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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 03/12/2025 06:21
En Concordia, los arroyos son parte del paisaje cotidiano, pero también del sistema ambiental que sostiene la vida de la ciudad. ¿En qué condiciones están el Manzores, el Yuquerí Grande y el Yuquerí Chico? ¿Cómo se monitorean? ¿Qué ocurre con los arroyos que rodean el Parque Industrial? ¿La contaminación que se observa en la superficie refleja un problema profundo? Para responder estas preguntas, Despertar Entrerriano conversó con el ingeniero en alimentos Carlos Pantaleone, responsable de la Dirección de Saneamiento Ambiental de la Municipalidad. Tres arroyos y un mismo desafío El sistema hídrico urbano se organiza principalmente alrededor de tres cursos: el Manzores, el Yuquerí Grande y el Yuquerí Chico, este último atravesando la zona del Parque Industrial. Pantaleone explica que todos padecen, en distinta medida, el impacto del crecimiento urbano. “Generalmente la ciudadanía toma conciencia de la contaminación cuando se ve mortandad de peces”, señala, aunque aclara que en la mayoría de los casos no se debe exclusivamente a contaminación química, sino a una combinación de factores ambientales y climáticos que ponen en estrés al ecosistema. Durante los últimos dos años se registraron episodios de mortandad vinculados principalmente a temperaturas extremas, tanto altas como bajas. “Las temperaturas por encima de los 30 grados disminuyen la disolución de oxígeno en el agua, y cuando hay cardúmenes numerosos compiten por ese oxígeno y terminan muriendo asfixiados. Eso se llama anoxia”, explica. En el extremo opuesto, cuando el río baja de los 13 grados, los peces detienen su metabolismo y quedan vulnerables a hongos presentes de manera natural. “Ahí sus defensas bajan y los hongos los atacan”, detalla. Para entender qué tan alejados están los arroyos locales de un estado ideal, Pantaleone traza una comparación clara: un arroyo sano es aquel que conserva su movimiento natural, permite la correcta oxigenación del agua y favorece que la materia orgánica se degrade por oxidación y no por putrefacción. “Si no hay oxígeno, la materia orgánica se pudre y consume todo el oxígeno disponible, compitiendo con los peces”, resume. El ingeniero advierte que los arroyos que nacen en zonas rurales o serranas mantienen mejores condiciones que aquellos que atraviesan áreas densamente pobladas. A medida que el curso avanza hacia la ciudad, la contaminación se vuelve inevitable. Desde residuos sólidos hasta restos de alimentos y microbasura, todo termina impactando el ecosistema. “Ayer recorrimos los arroyos y estaban llenos de basura. Paquetes de galletitas, nylon, pañales”, sentencia. Control, monitoreo y análisis: cómo se trabaja en la ciudad El monitoreo de los arroyos se realiza en distintos momentos del año, principalmente a la salida y entrada del verano, cuando la actividad biológica se intensifica. La Dirección de Saneamiento Ambiental lleva adelante controles periódicos y análisis de laboratorio, en articulación con la Facultad de Ciencias de los Alimentos, que cuenta con la tecnología para medir parámetros clave de calidad de agua. “Donde hay actividad humana, la contaminación siempre va a ser mayor. No quiere decir que sea extrema, pero sí hay una alteración de la calidad original del agua” explica. La tarea se repite en los arroyos del Parque Industrial, donde las empresas también están obligadas a controlar sus efluentes. Aunque el paisaje pueda sugerir diferencias marcadas, Pantaleone asegura que el proceso es similar.“Se hacen análisis cada seis meses aproximadamente, muchos de ellos sorpresa. Las empresas deben presentar sus estudios y nosotros hacemos los nuestros para comparar”, explica. ¿Hay mantenimiento directo sobre los arroyos? El trabajo municipal se enfoca principalmente en la remoción de residuos sólidos a través de equipos de limpieza coordinados por la subsecretaría de Ambiente. Dependiendo de la situación, se actúa también ante denuncias o irregularidades detectadas, como ocurrió recientemente con la presencia de maquinaria trabajando sobre el lecho del arroyo Manzores. “Estaban sacando arena y eso está absolutamente prohibido”, subraya. No obstante, Pantaleone pone el foco en el comportamiento social: “Ojalá todos hiciéramos las tareas de cuidado ambiental. Cada papel, cada pañal, cada residuo que se tira en la costa termina en el agua. No hay forma mágica de que desaparezca”. Aunque los arroyos de Concordia no están en un estado crítico, sí muestran señales claras del deterioro que genera la actividad humana. La tendencia preocupa a especialistas de todo el país y forma parte de discusiones científicas más amplias. Este año, incluso, un congreso nacional en Santa Fe reunió a biólogos y equipos del CONICET para analizar los eventos de mortandad de peces que se repiten en distintas provincias. Para Pantaleone, el camino hacia la mejora depende tanto de políticas públicas como del comportamiento cotidiano de los vecinos. “Cada acción tiene una consecuencia. Si seguimos tirando basura, si seguimos alterando los márgenes, si no cuidamos los espacios, vamos a ir empeorando”, advierte. Fuente: Despertar Entrerriano
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