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» Misionesparatodos
Fecha: 03/12/2025 01:48
El mandatario de facto venezolano encabeza actos públicos mientras se espera un anuncio del presidente de Estados Unidos en relación a Venezuela. En Washington crecen los cuestionamientos al costo militar y político de la operación. El presidente de facto de Venezuela, Nicolás Maduro, enfrenta las amenazas de Donald Trump fiel a su estilo: este lunes bailó durante un acto público en las afueras del Palacio de Miraflores, en Caracas, frente a miles de personas. El mandatario aprovechó la ceremonia de juramento de un nuevo buró político del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), para declarar a diciembre como mes de la "rumba y más rumba", mientras se movía al ritmo de una canción del género venezolano "changa tronic". La letra decía "No war, no crazy war... peace, peace, yes peace" ("no a la guerra, no a la guerra loca; paz, sí, paz", en inglés). Sonaba en la voz del mismo Maduro, ya que se trata de un remix que usa sus declaraciones. Este baile es interpretado por los analistas internacionales como un abierto desafío a la presión de Donald Trump para que Maduro abandone Venezuela. Según la agencia Reuters, en la llamada telefónica del 21 noviembre, Trump habría ofrecido a Maduro un salvoconducto para él y su familia, junto a un ultimátum: debía dejar el país antes del viernes 28 de noviembre. El mandatario latinoamericano habría pedido en cambio inmunidad judicial para él y otros 100 funcionarios frente a procesos judiciales, y mantener el control tanto sobre las fuerzas armadas como sobre la conducción política, con Delcy Rodríguez presidiendo el país. Ante la falta de acuerdo, Trump le dio el ultimátum. Y Maduro bailó sobre él, celebrando la Navidad y arengando al público al grito de "A mí no me para nadie". Se espera un anuncio de Trump sobre Venezuela Mientras tanto, en Washington, la Casa Blanca comunicó que "el presidente hará un anuncio” a las 16 de este martes. Si bien no se especificó el tema, se especula que podría tratarse de un anuncio sobre una posible intervención en Venezuela. El escenario es complejo para Trump, que ya desplegó en el Caribe una cantidad de tropas y armamento militar nunca vista desde la invasión a Panamá en 1989, con más de 15 mil hombres, el portaaviones nuclear más importante de la flota y una fuerza aérea compuesta por cazas, misiles y drones. Sin embargo, los analistas internacionales coinciden en que todo ese poderío no sería suficiente para una incursión militar exitosa en Venezuela. Por lo tanto, si Trump no consigue persuadir a Maduro de que abandone el poder, la situación corre peligro de estancarse. El gasto militar de Estados Unidos en el Caribe aumenta cada día desde hace cuatro meses, y ya levanta intensas críticas tanto entre la oposición como entre algunos republicanos. Según una encuesta difundida por la cadena de noticias CBS, el 70% de los ciudadanos estadounidenses desaprueban una intervención militar en Venezuela. Acusan a Trump de "crímenes de guerra" por la muerte de dos venezolanos en una operación militar Otro tema persigue a Donald Trump puertas adentro: la dudosa legalidad de un ataque estadounidense en el Caribe. El 2 de septiembre, un misil destruyó una embarcación venezolana que supuestamente traficaba drogas, y los sobrevivientes quedaron a la deriva. Según publicó el Washington Post, un segundo misil los mató cuando ya no eran peligrosos. El vicealmirante Frank Bradley enfrenta acusaciones de crímenes de guerra por esta operación. La Casa Blanca dijo que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, autorizó inicialmente el ataque letal contra el barco, que transportaba a 11 presuntos miembros del Tren de Aragua –calificado como organización terrorista por Trump–, pero que fue Bradley quien decidió el "seguimiento" para eliminar a dos hombres que flotaban en el agua tras el primer impacto. Esto fue interpretado por expertos en derecho internacional como una violación flagrante de las leyes de guerra. La Operación Lanza del Sur, que supuestamente busca terminar con el narcotráfico de origen venezolano en el Caribe, ya se cobró 83 víctimas fatales. Cuando el Washington Post destapó este escándalo, el gobierno de Trump lo calificó como “fake news”. Un tiempo después, el presidente afirmó: "Pete (por Hegseth) dijo que no ordenó la muerte de esos dos hombres. Y yo le creo". Pero a medida que la presión del Congreso aumentaba, la situación cambió. La vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo: "El secretario Hegseth autorizó al almirante (Frank) Bradley llevar a cabo estos ataques cinéticos". Y agregó: "El almirante Bradley actuó bien dentro de su autoridad y la ley al ordenar la ofensiva para asegurarse de que el bote fuera destruido y la amenaza a los Estados Unidos de América fuera eliminada". Mientras el escándalo crece, Maduro baila, dispuesto a celebrar su Navidad número 12 como presidente de Venezuela. Fuente: Perfil
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