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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 08/12/2025 15:49
La vocal del Superior Tribunal de Justicia, Susana Medina de Rizzo, además de quedarse con un departamento, automóvil, una embarcación ubicada en el Club Náutico y dólares guardados de su exsecretario judicial, César Bretto, tras su fallecimiento en octubre de 2019, también se hizo cargo del panteón familiar del cementerio de Paraná e incluso le puso el sello de “Familia Medina” a poco de sumarlo a su patrimonio, según confirmó ANÁLISIS. La jueza Medina adoptó esa decisión tras ser considerada “única y universal heredera” por la justicia. La vocal del STJ fue denunciada por diversas irregularidades el viernes último, ante la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados de Entre Ríos. El escribano César Bretto falleció el 11 de octubre de 2019 a poco de cumplir 79 años. Era hijo adoptado del matrimonio Bretto y había nacido en San Juan, donde incluso llegó a soportar la ferocidad del terremoto de esa capital, en enero de 1944 y quedó huérfano. Bretto murió solo, aislado de sus familiares políticos y sobrinos de su compañera de toda la vida -algunos de los cuales lo asistieron durante varios años-, internado en el Sanatorio Adventista del Plata en Libertador San Martín. Lo habían internado a principios de agosto de ese año y su situación ya era muy crítica. Padecía de un tumor no extirpable en la cabeza y, al morir, hacía ya un tiempo que había perdido el conocimiento de la realidad diaria y cotidiana. Durante ese tiempo de internación, la jueza Medina de Rizzo dejó expresas órdenes de que “nadie lo podía ver” sin antes consultarle a ella. Y que los únicos autorizados a hacerlo eran ella y su marido, el médico militar traumatólogo Ricardo Rizzo, dirigente además del Club Atlético Paraná, donde hace años integra la comisión directiva. Susana Medina, su esposo Ricardo Rizzo, el entonces secretario judicial César Bretto (abajo a la derecha) y su asistente Mabel Perlo. Meses antes del fallecimiento, Bretto testó por escritura pública ante la escribana Eleonora Nanni la “totalidad de sus bienes” a quien fuera su jefa directa, la jueza Susana Ester Medina de Rizzo y la designó como su única y universal heredera. A principios del mes de noviembre de 2019 -a escasos días de la muerte del exfuncionario judicial-, Susana Medina de Rizzo abrió el juicio sucesorio de Bretto y poco a poco fue denunciando los bienes que integraban su patrimonio: el departamento familiar situado en el primer piso “D” del edificio de calle José María Torres 784 -a 50 metros de las barrancas del Parque Urquiza-; un automóvil Renault Kwind comprado en la agencia Macua en enero de 2019 y una embarcación inscripta en el Registro de Embarcaciones y Yates bajo el número 06464, llamada Piripipi, cuyo valor oscilaba entre los 15 mil y los 25 mil dólares. A esos bienes se sumaron 5 mil dólares que Bretto tenía guardados en uno de sus placares, además de costosas colecciones de numerosos relojes pulsera extranjeros y de aviones a escala para escritorios, que rondan entre los 60.000 y los 300.000 pesos cada uno. El escribano también disponía de una muy importante colección de libros clásicos, que en 2023 fue donada por Medina a la biblioteca de la Escuela de Policía Salvador Maciá. La jueza, precisamente, exigió que al espacio le pusieran el nombre de Bretto, pese a que su excolaborador fue solamente cuatro años oficial de la institución y tuvo algún escaso tiempo como docente. El panteón familiar de los Bretto, construido por el arquitecto Pedro Civelli, está ubicado en un lugar privilegiado del cementerio de Paraná, junto a otras construcciones de familias históricas de esta capital entrerriana. Allí, entre otros apellidos, se encuentran los panteones de las familias Uranga, Etchevehere, Lambruschini. A poco de hacerse cargo del panteón de la familia Bretto, Susana Medina ordenó algunas refacciones externas e internas y lo primero que hizo fue extraer el cartel que identificaba a los Bretto y ubicar el suyo. “Familia Medina”, dice arriba de todo, en letras grises y fondo negro. O sea que ordenó borrar el nombre del lugar donde Bretto eligió o disponía para su último descanso. “Él no tenía heredero forzoso. En este caso, él decidió como beneficiaria de sus bienes a la doctora Susana Medina, que aparte de haber sido su secretario durante muchos años, era amigo personal de ella y de su familia. Así se la instituyó como única heredera testamentaria. El testamento se declaró válido, previa vista al Ministerio Público Fiscal, se publicaron los edictos por el plazo de ley, nadie se presentó a reclamar, por lo cual mi tarea fue cumplir con las demandas del causante. No hubo absolutamente ninguna irregularidad en los trámites judiciales, no hay nada que objetar”, remarcó Uzín Olleros a radio La voz. El abogado fue quien tramitó el sucesorio en nombre de la vocal Medina de Rizzo.
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