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Victoria » Radio LT39
Fecha: 02/12/2025 13:34
Sergio Dalcol, actual secretario de FARER, se prepara para asumir como el próximo presidente de la entidad rural. Su asunción está programada para el 12 de diciembre durante la próxima asamblea en la Sociedad Rural de La Paz. En un contexto de fuertes subas en el precio de la hacienda, Dalcol ofrece en esta entrevista con el periodista Carlos Pérez, en el programa “Puntos comunes” de Radio Victoria, una explicación detallada sobre el rol del productor, el consumo interno y las complejidades del mercado. Recientemente se dio a conocer un informe sobre el aumento constante y significativo del precio de la hacienda durante noviembre. ¿Cómo ha repercutido esta noticia en usted y los productores? El informe al que hacen referencia lo publica FARER de forma mensual, basándose en un relevamiento en muchas de sus sociedades rurales de base que tienen locales de remate feria. No deja de sorprendernos el aumento que va teniendo la hacienda mes a mes, pues ya viene subiendo de forma constante y significativa desde hace un tiempo. Para el productor agropecuario, esta es una muy buena noticia. Yo estoy a pocos meses de jubilarme y siempre escuché que algún día la hacienda iba a valer; nunca se dio en mis casi 65 años, y recién se viene a dar en este último tiempo, en este último año. P: ¿El productor tiene alguna cuota de responsabilidad en el aumento del precio final de la carne? Es fundamental entender que el productor agropecuario es solamente un tomador de precios, no le pone el precio a su mercadería. Cuando el criador vende su ternero o el invernador vende su animal terminado, lo envía a un remate. Ahí se determina el valor mediante una puja entre la oferta y la demanda. Hemos escuchado que la demanda o el consumo de carne ha disminuido. ¿A qué se debe esta suba de precio en pie, si el consumo bajó? R: En realidad, el dato concreto no está diciendo que el consumo esté disminuyendo. Hay una creencia de que sí, pero los datos duros demuestran que el consumo se mantiene e incluso ha subido, superando levemente los 50 kg por habitante y por año. Esto está acompañado por el incremento en el consumo de otras carnes, como la carne de cerdo o la carne de aves, que tienen una diferencia significativa de precio. En el conjunto de estas tres carnes, estamos casi superando los 120 kg por habitante y por año, lo que nos sitúa entre los dos o tres países a nivel mundial que comen más proteínas de origen animal. ¿Cómo se explica que la misma vaca pueda ofrecer cortes con valores tan dispares? R: La carne como tal es una cosa general, pero no es lo mismo. Hay muchos tipos de corte que le hacen una marcada diferencia. Se observa la aparición de carnicerías boutique que venden determinados cortes que antes no estaban. Es el mismo novillo, pero cortado y presentado de una manera diferente, con un valor que quizás es sustancialmente mayor. Por ejemplo, un corte popular puede superar los $18.000 o hasta los $20.000 por kilo. Hace unos días, en un frigorífico de Paraná, se ofrecía el kilo de asado por costillar entero en $8.500, una diferencia de casi el 100%. Hay para todos los gustos, para todos los bolsillos y para todas las posibilidades. ¿Cuánto recibe el productor por el novillo en pie comparado con lo que cuesta en el mostrador de una carnicería estándar? R: El kilo vivo de un novillo está aproximadamente entre $4.000 y $4.500. Un novillo terminado eficientemente rinde alrededor de un 56% de carne. Esto significa que, en términos promedio, la carne debería valer el doble y un poquito más de lo que cuesta ese novillo en pie, sumando los gastos de flete, comercialización y faena. Haciendo cuentas rápidas, si se pagan $4.500 por el animal en pie, la carne debería valer aproximadamente $9.000 el kilo puesto en la carnicería. Después, a eso hay que sumarle la ganancia del carnicero, quien vende los cortes de pulpa en $12.000, $13.000 o $14.000, y los cortes más baratos alrededor de $9.000 o $10.000. Hay que considerar también el recupero, que incluye el cuero y las menudencias (achuras), que tienen su valor. ¿Tuvo algún impacto positivo la reciente apertura para exportaciones hacia Estados Unidos? R: La ganadería, en general, tiene efectos retardados en la repercusión de los precios, donde hay que esperar de mínima entre dos y tres años. Históricamente, al país le costaba cubrir las cuotas que ya tenía, como la Cuota Hilton con hueso de 20.000 toneladas. Si antes costaba cumplir con 20.000, no va a ser tan sencillo cumplir con cuotas de 80.000, por ejemplo. Requiere un proceso extremadamente largo para poder llegar a tener esos volúmenes de producción. ¿Cuánto tiempo lleva el proceso de cría de un novillo hasta que está listo para la venta y faena? R: Aproximadamente unos tres años y medio. El proceso incluye nueve meses de gestación, más unos siete meses en que el ternero permanece junto a la madre hasta el destete. Luego del destete, son aproximadamente 24 meses más hasta que se alcanza un peso de faena. Esto también depende del tipo de hacienda: si es para consumo liviano (lo que prefieren los argentinos, animales de 400 a 420 kg) o si son cortes de exportación, que son animales más pesados con otro tipo de terminación. ¿Cuál es el riesgo de que haya medidas que interrumpan este proceso? R: Lo peor que los gobernantes pueden llegar a hacer es cortar de forma artificial con medidas de escritorio cualquier tipo de desarrollo normal del proceso. Si un productor planea un novillo de exportación y a mitad de camino se impone una medida restrictiva cuando el animal supera los 460 o 470 kg, se crea un problema tremendo. Ese animal, al ser tan grande, a veces ni siquiera encuentra mercado en el consumo interno porque no es del gusto de los argentinos. Además, ese productor está pagando un costo altísimo, ya que, después de un determinado nivel de peso, el animal requiere más alimento para convertir, generando grasa en lugar de carne. Es crucial que el productor trabaje con la cabeza despejada, confiando en que no habrá nada que impida el desarrollo de su producción. Sergio Dalcol – FARER RESUMEN DEPORTIVO
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