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  • El Gran Hermano le marca límites a Milei y anticipa un enero caliente por las reservas

    » Misionesparatodos

    Fecha: 06/12/2025 16:02

    El FMI envió esta semana que termina su advertencia más directa al Gobierno: la acumulación de reservas prevista en el acuerdo de Facilidades Extendidas está lejos de cumplirse y no habrá indulgencias automáticas. Washington mira con preocupación la estrategia cambiaria y monetaria del presidente Javier Milei y de Luis “Toto” Caputo, mientras prepara una misión clave para enero. Aunque reconoce avances en inflación, pobreza y disciplina fiscal, el organismo exige un giro urgente en la política de acumulación del Banco Central. El Gran Hermano anticipó el confesionario. Y si bien el participante estrella continuará en el certamen, antes deberá pasar por el sillón de los que reciben reprimendas. Reprimendas que seguramente no sorprenderán al receptor, pero sí lo condicionarán, especialmente en su ideología pétrea. El Fondo Monetario Internacional (FMI) no se calló esta semana y, a las puertas de una revisión general del 2025 y del cumplimiento de las metas pactadas en el acuerdo de Facilidades Extendidas firmado en abril pasado, dejó en claro que no le gusta la manera en que el presidente Javier Milei y el Ministerio de Economía, conducido por Luis “Toto” Caputo, manejan el ya muy conflictivo capítulo de la acumulación de reservas en el Banco Central. Todo comenzó el miércoles, cuando el Presidente cerró un seminario afirmando que “cualquier apreciación” que economistas hagan del tipo de cambio “es berreta” y apuntó contra los “tres o cuatro atorrantes del círculo rojo”, a quienes les atribuyó haber “vivido de empobrecer a la Argentina”. El mismo evento había sido abierto por Caputo, quien dio más precisiones técnicas sobre la visión oficial en torno a la acumulación de reservas y la compra de divisas por parte del Gobierno. Caputo afirmó en diciembre de 2025 que el Gobierno podrá comprar entre USD 7.000 y USD 20.000 millones en reservas durante 2026, siempre que aumente la demanda de pesos, con el objetivo de hacerlo “sin tener que esterilizar” ni generar inflación. Desde Washington —casa matriz del plan económico argentino— se interpretó que Milei y su equipo económico no muestran fanatismo alguno por coincidir con la visión del resto del mundo; incluyendo, además del FMI, al Tesoro de los Estados Unidos, bancos internacionales como J.P. Morgan (que también protestó por la falta de incremento en las reservas), economistas locales y casi toda la ortodoxia económica y financiera del país. En definitiva, todos contra uno. Más allá de los matices sobre la crítica a la falta de entusiasmo oficial por acumular reservas, hay una opinión que importa más que cualquiera: el Gran Hermano, que ahora mira con preocupación cómo un artículo fundamental del acuerdo de Facilidades Extendidas está lejos de cumplirse y sin señales oficiales de que eso vaya a cambiar. Esa meta se ubicaba inicialmente en un incremento de USD 2.400 millones de reservas netas. Luego fue flexibilizada a un objetivo de –USD 2.600 millones, tras el severo incumplimiento de mitad de año. Sin embargo, el desvío proyectado da escalofríos: el Gobierno le debería al FMI unos USD 6.000 millones, lo que descarta que el organismo otorgue un waiver sin debate. Todo se definirá en la segunda semana de enero, cuando los técnicos lleguen a Buenos Aires para la misión programada del FMI. Allí se evaluará la aprobación del waiver imprescindible para continuar la relación entre acreedor y deudor, ante la falta de cumplimiento en la acumulación de reservas del Banco Central. Para precalentar el ambiente y dejar en claro la posición de Washington, el Gran Hermano habló el jueves pasado, a través de su vocera Julie Kozack —que alguna vez fue jefa de misión para el país, pero fue corrida por el mal comportamiento del deudor—, quien dijo sin eufemismos: “En este momento, alcanzar el objetivo de reservas para fin de año será un desafío.” “Reservas más sólidas son necesarias para reforzar la estabilidad macroeconómica ya lograda y fortalecer la resiliencia frente a shocks externos.” “Sin reservas suficientes, el país no podrá reacceder oportunamente a los mercados internacionales de capital.” “Argentina debe implementar un marco monetario y cambiario coherente, con aportes más ambiciosos para acumular reservas.” “El Gobierno debe aprovechar la ventana de oportunidad para ordenar el esquema macroeconómico.” “Pese a los avances en inflación y pobreza, la acumulación de reservas sigue siendo esencial.” Claro. Literal. Directo. Sin grises. Como habla el Gran Hermano. La realidad es que Argentina “no está nominada” para dejar el certamen. Viene de pasar satisfactoriamente la prueba electoral del 26 de octubre, recibiendo un espaldarazo al plan económico de Javier Milei. Algo que tranquilizó, obviamente, al Fondo. Ahora llega el período complejo de transición hacia el cierre de 2025 y el comienzo de 2026, cuando se deberán evaluar los cumplimientos del acuerdo firmado el 11 de abril del año pasado. Y habrá un solo debate: cómo piensa el Gobierno aumentar el nivel de reservas del Banco Central durante el primer semestre de 2026 para, ahora sí, cumplir a rajatabla la imposición del organismo que conduce Kristalina Georgieva. Desde Buenos Aires saben que el año se cerrará sin problemas de superávit fiscal, con un nivel de ahorro que no comprometerá el objetivo del 1,5% del PBI. También se sabe que no hubo ni habrá emisión monetaria durante lo que queda de 2025 ni durante 2026. El FMI ve ambas consignas como los grandes activos argentinos. Pero tampoco vería con malos ojos que se utilice emisión si es para incrementar reservas y, quizá, mejorar el valor de mercado de la divisa. El Gran Hermano de Washington observa otra realidad positiva: Milei avanza en la primera gran reforma estructural comprometida con el FMI, la laboral. Son cambios que se reclaman desde los años del menemismo. Sin embargo, para el organismo siempre hay un “pero”. De las tres reformas comprometidas, la laboral era la menos importante. Técnicos al fin, habrían preferido que el primer cambio fuese la reforma tributaria o la previsional, porque cuando revisan las cifras fiscales ven problemas serios en los ingresos impositivos. Lo confirmó esta semana la recaudación tributaria: en los últimos cuatro meses fue inferior a la inflación y, en noviembre, casi un 10% negativa. Aunque en lo que va de 2025 el saldo sigue siendo positivo (unos ocho puntos por encima del IPC), la tendencia muestra una brecha creciente. Y se sabe que la consistencia tributaria mensual es la “cuarta meta” —no escrita— del acuerdo. Otro tema del que el Gran Hermano hablará en el confesionario de enero. Será entonces. Pero la producción del programa ya empezó a preparar el guion. Pablo Temes Por Carlos Burgueño-Perfil

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