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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/12/2025 08:51
La ansiedad puede provocar subidas temporales de presión arterial, pero no causa hipertensión crónica según especialistas de Mayo Clinic (Imagen Ilustrativa Infobae) La ansiedad es una respuesta natural ante el peligro o la presión cotidiana, pero sus manifestaciones van mucho más allá de lo emocional y pueden alterar diversas funciones corporales. Uno de los vínculos más discutidos es el que existe entre ansiedad y presión arterial alta: existe la creencia de que los episodios de ansiedad pueden desencadenar hipertensión crónica. Sin embargo, especialistas de Mayo Clinic aclaran que la ansiedad no genera presión arterial alta permanente, aunque sí puede causar subidas temporales que potencialmente resultan dañinas si se repiten con frecuencia. Qué es la presión arterial alta y cómo incide la ansiedad La presión arterial alta o hipertensión se define como el aumento sostenido de la presión de la sangre contra las paredes de las arterias. Este trastorno, común en adultos, puede conducir a complicaciones severas como enfermedad cardíaca, daño renal o accidente cerebrovascular. Según Mayo Clinic, la ansiedad no causa hipertensión crónica, pero los picos de presión durante episodios ansiosos sí merecen atención. Durante una crisis de ansiedad, el cuerpo libera adrenalina y cortisol, lo que eleva la presión arterial de forma transitoria (Pexels) Durante una crisis de ansiedad, el cuerpo libera hormonas como la adrenalina y el cortisol. Estas sustancias elevan temporalmente la presión arterial, preparándolo para responder al peligro. Los expertos de Mayo Clinic insisten en que estos aumentos son transitorios, pero advierten: “Cuando estos episodios resultan frecuentes, pueden dejar una huella similar a la de la hipertensión sostenida”. Diferencias entre aumentos temporales y crónicos de presión arterial Es fundamental distinguir entre los aumentos temporales de presión arterial, provocados por situaciones puntuales de ansiedad o estrés, y la hipertensión crónica, que se manifiesta como elevaciones constantes en los valores de presión arterial. Los especialistas aclaran que esas subidas ocasionales no equivalen a un diagnóstico de hipertensión, pero advierten que, si ocurren casi a diario o varias veces por semana, existe el riesgo de daño acumulativo en órganos vitales como el corazón o los riñones. Aunque la ansiedad no figura como causa directa de hipertensión crónica, mantener el organismo sometido a subidas recurrentes de presión puede representar un peligro similar para la salud cardiovascular. Episodios frecuentes de ansiedad generan daños similares a la hipertensión sostenida en órganos vitales como el corazón y los riñones (Imagen Ilustrativa Infobae) Además, la ansiedad suele ir acompañada de comportamientos que aumentan aún más el riesgo de problemas de presión arterial. Expertos de Mayo Clinic señalan que las personas ansiosas tienden a desarrollar hábitos poco saludables como fumar, consumir alcohol o ingerir alimentos en exceso. Estas prácticas, asociadas a un manejo inadecuado del estrés, incrementan significativamente la probabilidad de padecer trastornos cardiovasculares. La falta de ejercicio, el sueño insuficiente y la vida sedentaria, frecuentes en quienes experimentan ansiedad persistente, contribuyen a un círculo vicioso que favorece las subidas de presión arterial y deteriora el estado de salud general con el tiempo. Cuándo buscar ayuda profesional Contar con la asistencia de un profesional de la salud es primordial en casos donde la ansiedad se vuelve difícil de controlar o interfiere en la vida cotidiana. La consulta con un profesional de la salud mental es clave cuando la ansiedad afecta el trabajo, el estudio o las relaciones personales (Imagen Ilustrativa Infobae) De acuerdo con Mayo Clinic, la consulta con especialistas cobra importancia cuando la ansiedad afecta la capacidad de desempeñarse correctamente en el trabajo, el estudio o las relaciones personales. Los expertos afirman: “Un profesional de la salud mental puede orientar sobre el tratamiento más adecuado para cada situación”. Identificar la necesidad de ayuda y recurrir a estrategias terapéuticas eficaces permite minimizar el impacto de la ansiedad, mejorar la calidad de vida y proteger la salud integral. Recomendaciones para controlar la ansiedad y prevenir el daño a la presión arterial Aunque la ansiedad no es causa directa de hipertensión crónica, gestionarla adecuadamente resulta fundamental para evitar efectos negativos sobre la presión arterial. Los expertos sugieren: Realizar actividad física regularmente, adaptada a cada persona. Seguir una alimentación balanceada y limitar el consumo de sal. Evitar el tabaco y reducir el consumo de alcohol. Mantener un buen descanso nocturno y establecer rutinas de sueño. Practicar técnicas de relajación y respiración para enfrentar el estrés. Identificar situaciones que generan ansiedad y tomar medidas para afrontarlas. Buscar apoyo profesional si los síntomas interfieren con la vida diaria. La actividad física regular, adaptada a cada persona, ayuda a controlar la ansiedad y proteger la presión arterial (Imagen Ilustrativa Infobae) Incorporar estos hábitos y recibir asesoramiento especializado cuando sea necesario permiteproteger la salud cardiovascular y mejorar el bienestar general, evitando posibles complicaciones asociadas a episodios frecuentes de ansiedad.
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