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  • Tecnología misionera para un futuro sostenible: bioplásticos hechos con mandioca

    CABA » Plazademayo

    Fecha: 05/12/2025 23:35

    Un equipo del CONICET y la empresa misionera Plastimi desarrolla bioplásticos hechos con mandioca. El proyecto impulsa innovación regional, reduce la dependencia de resinas importadas y disminuye el impacto ambiental de los plásticos derivados del petróleo. Un equipo de investigación del CONICET avanza en el desarrollo de bioplásticos hechos con mandioca, mediante un convenio con la empresa misionera Plastimi SRL, especializada en la producción de envases. El trabajo se realiza en el Instituto de Materiales de Misiones (IMAM, CONICET-UNAM) junto con el Grupo de Preservación y Envases (GPE) y el Programa de Celulosa y Papel (PROCYP). Las investigadoras Cristina Area y Pamela Cuenca lideran el proyecto, orientado a producir bioplásticos para todo el país a partir de una materia prima regional. La iniciativa busca reducir la importación de resinas y mitigar el impacto ambiental asociado a los plásticos convencionales. En la actualidad, ninguna empresa argentina fabrica materiales biodegradables de este tipo y Plastimi importa resina europea de almidón de maíz para cubrir la demanda. La colaboración entre el IMAM y Plastimi tiene una trayectoria de más de una década. “Ellos se acercaron a nosotros y empezamos a trabajar en proyectos conjuntos”, señaló Cuenca. Su investigación comenzó con recubrimientos basados en almidón de mandioca para preservar quesos y, más tarde, se orientó hacia la obtención de materiales biodegradables mediante extrusión. Una innovación con sello regional El convenio actual busca obtener una formulación eficiente y una tecnología capaz de producir pellets biodegradables, un insumo clave para fabricar bolsas y películas flexibles. El desarrollo incorpora un enfoque de economía circular, al incluir aditivos derivados de residuos lignocelulósicos como micro y nanocelulosa y componentes de colofonia, una resina del pino utilizada para mejorar propiedades mecánicas y funcionales. La elección de la mandioca responde a su relevancia económica en Misiones y al potencial de generar valor agregado local. “Queremos impulsar un desarrollo regional que aproveche nuestra materia prima”, afirmó Cuenca. Los bioplásticos comerciales suelen producirse con almidón de maíz o papa, pero este proyecto propone una alternativa novedosa y transferible a la industria. Articulación público-privada y transferencia tecnológica El avance fue posible gracias al Proyecto PICTA 2021, que financió la adquisición de equipamiento, incluida una extrusora pelletizadora piloto adaptada a bioplásticos. En mayo de 2025 se concretó el convenio de I+D entre CONICET y Plastimi, gestionado por la Oficina de Vinculación Tecnológica del Nordeste. La maquinaria quedó instalada en comodato dentro de la planta de la empresa, lo que permite trabajar directamente en escala piloto-industrial, con una capacidad de producción de 5 a 35 kilos por hora. “Este trabajo es un ejemplo de innovación aplicada a un futuro sostenible. La articulación público-privada transforma conocimiento en soluciones concretas”, afirmó Nicolás Guelman, propietario de Plastimi SRL. El desarrollo tecnológico permitirá a la empresa producir materiales biodegradables con insumos locales, reducir su dependencia de plásticos derivados del petróleo y ampliar su capacidad productiva. Además de envases, el equipo investiga cubiertas vegetales (mulching films) para cultivos regionales como tomates y Cannabis sativa medicinal, un insumo actualmente no fabricado en el país.

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