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  • Siete de cada diez familias recibieron tarde la alerta para sacar a sus hijos del colegio el día de la dana

    » Diario Cordoba

    Fecha: 02/12/2025 08:48

    Un año después de que el agua desbordase las aulas, un informe de Educo revela que la Conselleria de Educación suspendió la asignatura más crucial de la dana: la comunicación. El 68% de las familias considera que el aviso para recoger a sus hijos fue tardío o insuficiente, una mayoría abrumadora que ilustra cómo la ausencia de un sistema de alerta unificado dejó desamparadas a las familias y a los a yuntamientos solos ante la catástrofe, con más improvisación que planificación. La rapidez de la emergencia requería de precisión, pero el reloj administrativo falló. Solo un escaso 32% de los padres y madres sintió que la notificación (de la que eran responsables los ayuntamientos) llegó con tiempo suficiente, el resto afrontó la crisis a ciegas. Este fallo se desglosa en datos que explican la angustia vivida: el 28% de las familias recibió el aviso con poco margen de reacción, obligándoles a tomar decisiones precipitadas. El problema fue aún más grave para un considerable 12% que asegura haber recibido la notificación cuando ya era demasiado tarde para una recogida segura. En algunos casos, los padres llegaron al centro mientras el agua subía, asumiendo riesgos directos ante la ausencia de una orden clara y preventiva. Vuelta al cole en barracones en Benifaió / Daniel Tortajada Ni siquiera se les avisó La desorganización alcanzó el nivel de lo impensable para un 19% de los hogares, que no recibió ningún aviso por parte de las autoridades o los centros. Esta parte de la comunidad educativa quedó totalmente a la deriva en el pico de la emergencia, sin información oficial sobre el estado de sus hijos o el cierre de las instalaciones. El mensaje, cuando llegó, fue un borrador plagado de indefiniciones: solo un 35% de las familias lo calificó de "claro y suficiente". El 56% restante lo tachó directamente de deficiente. Dentro de este grupo, el 19% lo consideró incompleto, el 27% inadecuado y el 10% inútil para la toma de decisiones, evidenciando que la información emitida no estaba conectada con la realidad vivida sobre el terreno. Vuelta al cole en barracones en Massanassa tras la dana / Germán Caballero Muy pocos centros preparados La raíz de esta cadena de errores no es coyuntural, sino estructural. El informe de Educo subraya que solo uno de cada 16 centros consultados disponía de protocolos de seguridad ante inundaciones antes de la dana. Esta carencia de un plan formalizado explica por qué la decisión de cerrar o evacuar recayó en la improvisación y en la respuesta local de cada ayuntamiento, lo que generó la disparidad y el retraso en los avisos. La administración autonómica, por su parte, tardó "varios días" en ofrecer información oficial a los centros más afectados, limitándose a comunicaciones "burocráticas" centradas en la recolección de informes de daños, en lugar de articular respuestas educativas urgentes. La educación no fue tratada como un servicio prioritario en la postemergencia. Un año después educación está preparando un protocolo para emergencias meteorológicas que ha sido bastante criticado sobre directores y docentes, ya que descarga sobre ellos la responsabilidad de tener datos fiables y en tiempo real sobre la situación. El documento concluye con una nota de advertencia sobre la complacencia institucional. A pesar del trauma y las evidencias, la sensación de vulnerabilidad persiste: solo un ínfimo 4% de las familias encuestadas considera hoy que el centro está mejor preparado para afrontar una catástrofe futura. El informe es, por lo tanto, una hoja de ruta para exigir que se sitúe la comunicación clara y protocolizada con las familias como una prioridad en los futuros planes de contingencia, asegurando que el colapso del aviso no vuelva a poner en riesgo el derecho a la educación ni la seguridad de la infancia. Salida de los barracones del Ceip Orba de Alfafar. / Gonzalo Sánchez Una losa educativa que afectó al 77% de los alumnos Las consecuencias de este caos comunicativo y logístico se tradujeron en una pérdida educativa masiva. El 77% de las familias declara que su hijo perdió al menos un mes de clases efectivas o servicios esenciales. La catástrofe educativa se agrava para el 35% de los alumnos que sufrió una pérdida de más de dos meses de su calendario escolar. Además, la respuesta de atención psicosocial institucional, vital para gestionar el trauma, llegó tarde y fue principalmente no presencial en las primeras semanas, causando "retrocesos brutales" en el alumnado con necesidades educativas especiales y agravando el estrés en los hogares vulnerables (como los monomarentales). El dato más contundente es un suspenso a la normalidad: el 80% de las familias asegura que el rendimiento académico de sus hijos e hijas ha caído a raíz del desastre. Pero no solo eso, también han visto que están más nerviosos (47 %), irritables y con facilidad para el enfado (25 %), con dificultad para seguir las normas (18 %) o más retraídos con la gente (10 %). Se menciona incluso un aumento de la agresividad (8 %).

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