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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 08/12/2025 14:48
Especialistas advierten que ciertos hábitos comunes en la ducha pueden comprometer la salud de la piel si no se corrigen a tiempo (Freepik) Antes de la ducha diaria, es importante considerar ciertos hábitos que pueden proteger o perjudicar la salud cutánea. Diversos especialistas, como la dermatóloga Ana Molina, advirtieron que pequeños errores cotidianos en la higiene personal pueden favorecer la sequedad, la irritación u otros problemas dermatológicos. Prestar atención a la técnica, la frecuencia y los productos utilizados resulta fundamental para mantener la piel en condiciones óptimas. Cuáles son los errores que hay que evitar para no perjudicar la piel en la ducha La dermatóloga Ana Molina identificó en Cuerpomente y el podcast “Mejor que Ayer” revelan 4 hábitos comunes durante la ducha que pueden dañar la piel y provocar sequedad, irritación o infecciones cutáneas. El primer error consiste en utilizar agua excesivamente caliente o muy fría. El calor elimina la capa de grasa natural de la piel, lo que causa sequedad y picor; el frío extremo puede evitar la correcta hidratación. El segundo error frecuente es el uso de productos de higiene con un pH inadecuado. Geles o jabones alcalinos pueden remover tanto la suciedad como los aceites y bacterias protectoras de la piel, debilitando su defensa natural. En tercer lugar, la especialista desaconseja el uso de esponjas. La humedad acumulada favorece el crecimiento de bacterias y las texturas ásperas irritan la piel, especialmente en personas sensibles o con piel seca. Por último, asociar la cantidad de espuma con una mejor limpieza es un mito. “La espuma no es más que aire”, subrayó la dermatóloga Ana Molina. La verdadera capacidad limpiadora depende de la formulación del producto y no de la espuma visible. Ducharse con agua a temperaturas extremas, emplear productos con pH no adecuado, usar esponjas y asociar mucha espuma con buena limpieza son los fallos más frecuentes (Freepik) Consejos para la ducha perfecta Adoptar una rutina consciente y atenta ayuda a mantener la piel en buen estado. Aquí se combinan las recomendaciones de la doctora Molina y de especialistas citados por The Times, cubriendo tanto hábitos generales como detalles específicos de la práctica diaria: Considerar la ducha nocturna como una excelente opción para eliminar contaminantes, alérgenos, transpiración y productos acumulados durante el día. Ir a la cama con la piel limpia reduce el riesgo de poros obstruidos y mejora la salud cutánea. Lavar primero el cabello . El Dr. Jonathan Kentley, dermatólogo, aconseja enjuagar bien el champú y acondicionador antes de lavar el cuerpo y la cara, ya que sus residuos pueden provocar irritaciones o acné si quedan sobre la piel. Limitar la fricción y el uso de productos agresivos . La especialista recomienda elegir geles suaves, con pH adaptado a la piel, y frotar solo con las manos sobre zonas con más suciedad (axilas, genitales y pies), dejando que la espuma fluya. Usar un peine de dientes anchos para desenredar el cabello mojado, evitando el cepillado fuerte que puede dañarlo cuando está más frágil. Aplicar crema hidratante inmediatamente después de la ducha . Hacerlo dentro de los dos o tres minutos posteriores ayuda a fijar la humedad y proteger la función barrera de la piel. Considerar el uso de un filtro en la ducha para reducir el cloro, los metales pesados y otras sustancias que puedan irritar la piel, especialmente si existe tendencia a eccema o dermatitis. Convertir la ducha en un momento de cuidado implica atención tanto en la elección de productos como en los tiempos y procedimientos empleados, según indican la doctora Molina y otros especialistas. Una rutina efectiva se basa en limpieza suave, productos apropiados y pequeños cambios que fortalecen la barrera cutánea (Freepik) Cuál es la temperatura ideal del agua para la ducha La temperatura templada es la más adecuada para limpiar la piel sin dañar su función protectora. El agua demasiado caliente elimina los aceites naturales, mientras que la fría puede resultar incómoda o insuficiente para una limpieza efectiva y relajante. La doctora Ana Molina recomienda optar por temperaturas situadas entre 36 y 38 grados Celsius, suficientes para eliminar impurezas, favorecer la relajación y conservar la hidratación. Escoger este rango minimiza el riesgo de sequedad, picor o brotes de eccema y promueve la salud cutánea a largo plazo. El agua tibia ayuda a eliminar impurezas sin agredir la piel ni causar deshidratación (Freepik) Cada cuánto hay que ducharse para no perjudicar la piel No existe una única frecuencia válida para todos: la periodicidad ideal depende del clima, la actividad física y las características de cada piel. Los especialistas coinciden en que ducharse una vez al día es adecuado en la mayoría de los casos. En pieles muy secas o sensibles, puede convenir espaciar las duchas para evitar la pérdida de aceites naturales y preservar la barrera cutánea. La frecuencia de baño debe adaptarse a las características de cada persona para evitar daños cutáneos innecesarios (Freepik) Es fundamental limitar el uso de productos agresivos, reducir la exposición prolongada al agua y enfatizar la higiene localizada, especialmente en zonas como axilas, genitales y pies. Según la doctora Ana Molina y expertos de The Times, personalizar la rutina atendiendo a las propias necesidades permite mantener la piel sana, protegida y resistente a largo plazo.
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