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  • Un nuevo negocio: apuestas sobre el rendimiento de jugadoras profesionales basadas en análisis de su ciclo menstrual. ¿Estamos hablando de misoginia?

    » El Ciudadano

    Fecha: 02/12/2025 08:04

    Por Laura Ruiz / Especial para El Ciudadano En Estados Unidos ha surgido una tendencia polémica: apostar por el rendimiento de las mujeres en función de su ciclo menstrual, especialmente en la WNBA (Women’s National Basketball Association). Esta práctica ha sido bautizada como “blood money” (que puede traducirse como dinero ensangrentado). Los apostadores analizan las estadísticas de tiro, minutos jugados, tendencias de acierto teniendo en cuenta el ciclo menstrual de jugadoras que previamente habían monitoreado, suponiendo en qué fase del ciclo menstrual se encuentra cada una y cómo reaccionan a ella. Una de las principales figuras de esta polémica fue el usuario de instagram “FadeMeBets”, un pronosticador de apuestas que dice analizar cualquier variable externa que le permita generar predicciones, las cuales luego vende a otros apostadores. Este usuario, que mantiene su identidad bajo anonimato, afirma una tasa de acierto del 68,75% en 16 de sus predicciones. Científicamente, es imposible predecir con exactitud el ciclo menstrual femenino ni su impacto en el rendimiento deportivo. Los cuerpos de las mujeres están sujetos a múltiples factores hormonales, y los ciclos varían entre personas e incluso de un mes a otro. Si bien existen indicadores que pueden sugerir ciertos comportamientos, cualquier predicción definitiva carece de base sólida. Amy West, médica deportiva, declaró a Wired: “No todas las mujeres son iguales. Sí, existe el ciclo tradicional de 28 días, pero cada mujer es diferente y varía según la persona, mes a mes…” Estas apuestas deben atenderse en un contexto donde la WNBA estableció récords en 2024 de consumo digital y ventas de productos, así como alcanzó más de 54 millones de espectadores y rompió su récord de asistencia en dos décadas. Un aumento sostenido en audiencia y visibilidad de la WNBA puede estar relacionado al surgimiento de esta tendencia: hay un mercado creciente, mayor demanda y más atención mediática. Por otra parte, Arwa Mahdawi, columnista de The Guardian, sugirió que, aunque las apuestas podrían hacer que más hombres empezarán a informarse mejor sobre la salud femenina y a involucrarse más en el deporte femenino, aumentando así sus recursos, es improbable argumentar que traerán beneficios y lo más probable es que sean una “moda misógina”. Varias críticas califican a la práctica como sexista y deshumanizadora. Isabel Sauras, en Bloom, afirma: “lo que hay detrás de estas apuestas es una mirada profundamente misógina y un menosprecio absoluto hacia las deportistas profesionales, como si su cuerpo y su menstruación fuera una variable que cualquiera pudiera analizar, interpretar y monetizar sin su consentimiento”. Para Sauras, esto lleva a que el cuerpo de las deportistas sea un dato más a explotar del mismo modo que el porcentaje de tiro o la estadística avanzada. Lucia Taboada, en El País, ha comentado que el principal problema de estas apuestas se encuentra en asociar la menstruación con menor rendimiento, lo que refuerza la idea de que el cuerpo femenino es menos fiable, más frágil, más emocional o menos profesional. Según Taboada, esta práctica sigue la vieja tradición de controlar y comentar el cuerpo femenino como si fuera dominio público.

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