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» Diario Cordoba
Fecha: 05/12/2025 02:33
La viruela del mono surgió entre roedores. La gripe aviar afecta a mamíferos marinos, gatos y desde hace poco también a rumiantes. El virus del Nilo es endémico de Doñana, pero por suerte, quien le puso el nombre se fijó primero en el país africano. Todas estas enfermedades tienen en común, además de los errores de percepción a los que inducen sus nombres, que están causadas por virus, esos microorganismos sobre los que aún se debate si son seres vivos o no. Para aclarar algunas de las cuestiones relacionadas con los virus y cómo combatirlos, este jueves ha estado en Córdoba Margarita del Val, química, viróloga e investigadora del CSIC, dentro del congreso Econatur. Margarita del Val, este jueves en Córdoba. / RVM Todos estos virus, además del que provoca la peste porcina africana y por supuesto el Covid, llevan años acaparando la actualidad informativa. El motivo es sencillo: "La posibilidad de otra pandemia está ahí", en palabras de Del Val, y puede provenir de cualquiera de estos patógenos o de otros que aún no hayan hecho saltar las alarmas, porque cada día se descubren virus nuevos. "Lo que tenemos que hacer es quedarnos en epidemias en vez de en pandemias", ha explicado la viróloga. La diferencia es la localización: mientras que una pandemia como la del Covid o algunas de la gripe fueron globales, otras están bien delimitadas en determinados espacios. ¿Cómo se propagan los virus? La propagación de una zoonosis se debe a varios factores. Entre otros, Del Val citó la aglomeración urbana. "Somos muchos y nos amontonamos en ciudades", ha asegurado la especialista en su conferencia. Y en los entornos urbanos es más fácil contagiarse, como demostró la pandemia del Covid. Pero además, "movemos mucho a los animales domésticos y en la cadena de producción", lo que ayuda a que un virus colonice espacios con rapidez. Y sin darnos cuenta, hacemos lo mismo con los insectos, que "gracias al calentamiento global son capaces de asentarse en zonas que antes les eran más difíciles por tener inviernos fríos o altitudes elevadas". El ser humano ha desarrollado armas para combatir a estos diminutos asesinos silenciosos. La principal son las vacunas, pero su efectividad depende mucho de cómo opere un determinado virus. Por el ejemplo, para combatir el Covid-19 se sabía que los coronavirus dependen de la proteína S, de modo que todas las vacunas (hay ocho activas) se centraron en ese mecanismo. Los retrovirus, por otro lado, funcionan de manera diferente y no sirve el mismo enfoque. Lo importante, según De Val, es saber reconocer a qué familia pertenece un determinado virus, lo que puede ofrecer "pistas diferentes" para desarrollar una vacuna. Ese método "parece que está dando resultados". Sea como sea, lo importante es seguir avanzando en vacunación, porque "si no investigamos no sabremos qué poner en la vacuna por mucha tecnología que tengamos".
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