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» Data Chaco
Fecha: 05/12/2025 10:30
Después de más de dos décadas de ruta, Ojos Locos finalmente llegará a Chaco para su primer show en la provincia. La banda se presentará el sábado 13 de diciembre en el marco del festival Resiste Rock, que tendrá lugar en Jarana (Av. Alvear 1356) y que reúne dos jornadas dedicadas al metal y al rock and roll. El grupo liderado por Martín Martínes será protagonista del Día 2, compartiendo cartel con Hermosos Pichones, La Cucha y Suelo Chamán. La fecha formará parte de la gira que celebra las dos décadas de su primer álbum. En El Garage de Data, Martines lo definió así: "Esta es la primera vez que vamos a ir a Chaco y nos agarra en un momento donde estamos haciendo una gira que es la presentación de un show que es la celebración de los 20 años de nuestro primer disco de estudio que es "Guerra de Nada", vamos a llevar ese show que es un poco largo". El formato del recital también será especial. "La primera parte del show tocamos todo el disco en el orden en el que se grabó y en una segunda parte es un popurrí de los demás discos de la banda", detalló el vocalista. La decisión artística implica un regreso a las raíces, pero no desde la melancolía. "Decidimos no colgarnos de la nostalgia sino compartir algo muy importante para nosotros que fue la elección de los temas y el orden. Y al escucharlo en vivo adquiere un nuevo significado". ¿Volvió el rocanrol? Martines también reflexionó sobre la escena actual y la supuesta "vuelta" del rock en la cultura argentina. Desde su perspectiva, el género nunca se fue: "No creo que el rock se haya ido, y por eso no volvió. Siempre estuvo en el mismo lugar. El rock o el rocanrol o el rock barrial o el rock rolinga, le podemos poner muchos nombres, pero creo que hay un solo rock y es una manera de vivir la vida". Para el músico, la vorágine del consumo cultural aceleró los ciclos de moda, pero no logró desplazar al género: "El rock responde a la dinámica social y cultural, las cosas tienen como un ciclo donde explotan como una novedad, luego pasa ese furor. Creo que vivimos en un contexto social y cultural de consumo que hace que ese proceso sea cada vez más rápido. Las modas se exprimen más rápido". El fenómeno que observa en los shows confirma que hay nuevas generaciones acercándose al rock: "Celebro que haya un montón de pibes jóvenes que hasta hace unos años estaban apuntando hacia otros géneros, más efímeros. Hay un reencuentro con algo que siempre estuvo". Y lo atribuye a una tradición propia del país: "Si bien no inventamos el rocanrol en Argentina, tenemos una gran idiosincrasia respecto a cómo lo transformamos y lo hicimos una música que nos representa, y no tiene que ver con un estilo sino con un modo de vida." Un género que narra un país Para Martines, los distintos géneros que conviven dentro de la escena comparten una sensibilidad social profunda: "En Argentina tenemos diversos géneros como el heavy metal, el punk, el hardcore, el reggae, más allá de las diferencias estilísticas cuentan las mismas historias, los mismos dolores. Nos unen". Esa identificación explica por qué tantos adolescentes siguen eligiendo la guitarra, la batería o el micrófono como forma de expresión: "El rock te espera, creo que hay un reencuentro entre estas nuevas generaciones de pibes que están buscando música. Y también hay pibes que de repente descubren que quieren tocar un instrumento, crear bandas nuevas. Uno siempre empieza cantando delante del espejo, imaginando a la audiencia o tratando de imitar a sus ídolos". Cromañón: memoria, heridas y aprendizaje Ojos Locos formó parte de la escena que atravesó la Tragedia de Cromañón. A más de dos décadas del hecho, Martines habla con una madurez que revela años de elaboración colectiva y personal: "Hoy, 21 años después, puedo decir que fue un proceso largo. Éramos pibes y teníamos otra visión de la vida cuando esto pasó. Teníamos menos herramientas para procesar el dolor. Hay razones que nunca se van a entender". "Buscamos mantener la memoria viva sobre lo que pasó, no queremos que le pase a ninguna otra generación", explica y agrega: "Cromañón fue una tragedia, una masacre que podía haber sido evitada si los controles gubernamentales hubieran funcionado, si no hubiera habido corrupción, si el lugar hubiera estado cerrado como debería haber estado porque tenía una habilitación trucha. Hay una cadena de responsabilidades penales y morales". El impacto atravesó a la banda tanto en lo humano como en lo artístico: "Para nosotros fue un antes y un después como banda y como personas". Y aun así, la música funcionó como motor de resiliencia: "Por suerte estuvimos del lado de la música, que fue la herramienta que nos sirvió para salir adelante, porque no era solamente afrontar lo que a uno le había pasado individualmente, sino que seguimos estando en un contexto donde había y hay sobrevivientes, familiares de víctimas. Fue, es y será un gran aprendizaje". Ese aprendizaje, advierte, debería trascender generaciones: "Buscamos que ese aprendizaje llegue a las nuevas generaciones, porque estas cosas en la historia humana les pasan a los jóvenes, a los pobres, a los marginados". Notas Relacionadas
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