños compartidos. Música, luces y chocolate El festival "Gilbert se ilumina" comenzó con el corazón lleno de emoción. Una joven cantante local interpretó un "Aleluya" que erizó la piel, seguido por una pareja de danza folclórica que hizo vibrar el piso de cemento que supo ser el lugar de acopio de cereales y sueños de las familias fundadoras. El coro de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Urdinarrain puso la cuota de tradición y espiritualidad que la fecha merecía. Luego llegó el momento esperado: el encendido del árbol luminoso con sus guirnaldas brillantes en el exterior. Pero la verdadera estrella de la noche esperaba su turno. El árbol récord que unió a todos Con un palo de amasar en mano, Paola Fernández, propietaria de Carpa Azul e incansable creadora de desafíos realizó el ritual que desde hace tres años se repite en distintas ciudades: romper el árbol de chocolate más grande del país para repartirlo entre todos los asistentes. "El primero que hicimos hace tres años medía 1,17 metros. Este tiene 2,45 metros. Seguimos creciendo", celebró junto al intendente Lacoste, quien agradeció la elección de Gilbert para este evento especial. Orgullosa de la creación de todo su equipo, Paola le contó a los pobladores que "el domingo a las 10.30 de la noche terminamos el árbol. En la puerta de la fábrica nos esperaba un camión térmico para traerlo a Gilbert, pero pasaron cosas..." Con suspenso y una sonrisa agregó que "el árbol es tan alto que no entraba en el camión y cortarlo no se podía". Entonces, se comunicó con el intendente que "fue a buscarlo en su propia camioneta a las 12 de la noche casi". La lógistica fue compleja: envolverlo en papel transparente, asegurarlo a la parte trasera y viajar más de una hora sorteando los baches de la ruta 20 a 40 km/h para que no se dañe. "Llegaron a la 1 de la madrugada y su intendente les trajo el árbol", destacó Paola. Las cifras impresionan: 2,40 metros de altura, 2,89 metros de circunferencia, más de 100 kilos de chocolate con maní, en el exterior más chocolate blanco con detallistas creaciones y una capa de chocolate coloreado de verde, con un sabor exquisito. Pero los números no dicen todo. Lo importante pasó después, cuando cada vecino recibió su pedazo de árbol y lo disfrutó. El veredicto del pueblo "Jamás había probado algo tan rico como esto", confesó un vecino con una sonrisa de oreja a oreja. "Está muy exquisito, tiene maní, almendra... no sé qué tiene, pero es espectacular", agregó otro mientras saboreaba su trozo. Hasta los más pequeños dieron su aprobación: "El mejor que probó en la vida", aseguró una mamá orgullosa. El chocolate era excepcional, pero lo que realmente endulzó la noche fue algo más grande: el encuentro, la alegría compartida, el orgullo de ser parte de una comunidad que celebra junta. Un evento que trasciende La iniciativa contó con el respaldo de autoridades locales como el intendente de Gilbert, Mariano Lacoste; el intendente de Pueblo Belgrano, Francisco Fiorotto; la viceintendente de Urdinarrain, Alicia Córdoba; y la diputada Érica Vázquez, quien logró la declaración de Interés aprobada por unanimidad en la Legislatura. "Nos eligieron por la impronta que le estamos dando a los emprendedores", explicó Lacoste. "Para nosotros es un orgullo. La idea no es hacer un show, sino rememorar a nuestra Virgen, darle más aura a estas celebraciones que tanta falta nos hacen. Es una fecha tan importante, y queremos compartirla en familia, con toda la comunidad". Y la comunidad respondió. No solo Gilbert, sino las localidades vecinas se dieron cita para ser parte de esta Navidad inolvidable. La magia de lo simple En tiempos donde todo parece cada vez más grande y lejano, Gilbert demostró que la verdadera grandeza está en lo cercano, en lo compartido. Un pueblito de 1.200 habitantes logró lo que muchas ciudades no consiguen: unir a la gente alrededor de algo tan simple y tan profundo como un árbol de chocolate. Porque al final, no importó tanto el récord, ni los kilos, ni los metros. Lo que importó fue el sabor de la fiesta en la boca, la luz en los ojos de los niños, las manos llenas de chocolate y los corazones llenos de comunidad. Gilbert se iluminó, sí. Pero no solo con luces navideñas. Se iluminó con la calidez de su gente, con la generosidad de compartir, con la certeza de que en los pueblos chicos todavía se cultivan las cosas más grandes: la alegría, la pertenencia y la esperanza.
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