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  • Qué son las “banderas naranjas” en las relaciones y cómo detectarlas para evitar vínculos tóxicos

    Concordia » Hora Digital

    Fecha: 03/12/2025 00:22

    Las “banderas naranjas” son señales sutiles en las relaciones que pueden dañar la salud emocional. Identificarlas a tiempo ayuda a construir vínculos más auténticos y saludables, según expertos y estu Más allá de los clásicos colores del semáforo, que se usan en distintos ámbitos, en el contexto de las relaciones de pareja modernas apareció un nuevo concepto: las “banderas naranjas”. Estas señales, menos evidentes que las conocidas “banderas rojas”, pueden afectar de manera significativa la salud emocional de quienes buscan relaciones auténticas y satisfactorias. Un análisis publicado por The Washington Post destaca la importancia de reconocer estos patrones de comportamiento para evitar vínculos insatisfactorios y proteger el bienestar emocional. Las banderas naranjas son indicios sutiles que aparecen en las etapas iniciales de una relación. A diferencia de las banderas rojas, que suelen señalar conductas abiertamente tóxicas o dañinas, estas señales son más difíciles de detectar, pero pueden erosionar la autoestima y dificultar la construcción de relaciones genuinas y equilibradas. La psicóloga clínica Sarah Gundle señaló en su columna que estos comportamientos suelen pasar desapercibidos, en parte debido a la presión social y a estereotipos de género que llevan a las personas a minimizar sus propias necesidades o a dudar de sus percepciones. Según la Australian Psychological Society (APS), las señales tempranas de advertencia en las relaciones incluyen la evasión del conflicto, cambios abruptos en el comportamiento, la tendencia a minimizar las propias necesidades y un aumento progresivo de la inseguridad. La APS advierte que estos patrones, si se ignoran, contribuyen al deterioro gradual de la confianza, la comunicación y el bienestar emocional, por lo que es fundamental abordarlos desde el comienzo para favorecer vínculos más saludables. Uno de los comportamientos que ejemplifican estas banderas naranjas es el “ghostlighting”, una combinación de “ghosting” (desaparecer sin explicación) y “gaslighting” (hacer dudar a la otra persona de su percepción). Este patrón se manifiesta cuando alguien alterna entre mostrar interés y desaparecer, para luego reaparecer como si nada hubiera ocurrido. Gundle explicó que este tipo de conducta genera confusión y autocrítica en la persona afectada, que puede llegar a cuestionarse si está exagerando o siendo demasiado exigente. La especialista advirtió que aceptar menos de lo que se merece conduce a restarse valor a sí misma, lo que puede derivar en una sensación persistente de inseguridad. Investigaciones recientes en psicología han demostrado que la ambigüedad en las señales relacionales —comportamientos inconsistentes o evasivos, sin ruptura clara ni compromiso explícito— genera un conflicto emocional constante y dificulta establecer límites saludables. El estudio “Ambiguous Rejection in Romantic Relationships: A Social Exchange Perspective”, publicado por la American Psychological Association, concluye que estas situaciones no solo aumentan la ansiedad e inseguridad, sino que también dificultan la salida de relaciones desbalanceadas y perpetúan la autocrítica y la duda. Otro patrón frecuente es la evitación de la profundidad emocional. En estos casos, la relación se mantiene en un nivel superficial, sin que ninguna de las partes comparta aspectos significativos de su vida o emociones. Gundle describió situaciones en las que, tras meses de interacción, una persona puede darse cuenta de que desconoce aspectos fundamentales de su pareja, como su historia familiar o sus verdaderos sentimientos. Esta falta de apertura impide el desarrollo de una conexión auténtica y deja a ambas partes en una relación insatisfactoria, donde la vulnerabilidad y el crecimiento conjunto resultan imposibles. La desviación, o “deflection”, consiste en evitar sistemáticamente hablar de uno mismo, desviando la conversación hacia el otro. Aunque al principio puede parecer que la otra persona muestra interés genuino, con el tiempo se hace evidente que existe una resistencia a compartir información personal. Según el análisis de Gundle en The Washington Post, este comportamiento puede deberse al temor a ser conocido o a una necesidad de mantener el control en la relación. El resultado es una dinámica desequilibrada, en la que solo una parte se expone emocionalmente, generando soledad y frustración. El fenómeno de las “situationships” se caracteriza por la ambigüedad y la ausencia de compromiso claro. En este tipo de vínculo, una de las partes evita definir la relación, rehúye etiquetas y mantiene la exclusividad solo en la práctica, sin asumir compromisos explícitos. La psicóloga explicó que esta actitud suele estar motivada por el miedo a la vulnerabilidad que implica el compromiso. Además, cualquier intento de clarificar la relación se interpreta como una muestra de inseguridad, lo que refuerza la confusión y la insatisfacción. Ignorar estas señales puede tener un impacto profundo en la salud emocional. Las personas que minimizan sus propias necesidades o aceptan comportamientos ambiguos tienden a experimentar una disminución de la autoestima y una creciente dificultad para confiar en sus propios criterios. Como advirtió Gundle en The Washington Post, “querer saber dónde te encuentras, desear que la otra persona se abra y necesitar sentir seguridad no son exigencias excesivas, sino requisitos mínimos para cualquier relación viable”. El primer paso para protegerse de las banderas naranjas es desarrollar conciencia sobre su existencia. Reconocer estos patrones permite tomar decisiones informadas y priorizar el propio bienestar. Gundle recomendó plantear preguntas directas, como “he notado que no hemos definido lo que somos y me gustaría hacerlo”, para evaluar la disposición de la otra persona a comprometerse. Esta estrategia ayuda a identificar rápidamente a quienes no están dispuestos a ofrecer un espacio genuino en sus vidas. Más allá de identificar comportamientos problemáticos, la columna de The Washington Post subrayó la importancia de la autovaloración y el discernimiento. La presión por ser “fácil de llevar” o “poco demandante” puede llevar a las personas a sacrificar sus propias necesidades. Aprender a reconocer el propio valor y establecer expectativas claras resulta esencial para evitar relaciones insatisfactorias y construir vínculos saludables.

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